Sextante
Una batalla tras otra
El filme Una batalla tras otra, recién estrenado en México, es una mezcla de thriller, drama y comedia, en la que su realizador Paul Thomas Anderson retrata elocuentemente la decadencia en la que hoy se encuentra EE. UU.
El filme Una batalla tras otra, recién estrenado en México, es una mezcla de thriller, drama y comedia, en la que su realizador Paul Thomas Anderson –nominado para ocho premios Oscar en Estados Unidos (EE. UU.), premiado como el mejor director en el Festival de Cannes y ganador de un Oso de Oro y un Oso de Plata en el Festival de Berlín)– retrata elocuentemente la decadencia en la que hoy se encuentra EE. UU. Algunos reseñadores y críticos incluso afirman que la cinta muestra a un país moribundo y lleno de contradicciones sociales, donde las capas más adineradas que controlan económica y políticamente a la otrora nación hegemónica mundial no pueden ni quieren aminorarlas para evitar el derrumbe del imperio.
Una batalla tras otra narra la historia de Bob Ferguson (Leonardo di Caprio) y Perfidia Beberly Hills (Teyana Taylor), una pareja de activistas revolucionarios, y Willa Ferguson (Chase Infiniti), hija de ambos; Bob es blanco y Perfidia afrodescendiente. Pertenecen a un grupo ultra radical denominado Franceses 75 y han participado en robos de bancos, la explosión de bombas y la liberación de migrantes ilegales detenidos por el gobierno estadounidense para su deportación.
Perfidia es perseguida por el coronel del ejército Steven J. Lockjaw (Sean Penn), quien se ve atraído por ella y con quien llega a sostener relaciones sexuales. De uno de estos contactos, Perfidia queda embarazada y da a luz a Willa. Cuando ésta es una bebé, queda a cargo de Bob porque su madre desaparece. Pasan los años y a los 16, Willa es una joven de carácter fuerte e independiente, en tanto que Bob es un cuarentón que ha dejado de luchar y se dedica a consumir drogas.
Cuando Lockjaw descubre que Bob y su hija Willa viven, decide perseguirlos para matar al primero. Pero los activistas de ultraizquierda Franceses 75 se enteran de este peligro, le informan a Bob, le avisan que su hija está a salvo, pero que él debe huir y comunicarse con ellos para recibir refugio en “lugares conocidos”. Pero cuando Bob huye del ataque de los soldados comandados por Lockjaw, no logra contactar a los activistas.
Y no lo logra porque cuando le “piden la hora” –es decir, la contraseña para que puedan darle la información– Bob no recuerda las claves que había utilizado como activista y, a modo de excusa, les pide que lo comprendan porque su memoria no funciona bien debido a que el consumo de drogas, desde hace varios años, lo ha alejado de la lucha social.
La situación se vuelve muy peligrosa porque los soldados y los policías que los persiguen pertenecen a un órgano de gobierno compuesto por fascistas y supremacistas blancos que se denomina Club de aventureros navideños –que bien podría ser la Central de Inteligencia Americana (CIA) o fanáticos del trumpismo– y tiene la firme sospecha de que el coronel Lockjawes el padre biológico de Willa, lo que representa un “grave crimen” para un oficial del ejército estadounidense.
Este hecho obliga a Lockjaw a atrapar a Willa, someterla a un examen de paternidad y llevarla con un asesino para que la mate después de comprobar que es su hija biológica. Willa se salva gracias a su inquebrantable valor y a que Bob logra encontrarla. Las escenas finales de la película son excelentes porque el encuadre de las cámaras ofrece la sensación de que el espectador se halla inmerso en la misma carretera del desierto donde es localizada Willa.
Una Batalla tras otra describe el sufrimiento de millones de estadounidenses que enfrentan el racismo, la violencia y todo tipo de abusos de la élite de la Unión Americana, cuya insaciable rapacidad imperialista está llevando a la superpotencia al despeñadero. El drama también radica en que el pueblo estadounidense no tiene una organización partidista que la lidere con claridad científica hacia un objetivo revolucionario. 
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA