Deportes
Reflexiones sobre el deporte y las relaciones de producción
El deporte organizado es un producto social que evolucionó desde que surgió como una necesidad física e intelectual del colectivo humano.
El deporte organizado es un producto social que evolucionó desde que surgió como una necesidad física e intelectual del colectivo humano y estaba al alcance de todos hasta que el capitalismo moderno se instaló; pero con ello ya no quedó a disposición de la sociedad, sino solamente de aquellos con tiempo y condiciones de subsistencia para disfrutarlo.
Hablando particularmente de México, la población se enfrenta a nuevos retos definidos por la disparidad de condiciones materiales actuales entre los distintos miembros de la sociedad; siendo así, una igualdad de condiciones dentro de cualquier deporte resulta imposible.
Es absurdo comparar los desafíos a los que se enfrenta un joven con carencias económicas extremas, cuyos padres viven al día y donde muchas veces el trabajo comienza desde la infancia, con otro que tiene acceso a educación, alimentación suficiente, descanso confortable y tiempo libre para entrenar o prepararse físicamente, porque sus padres disponen de una mejor situación financiera. El problema es que, en el deporte, muchas veces prevalece la falsa idea del mérito en el vencedor.
Este planteamiento revela una diferencia exponencial entre una clase y otra, porque muestra los abismos materiales existentes entre los jóvenes de distintos estratos sociales. Hay, ciertamente, algunos casos excepcionales, en los que el factor genético y un mayor esfuerzo y sacrificio de ciertos deportistas les permiten aspirar a una mejor posición social, pero los ejemplos exitosos son tan contados que rápidamente se vuelven noticia.
En la mayoría de casos, los jóvenes con cierto talento y potencial nato terminan en manos de los acaparadores de la riqueza, que absorben lo que pueden de ellos a cambio de becas universitarias o integrándolos en clubes de cierto prestigio para lucrar con su talento; pues la mayor retribución económica es para los dueños de los competidores. Con lo que el deportista se convierte en una mercancía; su energía y capacidades son absorbidas por los intereses del capital, como ocurre con cualquier trabajador.
Este proletariado deportivo también tiene su correspondiente “ejército laboral de reserva”, compuesto por cientos, quizá miles, de “deportistas excepcionales”, ejemplares únicos, que esperan persistentemente la oportunidad para cumplir sus sueños, anhelando que espontáneamente surjan las mejores condiciones para competir “justamente” en el mercado deportivo.
Este panorama no es desconocido para los actuales gobernantes mexicanos, que podrían influir desde el poder político para modificarlo pero no quieren hacerlo, y esto permite que el talento deportivo nacional sea permanentemente sobreexplotado en provecho de unos cuantos. Los gobernantes actuales solamente recurren a la demagogia para plantear soluciones paliativas a problemas que son estructurales, por ejemplo, mediante reformas deficientes.
“Queremos ver que el hijo de una obrera de García, llegue a los más altos niveles deportivos; que no importe si viene de la colonia más privilegiada o del barrio más humilde; que sea el talento lo que se valore. Es por ello que he presentado una propuesta de reforma a las leyes deportivas del estado para que, en los esquemas de entrenamiento, se desarrollen y agreguen programas de vinculación con instituciones deportivas nacionales e internacionales”, anunció el diputado morenista Mario Soto durante la presentación de una iniciativa en el Congreso local de Nuevo León el 17 de junio pasado (abcnoticias.com).
Su visión utópica contrasta con la opinión de los atletas del país: “En México, del deporte no se puede vivir, qué más quisiera que tener una entrada fija de dinero para poder sobresalir; pero, pues, aquí en México no, la verdad no”, lamentó en entrevista Mauricio López, joven de 19 años, Subcampeón Mundial de Frontón.
Ambas opiniones reflejan la disparidad existente en la visión de sus autores: por un lado, un político sistémico que piensa que basta una reforma a la ley para mejorar la situación de los atletas de alto rendimiento (cretinismo parlamentario, lo llamó el científico social Carlos Marx); y del otro lado, el sentimiento real de quien acumuló años luchando contra las trabas y dificultades impuestas al deporte de alto rendimiento sin patrocinio.
Así, independientemente del partido político en el gobierno, el deporte permanecerá como reflejo de lamentables relaciones de producción en la infraestructura económica de la sociedad y, por tanto, su papel social se modificará en tanto cambien tales relaciones socioeconómicas. Solamente tendremos un deporte masivo y popular, al alcance de todos, que no forme “estrellitas” para los negocios de los magnates, sino atletas que inspiren a las futuras generaciones, en una sociedad donde la riqueza se distribuya equitativamente, las relaciones laborales sean mejores y las condiciones de vida óptimas.
Escrito por Juan Pablo Morgado Cano
Entrenador en la Escuela Nacional del Deporte