Las actividades deportivas estimulan, fortalecen y corrigen los tejidos óseo y muscular; ayudan a evitar el sobrepeso y la obesidad.
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La práctica regular de actividad física y de ejercicio con frecuencia son recomendados por médicos y especialistas de la salud; pero su verdadero valor trasciende la simple pérdida de peso o a la mejora estética; es un pilar fundamental del bienestar humano cuyos efectos repercuten desde las células hasta la estructura misma de la sociedad.
Handschin, C., y Spiegelman (2008) sostienen que el ejercicio es el principal estimulante de la biogénesis mitocondrial. El organismo, al realizar alguna actividad o ejercicio físicos, demanda una mayor energía; esta condición debe ser solventada para mantener la homeostasis, por lo tanto, las células al estresarse, tienden a crear más mitocondrias, logrando con ello no solamente el incremento de la resistencia, sino reducir la producción de especies reactivas de oxígeno (estrés oxidativo), un factor importante del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
También Rowlands (2009) establece que la actividad física funciona como un interruptor epigenético que influye en mecanismos como la metilación del ácido desoxirribonucleico (ADN), activando genes protectores y silenciando aquellos asociados a la inflamación y a las enfermedades; de igual manera estimula la producción de la proteína-factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), esencial para la supervivencia, el crecimiento y la especialización de las neuronas; por tanto, desempeña un papel fundamental en el aprendizaje, la memoria y la función cognitiva.
Por otro lado, Richter (2013) refiere que, en el nivel hormonal sistémico, la contracción muscular promueve la captación de glucosa en la sangre de forma independiente a la insulina; por lo que, a largo plazo, incrementa la sensibilidad de ésta ayudando notablemente en la prevención y al tratamiento de la diabetes tipo 2; al realizar ejercicio aeróbico, se utilizan los ácidos grasos combatiendo así la obesidad y el hígado graso.
A través del ejercicio se activan y se producen hormonas esenciales para la modulación del cortisol (hormona del estrés); es cierto que un entrenamiento intenso lo eleva temporalmente; pero con la práctica regular del ejercicio se logra la adaptación y puede reducirse a niveles basales; al mismo tiempo libera endorfinas y endocannabinoides neurotransmisores con potentes efectos analgésicos, los cuales crean una sensación de placer y felicidad combatiendo la ansiedad y la depresión.
También estimula la secreción de hormonas del crecimiento y testosterona, esenciales tanto para el desarrollo muscular y la reparación de tejidos, como para la densidad ósea. Sin embargo, el impacto de la actividad física y del ejercicio no sólo ocurre dentro del organismo: en el nivel social también fomenta el sentido de pertenencia y comunidad, al igual que los valores como la cooperación, la disciplina, el respeto y la resiliencia; bajo este entorno se hermanan los individuos, pues todos comparten objetivos comunes.
La actividad física y el ejercicio, por lo tanto, no deben verse como una actividad más en nuestra agenda; por el contrario, como hemos visto, son un estímulo fundamental para nuestro organismo, para el que está perfectamente diseñado. Desde los mecanismos para la especificación de calcio en el músculo hasta la liberación de endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo; y desde la creación de nuevas mitocondrias hasta la fortaleza de nuestros lazos sociales, el movimiento es el hilo conductor de una vida saludable en todas sus dimensiones.
En un mundo cada vez más sedentario, entender esta profunda interconexión entre lo molecular, lo sistémico y lo social representa el primer paso para reincorporar el movimiento como un elemento no negociable en nuestra vida diaria. Es, en esencia, la prescripción más potente, accesible y polifacética que existe para vivir no solamente más años, sino con más vida.
Las actividades deportivas estimulan, fortalecen y corrigen los tejidos óseo y muscular; ayudan a evitar el sobrepeso y la obesidad.
Vivimos una época en la que el reconocimiento de las masas erróneamente supera al mérito real.
La mascota simboliza la unidad, fortaleza y alegría; refleja el patrimonio cultural y dinamismo del país.
La mercantilización del deporte y su control por el gran capital mundial han permitido que la práctica atlética en general y los grandes eventos internacionales sean utilizados para mejorar la imagen de regímenes políticos impresentables o de empresas igualmente polémicas.
Desde la aparición de los primeros homínidos sobre la Tierra se tienen indicios del trabajo colectivo, tanto en el cuidado de los infantes, la recolección de alimentos y la cacería de animales, como en la defensa física de la comunidad frente a los depredadores.
Becerra se impuso en la final por un ajustado marcador de 147-146 a la salvadoreña Sofía Paiz.
“El primer lugar para personas convencionales es de 50 mil dólares, mientras que nosotros recibimos 60 mil pesos”: Marco Caballero, paratleta.
El deporte organizado, tal como lo conocemos hoy, se distanció radicalmente de las actividades físicas vinculadas a la supervivencia en las sociedades primitivas; su origen como competencia estructurada surgió en las antiguas sociedades esclavistas.
Este viernes 22 de agosto México sumó las ultimas 14 medallas en seis deportes diferentes, de las cuales dos oros, cinco platas y siete bronces.
Hasta el momento los deportistas mexicanos han obtenido 76 medallas en total, de las cuales 18 son de oro, 29 de plata e igual número de bronce; México se ubica en cuarto lugar del medallero.
La gimnasta yucateca logró superar a la estadounidense Natalie de la Rosa y a la brasileña Sarah Ferreira.
El deporte organizado es un producto social que evolucionó desde que surgió como una necesidad física e intelectual del colectivo humano.
La deportista mexicana superó a Anita Stenberg, actual campeona europea y número uno del mundo en resistencia femenil.
La medalla de oro se debió a la destacada participación de Osmar Olvera en el trampolín de 3 metros.
Apenas 4 millones 200 mil trabajadores junto a sus familias realizan algún deporte, una cifra muy baja comparado con los 21 millones registrados en el IMSS.
Escrito por Wuenceslao Pérez Caballero
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