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El movimiento de las cosas, así como la transformación derivada de aquél, es imparable. Todo lo que conocemos algún día no será, o mejor dicho, se transformará de alguna forma, se moverá hacia otro punto, se negará a sí mismo porque dejará de ser lo que ahora es para pasar a ser otra cosa.
Dicha autonegación es la clave para entender el proceso al que se somete todo lo real y que implica que las nuevas formas empujen a las viejas para pasar a ocupar su lugar, como una forma más elevada, superior, de lo viejo. Así, todos los fenómenos –naturales, sociales o del tipo que sean– se suceden unos a otros, en un proceso incesante que ha dado como resultado nuestra historia y nuestra realidad, tal como la conocemos.
Aunque este proceso es llamado autonegación, no implica una negación absoluta de lo que se transforma; esto lo llevaría a su autodestrucción, lo que llevaría a que lo nuevo se construyera sobre la nada, es decir, se condenaría a empezar todo de nuevo.
A lo largo de la historia hemos visto procesos de transformación más o menos radicales, e incluso ahí donde se logra cambiar de manera profunda la forma de gobernar o donde se inaugura un nuevo modo de producción, se toma como base el desarrollo hasta ese momento alcanzado, pues ése es el producto de la historia. Evidentemente, hay cosas que deben cambiar, que hay que cambiar “todo lo que debe ser cambiado”, como dijo Fidel, pero también hay que entender que las cosas del pasado son producto de las contradicciones de su tiempo. Encontraremos cosas inservibles para nuestro presente, pero hay cosas que permanecerán.
La gente que lucha por una sociedad futura, mejor, en donde se superen las contradicciones y males de este tiempo, debe tomar en cuenta que su proceso implica aplicarse para entender cómo funciona su realidad, pero esto no es posible dejando de lado todo lo que la humanidad ha hecho hasta este momento. No se puede crear una sociedad de la nada, así como no se puede crear una filosofía de la nada.
En un discurso a las Juventudes Comunistas de Rusia, Lenin planteaba la importancia de que la juventud comprendiera la idea anterior. Es 1920, es un Lenin que ya ha encabezado el gran proceso revolucionario que llevó a la toma del poder político en 1917 y, por qué no notarlo, es un Lenin que ha hecho un esfuerzo inmenso para asimilar grandes obras de la filosofía, entre ellas la Ciencia de la lógica de Hegel. Por alguna razón, como pasa con las Tesis sobre Feuerbach, de Marx, o incluso con el breve ensayo que éste mismo escribió para hacer reflexionar a los jóvenes que van a elegir profesión, son más citadas las partes de cruda crítica, en las que se pone de relieve lo malo de la vieja sociedad, y eso indudablemente hay que tenerlo en cuenta. Pero el análisis que Lenin ofrece en el discurso citado va más allá, hacia una evaluación integral de las contradicciones en la educación de la vieja sociedad que puede abrir el camino a la nueva; aunque se señala lo malo para no caer en los mismos errores, se recupera lo que pueda ser útil.
A la pregunta de cómo crear una cultura proletaria, Lenin contesta que “sólo se puede crear esta cultura proletaria conociendo con precisión la cultura que ha creado la humanidad en todo su desarrollo y transformándola; sin comprender eso, no podemos cumplir esta tarea. La cultura proletaria no surge de fuente desconocida, no es una invención de los que se llaman especialistas en cultura proletaria. Eso es pura necedad. La cultura proletaria tiene que ser el desarrollo lógico del acervo de los conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad terrateniente, de la sociedad burocrática”. Por eso es por lo que para él “sólo se puede llegar a ser comunista cuando se enriquece la memoria con todo el tesoro de conocimientos acumulado por la humanidad”. Es una tarea inmensa, pero necesaria.
Después de más de un sexenio de Morena en el poder político, el tiempo ha demostrado que sus acciones no difieren sustancialmente de las mostradas por administraciones anteriores.
La ideología cumple un doble objetivo: aliviar la consciencia de los hombres y someterlos a las exigencias de un sistema que requiere de ellos trabajo y obediencia.
Los antidialécticos asumen en definitiva que la filosofía de la dialéctica no sirve de nada o en todo caso de casi nada. Más todavía...
La realidad, el mundo en que vivimos, es una suma de cosas diversas. Para poder conocerlo, hay que explorar las distintas partes que lo componen.
El filósofo griego Parménides fue el primero en usar el pensamiento lógico deductivo para establecer la verdadera naturaleza del mundo.
Las ideas se desarrollan por medio de un impulso contradictorio en donde distintos intereses producen distintas formas de entender el mundo.
La crisis ecológica contemporánea representa uno de los mayores desafíos para la humanidad.
En este recorrido por la historia de la filosofía griega se advierte que el primer atisbo de reflexión genérica sobre el origen y modo de ser del universo, la Tierra y el hombre.
Wells no quedó impresionado con los razonamientos de Lenin. Al contrario, lo halló menos portentoso de lo que esperaba; y su lastimosa decepción comenzó por su aspecto físico: lo describió como un hombre pequeño...
La tenacidad en su trabajo le acompañó hasta una edad muy avanzada.
Cuando nosotros llegamos al mundo nos encontramos con que ya había en él una serie de cosas que no fueron hechas por nosotros sino por otros.
En nuestros días se piensa a la filosofía como cosa de místicos, como si hablara de cosas que no tienen que ver con lo real. ¿De dónde salió dicha concepción? Herzen, un importante populista ruso, cree que esto se debe...
El mundo está saturado de imágenes y la realidad misma ha perdido significado. Cada individuo se enfoca en su imagen y en agradar a los demás; esto ha permitido que se deje de pensar en lo que ocurre alrededor, que se deje de valorar también lo que está delante.
El capital moldea a los hombres como los necesita.
Para que nuestros actos sean realmente libres, necesitamos conocer tanto el objeto sobre el que actuamos como la motivación que guía nuestra acción.
Escrito por Alan Luna
@m_alunamojica. Maestro en filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana. Sus líneas de investigación son filosofía política, estética, teoría crítica y materialismo dialéctico.