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Ángelo Ficarra, un “cura bueno”, es destituido como obispo de Patti, municipio de la provincia Agrigento de Sicilia, después de que la curia del más alto nivel del Vaticano lo acusó implícitamente de no favorecer entre los feligreses de su diócesis el triunfo de los candidatos de la Democracia Cristiana, quienes perdieron dos elecciones municipales (1946 y 1949) ante opositores de filiación comunista, protestante o masónica. Los hechos en los que se vio envuelto Ficarra se suscitaron entre 1946 y 1957, cuando el Vaticano era liderado por el papa Pío XII, quien fuera aliado de los promotores de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945): los dictadores de Alemania e Italia, Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Apoyado en documentos personales e institucionales genuinos Sciascia (Racamulto, Agrigento, 1921-Palermo, 1989) reconstruyó un episodio histórico casi desconocido en el que denuncia cómo los principales dirigentes de la Iglesia Católica Romana –empezando por Pío XII y los cardenales de mayor jerarquía– mantuvieron activa su política de persecución nazifascista contra sus colegas que suponían adversos o ajenos a su ideología. En este caso se halló Ficarra, quien desde que estudió para sacerdote católico romano en 1913 fue ajeno a la política partidista y consciente de que la devoción religiosa de la mayoría de los habitantes de Sicilia era muy limitada o casi nula.
En buena parte del libro se hace evidente otro de los objetivos principales de En tierra de infieles: denunciar el uso recurrente de la mentira en las actitudes y dichos de varios de los “piadosos” apóstoles del Vaticano, sobre todo cuando se proponen doblegar y destruir a quienes consideran sus rivales. El más pertinaz de ellos es el cardenal Piazza, quien recibía instrucciones del papa Pío XII toda vez que desde 1938, cuando Eugenio Pacelli sólo era cardenal y Secretario de la Santa Congregación de Asuntos Religiosos, tenía en la mira a Ficarra por no permitir la exhibición en Patti de dos corto-cinemas de publicidad política del Partido Nacional Fascista.
Entre los argumentos que la curia Vaticana adujo para obligar al obispo de Patti a dimitir estuvieron el de que su vejez –en 1946 sobrepasaba los 60 años– ya no le permitía cumplir con eficiencia su misión pastoral porque se movilizaba con extrema lentitud y no veía ni escuchaba bien. Pero Ángelo Ficarra, quien durante más de una década se negó a renunciar, rechazó que se hallara enfermo y alegó que estaba en mejores condiciones que otros para el desempeño de sus tareas sacerdotales, que ejecutaba desde 1919, cuando fue designado arcipreste en Patti y vicario general en la curia obispal de Agrigento en 1934.
Su ascensión a obispo se dio en 1935, cargo en el que se mantuvo durante 22 años hasta que en 1957, mientras se hallaba de vacaciones en Canicatti, su pueblo natal, se enteró a través de los diarios L’ Expresso y Giornale di Sicilia que había “presentado” su renuncia y que en su lugar se hallaba otro prelado; que había sido nombrado arzobispo titular de la diócesis de Leontópolis de Augustaminca y que mientras llegaba el momento de asumir el nuevo cargo residiría en Roma con una generosa pensión en liras.
Pero la muerte lo sorprendió en 1959, no sin antes enterarse que la diócesis de Leontópolis era ficticia y que la población sede probablemente era la misma que el historiador israelí Flavio Josefo citó en uno de sus libros como el asentamiento de un templo hebreo que se hallaba a 20 kilómetros de Heliópolis, a 30 kilómetros de El Cairo, Egipto, y que muchos años después había sido conocida como Tell el Juddisdijjeh, nombre que en español equivale a “tierra de infieles”.
Esta obra fue publicada en 1971 y forma parte de un conjunto de medio centenar de textos de ensayo, dramaturgia, crónica, investigación histórica y novela. Entre los libros de este género más conocidos de Leonardo Sciascia se hallan El día de la lechuza (1961), El contexto (1971), Todo modo (1974) y El caso Aldo Moro (1978). Fue periodista y durante un breve lapso militó en el Partido Comunista Italiano (PCI). En la mayoría de sus páginas prevalece la denuncia de los problemas sociales y económicos de la clase trabajadora.
Este hecho ocasionará un fenómeno llamado "dimórfidos".
Florence y Edward se conocieron en un mitin contra las armas nucleares organizado en Londres en 1961.
El fallo se dedica a denunciar las prácticas de asechanza física y sicológica de uso común de los policías políticos de la mayoría de los Estados nacionales a fin de lograr la confesión de los sospechosos.
Fue contemporáneo de los grandes escritores estadounidenses del periodo entre los siglos XIX-XX, Frank Scott-Fitzgerald y John Steinbeck. Se identificaba con la política socialista.
Esta antología reúne poco más de 70 textos breves, la mayoría apenas rebasan una página o un par de líneas porque informan genéricamente de actos de espionaje.
Es una obra construida a modo de diario.
Se estima que esto ocurrirá en un lapso de 200 millones de años.
Es una relación detallada de los ilícitos de mayor dimensión cometidos por la burocracia más cercana al expresidente de Argentina, Carlos Menem.
Altamirano nació el 13 de noviembre de 1834 en Tixtla, Guerrero.
El espectáculo cósmico será visible, a través de telescopios, durante los días 28 y 29 de junio.
La maniobra de amerizaje ocurrió a bordo de la cápsula Crew Dragon durante la madrugada del 25 de octubre.
Claudio Beaumont era un hábil creador de eslóganes publicitarios, fantasioso “hombre invisible” y descubridor de “tesoros ocultos”, hasta que la noticia sobre el secuestro de una anciana en un barrio de París lo motivó a enriquecerse.
Los hechos en los que se vio envuelto Ficarra se suscitaron entre 1946 y 1957, cuando el Vaticano era liderado por el papa Pío XII.
El comic Tarzán de los Monos, que durante casi un siglo distrajo a millones de personas en gran parte del orbe.
Un modelo delictivo gringo de exportación universal.
Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista y escritor.