Cargando, por favor espere...
Se ha culpado al director de esta cinta por su obstinación de mostrar los efectos de una insurrección generalizada, caótica y violenta; de insinuar que los manifestantes se comportan como zombies en busca de cerebros o como bárbaros adictos a Atila. Es decir, el filme incita el prejuicio de la derecha en torno a que con cualquier causa, justa o no, todas las manifestaciones desembocan en el caos. Además de esta satanización, se reprocha a las protestas su falsa victimización por cuenta de los privilegiados. Esta aseveración no está del todo infundada porque el director no es claro en el discurso político de los inconformes, quienes se abanderan con el verde (¿son feministas?), irrumpen en la boda de los ricos, embadurnan las paredes con frases anarquistas y nunca se aclara si el movimiento está dirigido por una fuerza organizada, aunque todo parece indicar que solo es un pastiche espontáneo, ideológico y violento.
Esta distopía de Michel Franco parece lógica porque con todo y que ha vivido en México, con cierto sentido crítico, y comprende los fuertes contrastes sociales que existen en el país, acepta que el estallido popular violento es de latencia permanente debido a los muchos años de opresión económica de los sectores sociales mayoritarios y que una movilización arrebatada es natural u obvia. Franco privilegia visualmente la ira revanchista de las clases sometidas con poderosas imágenes en locaciones fácilmente reconocibles de la Ciudad de México (CDMX), no sin antes pasear sus cámaras por la vida glamurosa de los privilegiados. Acaso un guiño a El ángel exterminador de Luis Buñuel, la historia comienza con la reseña de una pomposa boda de la élite mexicana; sin ambages ni exageraciones, reconocemos una clase rica vinculada a la corrupción política, cuyos juniors gozan de la vida en derroches y exhibiendo una indolencia hacia todo lo que ocurra más allá de sus mansiones. En pocas secuencias, el cineasta hace evidente su misoginia, su profundo clasicismo y no le interesa ser específico en las razones políticas de la situación. No parece importarle, tampoco justificar el discurso de la rebelión: solo presenta actos develados, quizás para colocarnos, inicialmente, en la estupefacción del adinerado al que roturan paroxísticamente su nicho privilegiado; pero lo hace con parcas ideas y, eso sí, con muchos ajustes de cuentas. Sin embargo, en el filme, los rebeldes no son responsables de la inhumanidad más severa: es el ejército.
Aquí reconozco el mérito: evidenciar que la sublevación violenta –más allá del desgarramiento de vestiduras de la derecha más conservadora– orilla a los parias insurrectos a ser presa de un régimen más abiertamente represivo, so pretexto de mantener la paz social. Es un hecho reconocido que el ejército es la institución más proclive a cometer violaciones a los derechos humanos. Podemos acusar a Franco de que, en algunos trozos de su cinta, sobreexplota visualmente este crudo aspecto; pero también reconocemos que es audaz al presentar la corrupción que impera en el interior de las Fuerzas Armadas y que puede ser más vasta, porque cuando restablecen el orden con el toque de queda –que las clases humildes padecen con mayor intesidad–, son los militares quienes se dedican a secuestrar y torturar a los hijos mimados de los ricachos. La “Cuarta Transformación” (4T) ha minimizado este riesgo: la militarización de un país no es una garantía de paz para nadie. Hemos sido partidarios, por ello, de que la oposición al cesarismo lopezobradorista se haga mediante la participación democrática, ya que otros derroteros pueden resultar más contraproducentes.
La cinta lo vislumbra y por eso nos estremece. Alguien contó que Emilie Zolá escribió Germinal para lanzar una seria advertencia a las clases adineradas de Francia de que debían interesarse en la extrema miseria de los mineros para reducir el abismo socio-económico en que vivían; pues si siguen así las cosas, su inocua mandanga podría desembocar en un insondable precipicio social.
Esa situación ha convertido a México, de facto, en un TPS, aunque el Gobierno Federal sostenga que no lo es
Con la aprobación del PEF 2022 sin ninguna modificación, los diputados de Morena y sus partidos aliados exhibieron su obediencia ciega a los dictados del primer mandatario.
La radicalidad implica la solución estructural de problemas como la pobreza, desigualdad, falta de servicios, educación, salud y vivienda.
La oscuridad que vive México con AMLO y su gobierno de "Transformación de Cuarta" va más allá de los apagones; es un reflejo más de la crisis política, económica y social que desde diciembre de 2018 se vienen ahondando y perjudica a todos los Mexicanos.
El enemigo es la pobreza; el remedio, la educación y la organización del pueblo. ¿Se trata de una afirmación a priori o, peor aún, sectaria? Nada de eso.
La separación entre estaciones -de más de 2 kilómetros- deja fuera del servicio a la mayoría de la población, un proyecto que no contempla a todos
El miércoles 10 de octubre se cumplió un año del asesinato del valeroso y lúcido presidente municipal de Huitzilan de Serdán, Puebla,
Julio Menchaca Salazar, quien únicamente se ha dedicado a ver cómo pasan los años mientras la población se sumerge en el abandono.
El rector de la BUAP Alfonso Esparza Ortiz comentó que “más allá de las diferencias que tenemos, nuestra prioridad es la seguridad”.
Eliminan a cinco candidatos por no cumplir con los requisitos.
En los últimos cuatro años, la Revolución Cubana desafió la ola destructiva de Donald John Trump, quien pretendió impedir la autodeterminación de 11.3 millones de personas con el bloqueo económico-tecnológico.
El escenario del Teatro La Paz, a través de la puesta en escena de El Jardín de los Cerezos trasladó a los espectadores hasta la Rusia zarista
Su ideología y su historial no se alinean con los principios de Morena.
La trascendencia de la guerra radica en su calidad de “guerra total”, es decir, en significar, por lo que se observa, la guinda de un rabioso asedio que, desde mucho antes de la caída de la URSS, mantuvo EE. UU. sobre Rusia.
La creación de mundos paralelos, en los que puede alcanzarse una felicidad pasajera y ficticia, ofrece a millones de personas la ilusión de vivir en el mundo que quisieran vivir.
Escrito por Marco Antonio Aquiáhuatl
Columnista