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La historia del Premio Abel
Es sabido que no existe un premio Nobel para matemáticos.
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Es sabido que no existe un premio Nobel para matemáticos. Para muchos, la medalla Fields es el equivalente al premio Nobel. En mi opinión no es así, el premio Nobel es otorgado anualmente por el gobierno de Suecia a personas con investigaciones sobresalientes, que hayan inventado nuevas técnicas o tecnología revolucionaria o hecho contribuciones notables a la sociedad. La medalla Fields no es asignada por un país, es concedida por la Unión Matemática Internacional, y en lugar de ser anual, se entrega cada cuatro años. Además, el premio Nobel no tiene límite de edad para ser conferido, mientras que la medalla Fields se otorga a matemáticos con un máximo de cuarenta años. El reconocimiento internacional para matemáticos más semejante a un premio Nobel es el Premio Abel y lo concede anualmente el gobierno de Noruega al matemático que haya contribuido revolucionariamente a esta área del conocimiento y generalmente se adjudica después de toda una vida dedicada a la investigación matemática. Por ello, afirmamos que el Premio Abel es la presea Nobel para los matemáticos. 

Niels Abel (1802-1829) es el matemático noruego más reconocido en la historia de esta especialidad. En sus pocos años de vida hizo contribuciones relevantes, por ejemplo, en 1824 demostró la imposibilidad de resolver ecuaciones de quinto grado usando raíces. Vivió muy precariamente, luchó por un puesto de trabajo que le permitiera vivir decentemente; sin embargo, el día que recibió la noticia de aceptación para un puesto de profesor universitario, murió de tuberculosis. 

La idea de otorgar un premio internacional similar al premio Nobel fue de Sophus Lie, el segundo matemático noruego más reconocido del mundo. Lie realizó una labor muy encomiable para reunir fondos destinados a conceder el premio; lamentablemente, murió en 1899, sin ver cristalizado su anhelo. 

En 1902 –en el centenario del nacimiento de Niels Abel– hubo otro intento del rey Oscar II de Noruega; los matemáticos Carl Stormer y Ludwig Sylow trabajaron en tal esfuerzo, pero no se logró mayor apoyo financiero. 

La publicación de libros biográficos exitosos de Niels Abel reconociendo su contribución a la matemática lograron que se retomara la idea del premio para conmemorar el segundo centenario de su nacimiento. Fue el primer ministro Jens Stoltenberg quién anunció, el 23 de agosto de 2001, que el gobierno de Noruega crearía un premio en memoria de Niels Abel. Fue una gran noticia para el mundo matemático; el premio se estableció desde 2003 para ser entregado en el bicentenario del natalicio del matemático noruego, bajo el auspicio de la Academia Noruega de Ciencias y con un beneficio económico de 7.5 millones de coronas noruegas –hoy día asciende a 770 mil euros– financiadas por ese gobierno. El Comité para otorgar el premio estuvo formado por cinco matemáticos reconocidos mundialmente en áreas distintas de esta ciencia que evalúan a los candidatos nominados anualmente y recomiendan un ganador a la Academia Noruega de Ciencias. Los miembros del Comité son designados por la junta directiva de la Academia Noruega de Ciencias, bajo propuestas de la Unión Matemática Internacional y la Sociedad Matemática Europea. La fecha límite de nominación es el 1° de septiembre de cada año. El premio, que se anuncia en marzo, puede otorgarse a una persona o compartirse por contribuciones estrechamente relacionadas. 

La entrega del premio tiene lugar en la Universidad de Oslo durante el mes de mayo, y la realiza el Rey de Noruega mediante una placa conmemorativa, una medalla y un diploma ante el auditorio conformado por miembros de la Academia de Ciencias y Letras de Noruega, personalidades académicas, profesores, alumnos, familiares del homenajeado, prensa extranjera, etc. Lo más parecido a la entrega de los premios Nobel. 

El primer ganador del Premio Abel fue el francés Jean-Pierre Serre (1926), especialista en geometría algebraica, teoría de números y topología. En 1954 recibió la medalla Fields por su reformulación de la teoría de H. Cartan sobre los espacios analíticos complejos. Lo admirable de estos grandes matemáticos radica en que conectan mundos de interpretación conceptual distintos, creando puentes, resolviendo problemas y ampliando la riqueza conceptual de la matemática.  


Escrito por Dr. Esptiben Rojas Bernilla

Colaborador


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