Cargando, por favor espere...

Deportes
Deporte popular: Espartaquiadas soviéticas y Espartaqueada mexicana
Las Espartaquiadas en la Unión Soviética representaron, en su momento, una auténtica revolución “dentro de la revolución”.


En un mundo donde el deporte de élite se ha convertido en un producto comercial más, empaquetado para el consumo masivo y dominado por intereses corporativos, existen iniciativas que conservan la esencia del deporte: aquella que entiende el cuerpo humano no como una máquina de rendimiento, sino como un vehículo de transformación social, unidad popular y desarrollo humano integral.

Dos experiencias aparentemente distantes, las Espartaquiadas soviéticas de la primera mitad del Siglo XX y la Espartaqueada mexicana que hoy todavía se desarrolla, encarnan esta visión revolucionaria de la educación física y demuestran que, cuando el deporte está al servicio del pueblo, se convierte en algo mucho más significativo que un mero espectáculo.

Las Espartaquiadas en la Unión Soviética representaron, en su momento, una auténtica revolución “dentro de la revolución”. Nacieron como una alternativa proletaria a los Juegos Olímpicos que eran vistos entonces como eventos profundamente burgueses y elitistas.

Pero su importancia trascendía con creces lo simbólico. Estas competencias masivas materializaban una filosofía profundamente humana que entendía el deporte como un derecho fundamental del pueblo, no como un privilegio de unos pocos. El objetivo no era crear campeones aislados que luego serían comercializados como productos, sino desarrollar ciudadanos sanos, “íntegros”, conscientes de su corporalidad y de su lugar en la sociedad.

A través de las Espartaquiadas, la cultura física se democratizaba, y dejó de ser en un lujo para convertirse en patrimonio colectivo. Estas justas populares fortalecían los lazos sociales y el sentido de pertenencia, mientras permitían detectar orgánicamente a los talentos deportivos que surgían naturalmente de la participación masiva.

Al otro lado del mundo y varias décadas después, en México, el Movimiento Antorchista ha mantenido viva esta tradición con la Espartaqueada Deportiva Nacional que, no por casualidad, lleva un nombre que evoca conscientemente aquella experiencia soviética. Hoy, este evento se ha consolidado como el encuentro deportivo popular más grande de México, una verdadera hazaña organizativa que emerge desde las bases sociales, con la que se demuestra que el espíritu de las Espartaquiadas no se disolvió con la Unión Soviética, sino que encontró nuevo terreno fértil en dónde echar raíces.

La Espartaqueada mexicana representa actualmente aquello que las Espartaquiadas soviéticas representaron en su tiempo: la ruptura de las barreras económicas que sistemáticamente excluyen a los jóvenes de comunidades marginadas de la práctica deportiva seria y competitiva.

Para el antorchismo, el deporte sirve fundamentalmente para forjar “voluntad, disciplina y carácter”. Esta visión que prioriza en la formación integral sobre el resultado inmediato conecta directamente con la filosofía de las Espartaquiadas soviéticas. En ambos casos, no se trata simplemente de ganar medallas o romper récords, sino de formar ciudadanos completos, un modelo de “hombre nuevo” que planteamos desde ambos movimientos: personas conscientes, cultas, físicamente desarrolladas y con un profundo espíritu de superación que trasciende lo meramente deportivo.

Uno de los aspectos más notables de la Espartaqueada mexicana es su modelo de gestión popular autónoma. A diferencia de los eventos deportivos convencionales, que dependen de financiamiento estatal o patrocinios corporativos, esta justa se realiza sin apoyo gubernamental, con lo que se demuestra la formidable capacidad organizativa del propio pueblo.

Las cifras hablan por sí solas: para la edición de 2023, más de 25 mil deportistas participaron en las distintas eliminatorias, que alcanzaron la fase nacional en Tecomatlán, Puebla: poco más de 10 mil. Estos números, impresionantes por donde se los mire, son el resultado de la movilización popular, la solidaridad y el trabajo colectivo.

Estas dos experiencias, separadas por el tiempo y el espacio, pero unidas por una filosofía común, nos enseñan lecciones valiosísimas para el presente. En primer lugar, demuestran contundentemente que el potencial atlético existe en todos los sectores sociales. En segundo lugar, muestran cómo el deporte puede generar cohesión social en un mundo cada vez más fragmentado, creando espacios de encuentro y solidaridad entre jóvenes de diferentes regiones, condiciones sociales y trasfondos culturales.

Además, ambos proyectos entienden la formación deportiva como parte de un desarrollo humano integral, muy lejos del deporte-espectáculo que prioriza en el récord vacío sobre la plenitud del individuo. Por último, la Espartaqueada mexicana prueba contundentemente que las clases trabajadoras pueden organizarse y tomar conciencia de su papel social y sus intereses sin depender de instituciones estatales o corporativas. 


Escrito por Wuenceslao Pérez

dfghjk


Notas relacionadas

Para atender esta demanda, se prevén remodelaciones en diversas terminales aéreas.

Personal de Resguardo Parlamentario censuró a reporteros gráficos al ubicarlos en otro sitio, tras el PAN, PRI y MC.

La corrupción en el deporte en México y el mundo representa uno de los desafíos más complejos y el más urgente por resolver para quienes dirigen los sistemas de integridad pública y privada.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho de acceso a la cultura física y a la práctica del deporte para todas las personas.

La práctica regular de actividad física y de ejercicio con frecuencia son recomendados por médicos y especialistas de la salud.

Las actividades deportivas estimulan, fortalecen y corrigen los tejidos óseo y muscular; ayudan a evitar el sobrepeso y la obesidad.

Vivimos una época en la que el reconocimiento de las masas erróneamente supera al mérito real.

La mascota simboliza la unidad, fortaleza y alegría; refleja el patrimonio cultural y dinamismo del país.

La mercantilización del deporte y su control por el gran capital mundial han permitido que la práctica atlética en general y los grandes eventos internacionales sean utilizados para mejorar la imagen de regímenes políticos impresentables o de empresas igualmente polémicas.

Desde la aparición de los primeros homínidos sobre la Tierra se tienen indicios del trabajo colectivo, tanto en el cuidado de los infantes, la recolección de alimentos y la cacería de animales, como en la defensa física de la comunidad frente a los depredadores.

Becerra se impuso en la final por un ajustado marcador de 147-146 a la salvadoreña Sofía Paiz.

“El primer lugar para personas convencionales es de 50 mil dólares, mientras que nosotros recibimos 60 mil pesos”: Marco Caballero, paratleta.

El deporte organizado, tal como lo conocemos hoy, se distanció radicalmente de las actividades físicas vinculadas a la supervivencia en las sociedades primitivas; su origen como competencia estructurada surgió en las antiguas sociedades esclavistas.

Este viernes 22 de agosto México sumó las ultimas 14 medallas en seis deportes diferentes, de las cuales dos oros, cinco platas y siete bronces.