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Historia
El faro de la humanidad
En un cartel titulado Al faro de la internacional comunista realizado por V. Spassky en 1919, se puede observar a un obrero navegando sobre una balsa salvavidas en forma del Manifiesto del partido comunista de Marx y Engels hacia una luz.


En un cartel titulado Al faro de la internacional comunista realizado por V. Spassky en 1919, se puede observar a un obrero navegando sobre una balsa salvavidas en forma del Manifiesto del partido comunista de Marx y Engels hacia una luz que significa la Internacional Comunista; al fondo podemos ver un barco del imperio zarista hundiendose. En palabras del historiador Enzo Traverso en su texto Revolución, una historia intelectual, el mensaje de este cartel es: “el futuro socialista no está en peligro, dado que la Internacional Comunista representa una luz de esperanza. Y la estrategia de ese salvamento es un texto: el Manifiesto del Partido Comunista. Y en seguida agrega: “Al final del Siglo XX hemos experimentado un naufragio revolucionario similar, pero todavía no hay a la vista ningún faro”.

La caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no sólo fue una derrota política, sino ideológica, de la que hoy la izquierda revolucionaria mundial no se ha podido recuperar. Aunque ha aclarado que no fue de ninguna manera “el fin de la historia”, ni que el capitalismo sea el único sistema posible, parecería, como menciona Traverso, que no hay una luz que ilumine el camino para salir del abismo donde la humanidad se encuentra. La izquierda ha intentado llenar el vacío ideológico que la URSS dejó, pero todas han sido un fracaso, desde el autonomismo hasta los progresismos, hemos visto que no son capaces de presentar una alternativa factible para los oprimidos.

En Europa, las tradiciones socialdemócratas y eurocomunistas desviaron a las masas hacia la vía reformista, distanciándolas del pensamiento revolucionario. En América Latina se instaló el antisovietismo dentro de la misma izquierda. Para el caso de México, desde antes de la caída de la URSS se presentó la llamada nueva izquierda, con personajes tan dañinos para el movimiento de masas como Arnoldo Martínez Verdugo, que finalmente se acoplaron al sistema de partidos creado por el Partido Revolucionario Institucional.

El golpe más fuerte que el sistema capitalista dio al movimiento obrero fue llevarlo a abandonar la corriente revolucionaria más radical y consecuente: el marxismo-leninismo y suspender la lucha por la toma del poder. El pensamiento de Lenin es el arma ideológica más poderosa con la que la clase obrera cuenta para liberarse. Decía Lenin que la única arma con la que cuenta el proletariado es su organización, y esa organización es el partido. Por lo tanto, mientras la clase obrera no se organice, mientras no tenga un partido que esté a la vanguardia de la lucha por el poder político, no será posible vislumbrar ese faro que la humanidad necesita. Hoy es más urgente que al inicio del siglo pasado, pues la capacidad depredadora del sistema capitalista amenaza con suprimir las bases de la vida misma.

En 2017, con el centenario de la Revolución Rusa, y en 2024, en el centenario de la muerte de Lenin, se pudo observar un renacer de la figura del revolucionario ruso. Conferencias, libros, etc., se publicaron a través de diversos análisis sobre la vigencia de Lenin. Sin embargo, esta reivindicación no ha pasado de ahí: homenajes, lamentos porque Lenin siga embalsamado, pero poco se ha hecho por aprender y poner en práctica su planeamiento; es decir, la construcción del partido para hacer la revolución. Pasar de reivindicar a Lenin a ser leninista, ésta es una de las tareas más difíciles, cuando desde la izquierda misma, o la que se autodenomina así, no han asimilado la idea del revolucionario profesional, que dedica toda su vida a la revolución mundial, porque sigue dominando el pensamiento de la derecha.

Hasta ahora, la corriente dominante en la izquierda es la que apela a llegar a acuerdos con las clases dominantes, la que “le hace el juego” electoral a la derecha, que busca mantener el sistema. El faro que la humanidad necesita permanece ahí, desde el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels al ¿Qué hacer? de Lenin; sólo se necesita tener el valor suficiente para navegar hacia él. 


Escrito por Diego Martínez

Sociólogo por la UNAM.


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