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El fin del año se aproxima y con ello el invierno con sus bajas temperaturas se asoman. Para algunos esto es sinónimo de alegría, pues las tradicionales comidas invernales como los tamales acompañados de atole invadirán nuestras mesas. Para otros no es una época muy agradable, pues las noches largas y las temperaturas frías bajan fácilmente los ánimos. Afortunadamente, los seres humanos, como muchos otros seres vivos, tenemos la capacidad de elegir cómo vivir el frío que nos ofrece esta época del año. Pero alguna vez te has preguntado ¿qué ocurre en las plantas durante esta temporada?
Desde hace mucho se sabe que las bajas temperaturas son las responsables de desencadenar la floración en muchas especies de plantas. Esto ocurre a través de un proceso fisiológico conocido como vernalización. Durante dicho evento, las plantas “se dan cuenta” que existe un periodo prolongado de temperaturas frías y utilizan tal información para saber cuándo deben florecer. Las plantas no florecen en primavera, después del invierno, por casualidad. En realidad, la producción de flores ocurre como consecuencia de una “planeación” para cuando las condiciones ambientales son favorables. Esto significa que las plantas pueden administrar sus procesos fisiológicos a través del monitoreo de señales ambientales (como la temperatura). Aunque después de la vernalización, las plantas adquieren la capacidad de florecer, muchas requieren además de otros indicadores fisiológicos o ambientales antes de que realmente las flores aparezcan.
En el año 2009, un grupo de científicos del John Innes Centre, en Reino Unido, descubrió el mecanismo que regula la vernalización en el nivel molecular. Los científicos encontraron que, antes de la vernalización, el gen Flowering Locus C (FLC) impide que las plantas puedan florecer. No obstante, durante el frío, se produce la expresión de una proteína llamada Vernalisation Insensitive 3 (VIN3) que inactiva a FLC. Por lo tanto, en periodos de baja temperatura FLC no puede ejercer su función como represor y, en consecuencia, se da paso a la floración. Es así como, mientras algunos pensamos en abrigarnos y/o tomar un atole caliente para mitigar el frío, las plantas reprimen genes en el núcleo de sus células que impiden la producción de flores.
La represión genética del gen FLC ocurre progresivamente en toda la planta conforme avanza el invierno. FLC funciona como un “interruptor molecular” en el núcleo de las células. Entonces, existen versiones de FLC “encendido” y “apagado” que cambian de una forma a otra conforme se prolonga la exposición al frío. De hecho, las plantas deben pasar varias semanas expuestas a las bajas temperaturas para poder reprimir la función de FLC en todas sus células. Es importante mencionar que tales cambios de encendido/apagado ocurren gracias a re-arreglos físicos en la estructura de dicho gen. A esto se le conoce como silenciamiento epigenético y es el corazón que regula la vernalización en las plantas. Este tipo de regulación genética, que se basa en como se relajan y comprimen las moléculas de ADN, ha sido ampliamente estudiado en muchos procesos biológicos. Sin embargo, se ha encontrado que, durante la vernalización, el silenciamiento epigenético es crítico para orquestar la aparición de las flores.
No todas las plantas siguen los mismos periodos de vernalización. Es importante tener en cuenta que en las diferentes regiones geográficas las temperaturas frías no son constantes. Incluso, varían durante el día y la noche en un mismo lugar. Por otro lado, las diferentes especies de plantas responden de manera diferente a dicho proceso. No obstante, las temperaturas típicas en las que ocurre la vernalización oscilan entre uno y siete grados centígrados. Además, el tiempo que debe durar puede variar desde dos hasta 10 semanas. El estudio de la vernalización en plantas de importancia económica es tema de investigación en diferentes laboratorios de investigación alrededor del mundo. Esto con el objetivo de generar conocimiento útil para los productores y agricultores.
Molina egresó como ingeniero químico por la UNAM en 1965 y posteriormente realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania.
En la novela Los crímenes de Oxford, su autor, el doctor en Matemáticas y escritor argentino Guillermo Martínez, es un ejemplo de convergencia de estas dos áreas aparentemente disímiles: matemáticas y literatura.
Durante la última década en el Reino Unido, se han identificado 19 nuevos mecanismos genéticos de resistencia en bacterias.
La potencia del telescopio Hubble logró captar imágenes de la galaxia conocida como UGC 8091 que, según la NASA y la ESA, es parecida a una “bola de nieve” cósmica.
Para muchos es normal que en la época de fin de año las temperaturas sean bajas. Esto se debe, en gran medida, a la inclinación de 23.5 grados del planeta con respecto a su eje, que va del polo norte al sur.
El ser humano ha entendido las diferentes formas de vida a través de la observación, distinguiendo las similitudes y diferencias de los organismos.
Otra de las ventajas del cultivo in vitro es que le permite al hombre controlar la humedad, la temperatura y la luz, factores decisivos para el crecimiento de una planta, que, de manera natural, no pueden ser controlados.
En la Edad Media se sospechaba que la peste negra era originada por algún agente que entraba en un cuerpo y se trasmitía a otras personas.
Thales de Mileto utilizó el razonamiento para establecer leyes generales; fue el primero en formular teoremas matemáticos como los conocemos hoy.
La imagen viral que vimos en redes sociales captada por el el telescopio espacial “James Webb” nos muestra cómo se veía una porción del universo hace cuatro mil 600 millones de años.
Los moquitos tienen un sentido del olfato sumamente fino.
Marx incluyó en su obra El Capital las características de la agricultura capitalista, la cual extraía más nutrientes del suelo de los que le devolvía, dejando a las tierras infértiles.
Pero los métodos subjetivos de conocimiento de la historia como el de comprender (o “verstehen”) no resuelven el problema de la objetividad.
La sonda Mars Express halló “inmensos” depósitos de 3.7 kilómetros de espesor, ubicados bajo el suelo del ecuador de Marte, estructuras que sugieren la presencia de hielo.
El Cometa Diablo, compuesto de criomagma, una amalgama de hielo, polvo y gas, presenta una estructura peculiar.
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Escrito por Neftaly Cruz Mireles
Columnista de ciencia