Considerada una de las cultivadoras del género de la poesía confesional, sus obras más conocidas son sus poemarios El coloso, Ariel y su novela semiautobiográfica La campana de cristal
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Escritora y poetisa modernista estadounidense, nació el 15 de noviembre de 1887 en el estado de Misuri. En 1905 ingresó a la universidad femenina Bryn Mawr College, en Pensilvania, de donde se graduó cuatro años después. Comenzó su labor poética en 1915 que se hizo pública en 1920 por una edición de Hilda Doolittle. Entre 1925 y 1929 fue editora del diario literario y cultural The Dial, a través del cual cumplió un papel fundamental en el descubrimiento y publicación de nuevos poetas como Elizabeth Bishop, Allen Ginsberg, John Ashbery o James Merrill.
Su Colección de poemas (1951) es quizá su obra más valorada y con la que ganó el Premio Pulitzer de Poesía, el National Book Award, y el premio Bollingen. Fue anfitriona de todo tipo de eventos, entre ellos los deportivos, donde conoció a Muhammad Ali, quien colaboró en su álbum recitado I Am the Greatest!
Como ferviente cultivadora de la poesía reflexiva (en oposición a la de las emociones), su obra fue en su tiempo radical e innovadora. Usó una especie de collage literario en el que incorporaba citas de conversaciones, libros, revistas u otros poemas con un ritmo silábico, es decir, medía sus versos por silabas y no por pies métricos, lo que les daba una musicalidad única.
TRADUCCIÓN: ALBERTO GIRRI, FERNANDO PÉREZ VILLALÓN
SILENCIO
Mi padre solía decir:
–La gente superior no hace visitas largas.
No hace falta mostrarles la tumba de Longfellow,
ni las flores de vidrio en Harvard.
Son autosuficientes como el gato,
que se lleva a la presa a un lugar privado;
la cola del ratón colgando floja de la boca.
A veces disfrutan de la soledad
y pueden quedarse sin palabras
al escuchar palabras que disfruten.
El sentimiento más profundo emerge durante el silencio;
no en el silencio, sino en la prudencia.
Y no era hipócrita al decir: haz de mi casa tu posada.
Una posada no es un domicilio.
A UN CARACOL
Si “la condensación es la principal gracia del estilo”,
tú la tienes. Lo contráctil es una virtud,
del mismo modo que lo es la modestia.
No es la adquisición de alguna cosa
que sirva de adorno,
o la casual cualidad que acontece
en conjunción con algo bien dicho
lo que apreciamos en el estilo,
sino el principio oculto:
a falta de pies, “un método de conclusiones”;
“un conocimiento de los principios”
en el curioso fenómeno de tu cuerno occipital.
EL PASADO ES EL PRESENTE
Si se agotó la acción externa
y el ritmo pasó de moda,
me volveré hacia ti,
Habakkuk, tal como fui incitada a hacerlo hace poco,
por XY, que hablaba de verso sin rima.
Este hombre dijo
–creo repetir exactamente
sus palabras:
“la poesía hebrea es
prosa con una especie de conciencia acrecentada.
El éxtasis genera la ocasión
y la conveniencia determina la forma”.
¿QUÉ SON LOS AÑOS?
¿Qué es nuestra inocencia,
qué nuestro pecado? Todos
desnudos, nadie a salvo. ¿Y dónde
el valor: pregunta sin respuesta,
la firme duda, —
mudo llamar, sordo escuchar — que
en desgracia, aún en muerte,
alienta a los demás
y en su derrota excita
al alma a ser fuerte? Ve
hondo y se alegra quien
consiente en la mortalidad
y en su prisión se alza
sobre sí mismo como
el mar en un abismo, luchando por ser
libre sin conseguirlo,
y en su renunciar
halla su perdurar.
Quien siente su firmeza,
así procede. El mismo pájaro
crece al cantar, acera
su forma enhiesta. Aunque cautivo,
su poderoso canto
dice: satisfacción es cosa íntima,
cuán pura cosa el júbilo.
Esto es mortalidad,
esto es eternidad.
Una medusa
Visible, invisible,
un talismán fluctuante,
una amatista teñida de ámbar
la habita; tu brazo
se acerca, y
se abre y
se cierra;
Quieres
atraparla,
y se estremece;
Abandonas
el intento
se abre, y se
se cierra y tú
la alcanzas.
El azul
que la rodea
se apaga, y
se aleja flotando
de ti.
POESÍA
A mí también me desagrada:
hay cosas más importantes que esta fruslería.
Leyéndola, eso sí, con el más completo desdén,
uno descubre que, después de todo, hay
en ella espacio para lo genuino.
Manos que pueden agarrar, ojos
que pueden dilatarse, pelos que se paran
si es necesario, estas cosas son importantes
no porque una
interpretación altisonante puede imponérseles,
sino porque son útiles; cuando se vuelven
derivadas hasta lo ininteligible,
lo mismo puede decirse de todos nosotros,
que no admiramos lo que
no entendemos: el murciélago,
colgado cabeza abajo a la espera de algo que
comer, elefantes empujando,
un caballo salvaje revolcándose,
un lobo infatigable bajo un árbol,
el crítico inmutable crispando la piel
como un caballo que siente una pulga,
el hincha del futbol, el estadístico–
tampoco vale ejercer la discriminación contra
los “documentos de negocios y textos escolares”;
todos estos fenómenos son importantes.
Uno debe distinguir, empero, cuando
la empujan hacia la notoriedad los poetastros,
el resultado no es poesía,
al menos no hasta que aquellos de entre nosotros
que son poetas puedan ser “literalistas
de la imaginación”
–por sobre la insolencia y la trivialidad–
y puedan presentar,
para ser inspeccionados, jardines imaginarios
con sapos de verdad en ellos, la tendremos.
Por el momento, si solicitas por una parte
la materia prima de la poesía en toda su crudeza
y por otra parte lo genuino,
entonces te interesa la poesía.
Considerada una de las cultivadoras del género de la poesía confesional, sus obras más conocidas son sus poemarios El coloso, Ariel y su novela semiautobiográfica La campana de cristal
Se trata de un extenso poema en el que la selva es el escenario en que los hombres apenas sobreviven ante la naturaleza hostil, humanizada y cruel.
Cuenta Mason Currey en Rituales cotidianos que el psicólogo William James afirmaba que los hábitos crean el orden necesario para avanzar hacia campos de acción realmente interesantes.
Al contemplar las sorprendentes construcciones antiguas y modernas, a menudo se olvida el esfuerzo realizado por sus creadores.
Nació el 30 de diciembre de 1865 en Bombay, de la India Británica.
Las 34 puestas en escena que se presentaron durante el evento representan un acto de protesta contra las élites que han privatizado la cultura.
Hablar de política cultural en América Latina implica adentrarse en un terreno donde conviven aspiraciones legítimas, inercias históricas y una estampa institucional inestable y poco eficiente.
Nacido el 18 de marzo de 1809, fruto de la unión libre de una bailarina española y un barbero afrocubano, Plácido fue entregado a la “Casa Cuna del Patriarca San José”.
Nació el 28 de noviembre de 1757, en el barrio de Soho, Londres, Reino Unido.
Para Ambrosía Vázquez, habitante de Tláhuac, su participación “es un orgullo” que Antorcha le dio.
La risa roja es la mueca sangrienta y burlona de la muerte y la guerra es su expresión más grande y contundente.
Fue una figura central en la poesía moderna estadounidense y pionero del movimiento imagista.
El mandatario presumió como otro logro de la organización el “Teatro Aquiles Córdova Morán”, sede del evento.
“El teatro puede sensibilizar dolores de la pobreza”: Homero Aguirre Enríquez, vocero nacional del Movimiento Antorchista.
La historia humana es un palimpsesto de violencia, sometimiento, saqueo y genocidio. Y sobre esa carnicería, siempre se ha elevado un canto.
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Escrito por Redacción