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¿Genética o buena suerte? El caso del trébol de cuatro hojas
Los genes son los responsables de la conformación del genotipo
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Cuando hablamos de ciencia y suerte, sin duda tenemos en mente los azarosos descubrimientos de la penicilina y las microondas, con los que se crearon un potente antibiótico y un electrodoméstico como el horno de microondas. Pero cuando hablamos de genética y “buena suerte” las cosas cambian. La genética es una rama de la biología que estudia los procesos hereditarios y los cambios que ocurren en el ADN, que es una macromolécula presente en las células y que contiene las instrucciones necesarias para el desarrollo y funcionamiento de los seres vivos. El ADN se conforma de nucleótidos con bases nitrogenadas como la Adenina, Guanina, Citosina y Timina. La combinación de estas bases nitrogenadas, produce una secuencia que a su vez da origen a lo que se conoce como gen. 

Los genes son los responsables de la conformación del genotipo, cuando éste se expresa resulta en todas las características físicas de un organismo, al conjunto de las cuales se le llama fenotipo. De acuerdo con lo anterior, podemos decir que el fenotipo esta controlado por el genotipo. Durante la reproducción sexual se realizan múltiples copias de ADN proveniente de los padres y en ese proceso pueden ocurrir errores que modifican la secuencia de los genes (mutaciones); cuando esto sucede, los fenotipos de los organismos pueden ser diferentes a la de sus progenitores. Cuando un gen compite con otro del mismo tipo y se expresa, se dice que es dominante y al que no logra trasmitir sus características se le denomina gen recesivo. Para que un gen recesivo se exprese, necesita disponer de dos copias en un organismo.

Para visualizar lo anterior, nos centraremos en el género de plantas Trifolium, de la familia Fabaceae, comúnmente conocida como tréboles. En torno a estas plantas circula una superstición y también un misterio para la ciencia ya que, como su nombre lo indica, tienen tres hojas –del latín tri (tres) y folium (hoja)– pero de cada 10 mil individuos, una planta presenta cuatro hojas en vez de tres. Una hipótesis sostiene que para que esta característica se exprese es necesario que ambos progenitores presenten un gen recesivo, que es transmitido al nuevo organismo para producir la hoja adicional. Sin embargo, en la última década investigaciones en Medicago truncatula han revelado la presencia de un gen llamado PALM1, que a su vez produce una proteína llamada SGL1 que regula la formación de las estructuras necesarias para la proliferación de nuevas hojas. Pero cuando existe una mutación en PALM1 se produce una alteración de SGL1 y aparecen nuevas hojas en la planta. Este mecanismo explicaría también la aparición de la hoja adicional en los tréboles.

Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la suerte? La respuesta reside en la probabilidad de encontrar un trébol con este cambio fenotípico, que es del 0.01 por ciento en cada 10 mil tréboles. Al parecer, el origen de la creencia tiene un trasfondo religioso y se originó en Irlanda, una isla de Europa donde San Patricio buscaba un trébol de tres hojas para explicar el misterio de la Santísima Trinidad de la Iglesia Católica Romana, pero en su camino se encontró con uno de cuatro hojas que hoy simboliza la salud, el dinero, el amor y la prosperidad. Así que para tener buena suerte en tu vida social, económica y emocional, o en la ciencia, sería bueno que cuanto antes comiences a buscar un trébol de cuatro hojas.  


Escrito por Luis Alfredo Herbert Doctor

COLUMNISTA


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