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Desde el pasado 23 de junio entró en vigor una reforma laboral para trabajadores de plataformas digitales, que contemplaba otorgarle al sector prestaciones y seguridad social, como cobertura médica, licencias e indemnizaciones por accidentes y enfermedades laborales.
El 1 de julio pasado arrancó el programa piloto para que los trabajadores repartidores y conductores de plataformas pudiesen generar al menos un salario mínimo mensual para tener acceso a estos servicios. Esto provocó que los registros de empleo formal crecieran en un millón 266 mil, según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
De esta manera, julio registró un crecimiento en los niveles de empleo a tasa mensual del 5.7 por ciento y de 6.1 por ciento acumulado en comparación con los últimos 12 años.
Además, se identificó que el 56 por ciento de los registrados bajo la ocupación de servicios por aplicación tienen menos de 35 años y el 74 por ciento depende de ese trabajo como fuente principal de ingresos.
El dato fue destacado por la presidenta Claudia Sheinbaum: la mandataria calificó la situación como un “hecho inédito” y afirmó que, con este nuevo nivel de afiliación, su gobierno cumplió su compromiso con los trabajadores de plataformas digitales.
Registros inflados y duplicados empañan el “logro” del empleo formal
A pesar del discurso oficialista, que en gran medida pretende presentar datos positivos del mercado laboral, organizaciones de trabajadores y expertos señalan que las cifras son erróneas y los nuevos esquemas poco claros.
Sergio Guerrero Ornelas, secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA), afirmó que en los datos presentados por el IMSS hay registros duplicados de empleados de aplicaciones.
“La cifra de registros de trabajadores de aplicación se trata de números brutos, ya que hay un gran número de empleados que trabajan para dos aplicaciones y que ambas los dieron de alta”, dijo.
Asimismo, detalló que, en registros netos, realmente hay entre 900 mil y un millón de trabajadores de aplicación.
Además de los datos inflados por el Gobierno, especialistas en el asunto advirtieron que la reforma no es clara sobre quién y cómo se pagarán las primas de seguro que plantea. También señalaron que las reglas emitidas en conjunto con el IMSS para calcular los ingresos de los trabajadores dejarán fuera de los servicios de seguridad social a muchos de los conductores y repartidores.
En este sentido, Santiago Villanueva, especialista en Derecho de seguridad social comentó que se debe analizar si los trabajadores de plataformas que se van a incorporar al sistema van a tener acceso a las prestaciones en dinero o en especie.
“Si van a estar durante un día, en un tiempo de incapacidad ¿Cómo van a recibir este subsidio? Además de que las empresas también van a tener una carga de siniestralidad alta, por la naturaleza de esos empleos”, dijo.
En este sentido, la UNTA criticó que “se haya establecido un esquema de exclusiones que, en los hechos, limita el acceso a seguridad social para miles de trabajadores. Si bien ahora existen criterios públicos y definidos, el establecimiento de estos porcentajes se hace a sabiendas de que miles de personas de Uber y DiDi, por ejemplo, quedarán fuera del sistema de aseguramiento, particularmente quienes se encuentran en condiciones de mayor precariedad”.
Este panorama refleja una contradicción importante: mientras el Gobierno celebra el crecimiento del empleo formal gracias a la afiliación de trabajadores de aplicaciones, los mismos datos revelan grietas estructurales en el sistema laboral.
Afiliados pero solos
Mientras aparentemente los empleos crecieron en julio pasado, el número de patrones en el país cayó en 2.9 por ciento en términos anuales, en gran medida, por nuevas medidas de seguridad en el registro de personas físicas, lo que deja en evidencia que el incremento de empleos formales no necesariamente está acompañado de una expansión en la base empresarial.
Hasta el corte del 31 de julio, sólo había un millón 39 mil patrones registrados ante el IMSS, lo que supone una mayor concentración de los registros laborales en pocos empleadores o una mayor presión sobre los mismos trabajadores para auto afiliarse, como sucede con muchos repartidores y conductores de plataformas.
A esto se suma que buena parte de las altas al Seguro Social ocurren bajo esquemas como la Continuación Voluntaria del Régimen Obligatorio, también conocido como Modalidad 40, donde más de 270 mil personas cotizan por cuenta propia para acceder a un programa de retiro en el futuro. Esto deja en evidencia que muchos trabajadores independientes o informales deben asumir por sí mismos los costos de estos servicios.
Así, las cifras apuntan a un fenómeno dual; por un lado, un crecimiento estadístico del empleo formal, presentado como un “logró histórico”, y por otro, un mercado laboral en el que crecen las afiliaciones individuales, se reducen los empleadores y se establecen barreras de acceso a derechos laborales.
Si bien, el actual estado de los esquemas de seguridad social muestra una expansión del trabajo formal, lo hace en condiciones poco claras, exclusiones estructurales y una precariedad cada vez más institucionalizada.
Escrito por Sebastián Campos Rivera
Periodista de finanzas, economía, negocios, mercados, divisas, indicadores y el sector energético. | X: @srivera1410