Cargando, por favor espere...

¿Villanos en la historia?
Así como en la narrativa histórica oficial existen “héroes”, también existe su opuesto.
Cargando...

Así como en la narrativa histórica oficial existen “héroes”, también existe su opuesto. Cierto tipo de figuras controversiales, cuyos actos han provocado que en el imaginario colectivo sean tildados como “villanos”. El nombre de Adolfo Hitler en la historia mundial quizá sea el más representativo; o en la nacional, figuras como la de Hernán Cortés, Agustín de Iturbide, Porfirio Díaz o Gustavo Díaz Ordaz son catalogadas de esa manera. Sin embargo, hay quienes en determinados momentos han pugnado por que este tipo de figuras sean suprimidas del relato histórico, como una forma de condena. Es decir, destruir sus monumentos y retirar sus nombres de calles o espacios públicos, entre otras. En una palabra, condenarlos al olvido; pero olvidar los traumas históricos y a sus perpetradores lejos de condenar sus actos favorece al surgimiento de ese tipo de figuras.

En ese sentido, la enseñanza de la historia en las aulas y espacios públicos es sin duda indispensable. Eso implica, por supuesto, reconocer la existencia de momentos traumáticos, nombrar a esas figuras y comprender que las acciones de este tipo de personajes no ocurrieron por una suerte de voluntad o capricho personal; que sus decisiones, por más atroces que hayan sido, dependen de contextos históricos particulares. Por ejemplo, el ascenso del nazismo no se explica sólo a través de la figura de Hitler, sino también a la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, a las consecuencias desfavorables del Tratado de Versalles y, por supuesto, al uso efectivo de la propaganda.

Comprender la existencia de ese tipo de momentos y figuras históricas es también una forma de cuestionar las narrativas oficiales. De esta manera podremos entender que la historia no está determinada por héroes y villanos, sino por figuras construidas de una u otra forma sobre la base de sus circunstancias específicas. La creación de este tipo de estereotipos se basa en una concepción reduccionista y maniquea de la historia en la que, además, las individualidades se presentan como las protagonistas absolutas. Esto conduce a una comprensión limitada del pasado y, peor aún, propicia la aparición de políticos que se asumen como los constructores o salvadores de un país. De este modo, reivindican a determinadas figuras históricas como una estrategia para legitimarse.

Actualmente, esa misma lógica de héroes y villanos sigue siendo utilizada para moldear nuestra percepción del presente. Las narrativas oficialistas convierten a ciertos políticos en figuras redentoras mientras satanizan a otros. No olvidemos, por ejemplo, cómo el pasado gobierno de Andrés Manuel López Obrador se autoproclamó heredero de los grandes “héroes de la nación” y así catalogó como “villanos” de la historia de México a sus adversarios, los conservadores, etiquetándolos, además, como traidores. En definitiva, este recurso tan socorrido por la narrativa histórica oficial, más allá de romper con ciertos “errores” del pasado, los reproduce. 

Cuestionar las narrativas oficiales y tratar de comprender el pasado en su complejidad compete no sólo a los historiadores. De otro modo la lista interminable de héroes y villanos seguirá ocupando las páginas de los libros de historia. Resulta necesario, entonces, reconocer las circunstancias que moldearon a estas figuras y sus actos para superar los problemas del presente y construir alternativas para el futuro. Al final, la historia no se trata de héroes ni de villanos. 


Escrito por Victoria Herrera

Maestra en Historia por la UNAM y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.


Notas relacionadas

Frente a la monumental tarea de edificar un socialismo que satisficiera las necesidades de la población, Lenin promovió políticas económicas innovadoras en favor del desarrollo comercial, industrial y económico de una Rusia que se había rezagado en el feudalismo.

Fue un poeta, narrador, geólogo, maestro y promotor budista japonés. Su vida, así como varios de sus poemas e historias, han sido adaptados a la animación y su pueblo natal se ha convertido en un destino turístico literario.

Es sabido que no existe un premio Nobel para matemáticos.

La bacteria P. luminiscens actuó sobre las heridas de los soldados como un como un antibiótico muy eficaz, lo que explica por qué las heridas fluorescentes sanaban más rápido que las heridas sin la bacteria fluorescente. Seguramente, esta bacteria salvó la vida de varios soldados, ¿cómo pasó?

En 1921, Walter Benjamin adquirió un cuadro del “pintor expresionista Paul Klee titulado Angelus Novus , en el que podemos ver un ángel que parece petrificado en el tiempo y el espacio.

Este libro es la confesión autobiográfica de un joven intelectual que a la edad de 30 años se obstina en buscar en Argentina un vínculo de identidad nacional “nuevo” y distinto al que los migrantes de varios países de Europa.

En la novela hay contenidos novedosos y muy atractivos, como es el caso de la relación de algunos de los hábitos culturales de los pescadores de Veracruz, Boca del Río y Mandinga.

En este artículo se explica por qué sostener que el arte es un reflejo de la sociedad, así a secas, distorsiona y mutila el papel de la actividad artística y de los artistas.

Lenin es seguramente el nombre propio sobre el que más se han vertido carretadas de desinformación

Actualmente, se ha reducido la enseñanza del deporte a los primeros niveles educativos. Se pretende que la educación sirva a los fines propagandísticos del gobierno de la 4T.

Hablando en términos marxistas, la religión fue una necesidad histórica.

La historia de los yugoslavos o “eslavos del sur”, es una de las más interesantes de Europa.

En Una vida en la vida de México se hallan trazos rápidos pero detallados de figuras como José Vasconcelos y los generales Francisco Villa, Eulalio Gutiérrez y Álvaro Obregón, entre otros.

Los principales creadores del México independiente fueron individuos que combatieron, persiguieron y mataron revolucionarios durante los 11 años de guerra civil que vivió la Nueva España.

El lugar de la esperanza es una cinta que plantea esa naturaleza de los espíritus fuertes, que nunca se dejan vencer por la adversidad.