Marx afirma que “la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación”.
Cargando, por favor espere...
Donald Trump y Volodímir Zelenski se reunieron recientemente en la Casa Blanca. Hasta el 24 de octubre era difícil encontrar suficientes detalles sobre los intercambios de esos mandatarios. Sin embargo, algunas fuentes anónimas, conocedoras del asunto, dieron información privilegiada al Financial Times (FT), quien aprovechó las novedades para publicar el sugerente artículo Donald Trump instó a Volodímir Zelenski a aceptar los términos de Putin o ser ´destruido´ por Rusia, el pasado 19 de octubre. A pesar de algunas declaraciones públicas en las que el norteamericano presiona y ataca bravuconamente al Estado ruso, la información habla de una postura real más circunspecta respecto del conflicto.
El FT describe, primero, un ambiente tenso y volátil en la reunión, cuya finalidad era solicitar, por enésima vez, más armas para las tropas ucranianas. Sin embargo, entre los interlocutores aparecieron puntos de choque y acritud. Según los informantes del periódico, el desencuentro ocurrió por la firmeza de Trump, quien presionó a Zelenski para que aceptara las condiciones propuestas por el presidente ruso Vladimir Putin, advirtiéndole que, de no hacerlo, Rusia “destruiría” Ucrania. Entre otras cosas, se habría insistido en que Ucrania debe ceder completamente la región del Donbás –concretamente las regiones de Donetsk y Lugansk– como condición para detener la ofensiva rusa. Aunque más adelante Trump propuso un matiz: congelar las líneas del frente de batalla tal como están. De la misma manera, el norteamericano desairó al ucraniano, negándole el suministro de armamento –notablemente de misiles Tomahawk– a Ucrania. Por otro lado, sorprendentemente, Trump agregó que, mientras Ucrania se encuentra en bancarrota, la economía rusa estaba “muy bien”, lo cual contradice algunas de sus declaraciones recientes, proyectando así un cariz muy distinto a la narrativa dominante en Occidente sobre la supuesta crisis y debilitamiento progresivo de los rusos.
Zelenski no aceptó las exigencias de Trump: remarcó que no cedería ni un punto de la región exigida por Putin. FT agrega que algunos “expertos ucranianos” señalan que la intención de Moscú se extiende más allá de la mera adquisición de territorio pues, según ellos, Putin busca provocar divisiones internas en Ucrania para debilitar al país desde dentro. Sin embargo, nunca aclararon (o FT no aclara) por qué esto favorecería a Rusia y, aunque refieren que la aceptación de tales demandas podría socavar la “unidad nacional” y enviar un mensaje de triunfo ruso, tampoco aclaran hasta qué punto existe esta supuesta unidad nacional, ni hasta qué punto el pueblo ucraniano está dispuesto a seguir la guerra sin fin que Kiev parece desear ansiosamente.
En otras palabras, Trump sigue visiblemente firme en su intención, declarada desde las campañas presidenciales que le dieron el triunfo, de cerrar pronto y de la manera más pragmática posible el episodio de la guerra en Ucrania. Intenta, al parecer, evitar que la escalada de violencia continúe hacia el peligrosísimo conflicto nuclear internacional. Recordemos que este conflicto, heredado por la actual administración norteamericana, lo promovió el gobierno de Joe Biden y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a costa de la vida de gente inocente, ucraniana y rusa, jamás interesada en desarrollar esa guerra fratricida.
Naturalmente, la postura de Trump ha incomodado a los europeos, quienes siguen interesados y comprometidos con esa guerra, enviando armamento y asistencia a las fuerzas armadas de Ucrania. Por su parte, dice FT, Zelenski señaló, desairado, que se había avanzado “un poco” hacia un posible fin de la guerra, lo que equivale, desde mi punto de vista, a reconocer nuevamente que no puede hacer nada sin Estados Unidos, cuyo ejecutivo “desea una victoria rápida”, esto es, el cese del conflicto y de la muerte masiva de inocentes por los intereses de unos cuantos.
Es muy probable que, más adelante, se ventile más información sobre este encuentro y otros que han ocurrido en estos días. Por el momento, los detalles del FT dejan ver que la situación parece más favorable para Moscú que para Washington, Bruselas y Kiev. Putin sigue firme, Zelenski no puede hacer nada al respecto y Trump no quiere seguir apoyando ese conflicto, que le parece ajeno. En ese sentido, probablemente en un tiempo no muy lejano veremos zanjado, cuando menos temporalmente, el trance ruso-ucraniano.
Marx afirma que “la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación”.
Imposible tratar de elaborar y difundir en este momento un análisis sobre los graves problemas por los que atraviesa nuestro país y la nada remota posibilidad de que se compliquen en el corto plazo.
Todos nos hemos enterado del genocidio al que Israel está sometiendo al pueblo palestino; aunque algunos se nieguen a creerlo y otros traten de ocultarlo o justificarlo, la realidad está ahí.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró el acuerdo y viajará la próxima semana a Egipto para participar en la ceremonia de conmemoración.
Tras la firma, Israel prepara el repliegue de sus tropas y la aprobación del acuerdo en el gobierno, mientras Hamas exige cumplimiento total.
Uno de los efectos menos visibles, pero más profundos, del capitalismo es la atomización de la sociedad.
No hay duda de que Israel está cometiendo un genocidio en Palestina. Tampoco hay respuestas contundentes de la Organización de las Naciones Unidas, ni intervenciones sólidas de otros Estados para frenar la masacre.
La sociedad capitalista es una sociedad basada en la ciega lucha de intereses egoístas, una sociedad cuyo desarrollo está sujeto exclusivamente a la “presión de las carencias”; por eso, es –como decía Marx– el verdadero “reino de la necesidad”.
El rey Felipe VI de España, exigió el cese inmediato de la “masacre” en Gaza.
La amenaza de Donald Trump de una invasión militar contra México comenzó en 2022, cuando se publicaron las memorias de Mark Esper, quien fuera secretario de Defensa durante su primer mandato presidencial.
Entre las 10 subsidiarias eliminadas en este 2025 tras la reforma constitucional de 2024 que las fusionó otra vez a la paraestatal, destaca CFE Telecomunicaciones e Internet Para Todos, ahora “CFE Telecom”.
En algún lugar, Marx plantea una idea que, aunque se refiere al Siglo XIX, podemos decir que sigue siendo útil para analizar nuestra realidad.
Si bien el gobierno morenista festeja una supuesta reducción de la pobreza, no anuncia ninguna reducción de las llamadas ayudas para el bienestar.
El capitalismo, al menos desde que inició su fase degenerativa, a partir de la Segunda Guerra Mundial, ha buscado instrumentos de legitimidad que hagan pasar su política económica belicista como presentable e incluso necesaria para la humanidad.
Otra vez suena el réquiem. Intelectuales nostálgicos, analistas de la prensa hegemónica y políticos de derecha entonan lamentos por la supuesta muerte de la democracia mexicana
La embestida imperialista contra Colombia y Venezuela, zarpazos de la fiera herida
La corrupción y el huachicol fiscal
Aquiles Córdova: prospectiva acertada
Los más ricos agravan crisis climática, alerta Oxfam
Desplazados en Sinaloa, en el olvido gubernamental
Ante amenazas extranjeras, Rusia respalda a Venezuela
Escrito por Anaximandro Pérez
Doctor en Historia y Civilizaciones por la École de Hautes Étus en Sciences Sociales (EHESS) de París, Francia.