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Escafandra
Limpieza de sangre, de Arturo Pérez-Reverte
En esta novela (1997) la abundancia de pleitos con espada, puñal y escopeta y la persecución contra personas con ascendencia judía tienen como objetivo evidenciar el uso de la religión católica romana como un arma de explotación socioeconómica.


En esta novela (1997) la abundancia de pleitos con espada, puñal y escopeta y la persecución contra personas con ascendencia judía tienen como objetivo evidenciar el uso de la religión católica romana como un arma de explotación socioeconómica, manipulación, control y represión político-ideológica en favor de una minoría privilegiada. Su autor (Cartagena, España, 1951) utilizó un escandaloso episodio en el que al parecer estuvo involucrado en 1623 el Conde de Olivares, el “valido” (primer ministro) del joven e inepto rey Felipe IV (1621-1665): el asalto al convento de monjas Adoratrices Benitas para rescatar a una joven judía portuguesa secuestrada por los frailes Juan Coroado y Emilio Bocanegra, quienes usaban el monasterio como serrallo y no como recinto espiritual.

El intento de rescate, que resultó fallido, fue orquestado por Álvaro Luis Gonzaga de la Marca y Álvarez de Sidonia, conde de Guadalmedina y confidente del rey Felipe IV, quien rivalizaba con el Conde de Olivares porque quería reemplazarlo como “valido”. Sus ejecutores fueron el capitán Diego Alatriste y Tenorio, el poeta Francisco de Quevedo, Dómine Pérez, Iñigo Balboa –miliciano adolescente de sólo 13 años–, el padre de éste y tres hermanos de la novicia Elvira de la Cruz, quien había sido recluida en el convento con el engaño de una alcahueta al servicio de Coroado y Bocanegra. La primera acción de venganza fue el asesinato y la exhibición del cadáver de ésta en una silla de montar frente a la iglesia de San Ginés de Madrid, junto con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: “Para misas por su alma”.

El supuesto relator en primera persona de Limpieza de sangre –editada por primera vez en 1997– es uno de los apresados en el intento fallido de rescate quien, a diferencia de Elvira, que finalmente fue quemada por el Santo Tribunal de la Inquisición, fue liberado por ésta. En la novela se citan con frecuencia versos de Quevedo, Miguel Cervantes de Saavedra, Lope de Vega y Luis de Góngora; y descripciones de la terrible desigualdad social que prevaleció en el régimen feudal de los Habsburgo. Una España en la que las “manifestaciones religiosas debían obediencia a la hipocresía de los grandes y a la superstición del vulgo”… Y en la que “los pobres pagaban impuestos y los ricos gozaban de ellos”… una monarquía que “trocaba en desastres bélicos y desaciertos políticos” los impuestos del pueblo español “esquilmado, mal avenido, mal comido y peor gobernado”.

En esta obra Arturo Pérez-Reverte –periodista y autor de 30 novelas, de las que ocho tienen como protagonista central al capitán Diego Alatriste y Tenorio- recuerda que los judíos conversos al catolicismo fueron el principal blanco del Santo Oficio, creado por el monje dominico Tomás de Torquemada en 1492; que los reyes católicos por excelencia –Isabel II y Fernando de Aragón– “limpiaron” su sangre judía persiguiendo a los sefarditas; y que el propio Quevedo, Cervantes y Góngora se dijeron “cristianos viejos” para que no se les escarbara esta filiación. Invoca, asimismo, aunque de modo indirecto, que desde la época de La Biblia y el surgimiento del cristianismo, España y Portugal compartían el nombre judío Sefarad. Pérez-Reverte es autor de La Reina del Sur, novela cuyo personaje central es una narcotraficante mexicana. 


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista y escritor.


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