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Persisten los puntajes bajos de México en la prueba Programme for International Student Assessment (PISA) que desde el año 2000 aplica cada seis años la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) entre sus países miembros para “evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años”.
Estos exámenes priorizan lectura, matemáticas y ciencias. “Es importante destacar que si bien PISA utiliza la herramienta de las preguntas de opción múltiple, una porción importante de los reactivos, particularmente los más complejos, requieren del alumno la redacción de textos e incluso la creación de diagramas” [1].
Es decir, PISA mide el desempeño de jóvenes de 15 años en habilidades de conocimientos básicos. Es importante aclarar esto porque PISA no evalúa programas, ni sistemas educativos y su diseño no está pensado para eso, porque su prueba sirve para obtener una medida común de habilidades que permita a los países de la OCDE, y a los creadores de políticas públicas, pensar mejor el contexto educativo sobre el que intervienen.
Esta aclaración es importante por una razón fundamental: los desempeños observados en habilidades básicas por PISA no son resultado exclusivo de cada individuo o del sistema educativo de cada país, sino de las condiciones sociales en su conjunto. Es decir, los puntajes de “habilidad” no reflejan ni la “inteligencia” de los estudiantes, ni inmediatamente “la calidad del sistema” sino, en general, la habilidad media que los estudiantes logran desempeñar dadas las condiciones de su sociedad y su sistema educativo.
Esta distinción no es menor. Baste señalar que frente a los promedios de la OCDE en estas materias (487, 489 y 489 respectivamente) los puntajes promedio de lectura, matemáticas y ciencias de México son de 420, 409 y 419; y que de acuerdo con el propio informe PISA 2018[2], los alumnos con mejores resultados (en promedio 81 puntos superiores a los más bajos) pertenecían a estratos sociales con mayores ingresos económicos. O sea que la habilidad escolar tiene marca de clase.
Este señalamiento es importante porque en la relación entre desigualdad y pobreza que caracteriza a México, su sistema educativo reproduce aún, con excesos muy marcados, estos mismos problemas. Por ello la solución no puede llegar exclusivamente por el mejoramiento de la educación, sino que debe generarse en la superación de las carencias socioeconómicas más agudas que afectan a los sectores vulnerables de los jóvenes.
Considérese, por ejemplo, que “alrededor del 27 por ciento de los estudiantes mexicanos matriculados en una escuela en desventaja (promedio OCDE de 34 por ciento) y el 17 por ciento de los estudiantes matriculados en una escuela aventajada (promedio OCDE de 18 por ciento) asisten a una escuela cuyo director informó que la capacidad de la escuela para proporcionar instrucción se ve obstaculizada, al menos en cierta medida, por la escasez de personal docente”[3]. El dato es elocuente; y aunque la tasa neta de escolarización en la educación primaria es del 98.4 por ciento y en la secundaria del 86.2 por ciento, los problemas de desempeño en habilidades persisten de manera generalizada.
El problema entonces no es –como ha sugerido el Presidente de la República– de simple cobertura. Al menos en la educación básica, el sistema educativo es asequible para la población. El problema es que la escuela en México se enfrenta a grandes carencias y sus recursos son tan limitados que no pueden producirse los resultados esperados. El problema es sistémico y si la educación mexicana quiere contribuir en algo al avance integral del país, necesitará fuertes inversiones en políticas de compensación para construir las condiciones de equidad que se necesitan.
Se agradece el esfuerzo que se realiza, pero todavía queda mucho por hacer para mejorar el nivel de vida de los trabajadores y lograr un salario profesional, indicó el Movimiento Nacional por la Transformación Sindical.
La FNERRR demandó a la SEP atienda con prioridad a dichas instituciones, ya que, continúa el regreso a clases presenciales impuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El país debe reconocer la importancia de "la igualdad de género y la diversidad cultural y propiciar oportunidades de educativas para todos.
Isaías Chanona Hernández, dirigente de la FNERRR, expresó que niños y jóvenes son parte de una población igual de importante que los profesores, ya que son también responsables del avance académico, tecnológico y laboral del país.
Los nuevos planes de estudio son apuntes obsoletos que se presentan como guía de una “educación popular”, pero en los hechos realmente se trata de continuar las directrices del neoliberalismo en la escuela pública.
De acuerdo con el informe Hootsuite y WeAreSocial 2020, apenas el 67 por ciento de la población mexicana tiene acceso a Internet.
Un total de 24 millones de estudiantes y 1.9 millones de maestros de 232 mil escuelas públicas y privadas de educación básica y media superior inician vacaciones.
López Obrador ignoró la protesta y convocó a clases a partir del próximo agosto, y hoy lo vuelve a hacer “pese a que se demostró que es una medida errónea".
Para el magisterio agremiado en el Movimiento Antorchista Nacional, los pocos avances conquistados para la educación mexicana fueron demolidos con la implementación de “La Nueva Escuela Mexicana”.
El modelo de la mal llamada Nueva Escuela Mexicana es impreciso, muy ambiguo y no tiene nada de comunista, nada. Y sí deberíamos preocuparnos de la ausencia de las ciencias y múltiples aberraciones en los libros de texto.
Investigadores coinciden en que si se llega a imponer el nuevo modelo educativo, no traería nada positivo, por el contrario, sería catastrófico para la educación mexicana; ya que la propuesta carece de diagnósticos y se basa sólo en ideas del Presidente.
Durante la semana, el presidente López Obrador y secundado por la SEP, anunciaron el regreso a clases presenciales para el próximo 30 de agosto.
Este lunes regresaron a clases un millón 700 mil estudiantes de educación básica en la CDMX, por lo que la oposición pidió al STC Metro hacer lo necesario para que no falle el servicio.
Córdova Morán criticó que el gobierno federal siga sin tomar medidas para evitar la propagación de los contagios y los decesos por Covid-19.
La Secretaría de Educación estatal detalló que se trata de una suspensión provisional por mandato de los jueces, que piden a la dependencia acatar la medida cautelar otorgada.
Escrito por Pablo Bernardo Hernández
Licenciado en psicología por la UNAM. Maestro y doctor en ciencia social con especialidad en Sociología por el Colegio de México.