Los envíos de dinero del exterior registraron su mayor tropiezo desde 2009.
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Todavía no han salido los resultados oficiales de medición de la pobreza del Inegi, pero el gobierno de la 4T ya echó las campanas al vuelo y los medios de comunicación afines han secundado ese canto de victoria. Apenas se presentó el reporte de los resultados de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2024 y Claudia Sheinbaum se apresuró a declarar que la población en pobreza en México se había reducido en más de 10 millones, que también se abatió la desigualdad económica y que ambos fenómenos se deben a la política social implementada por la 4T, contraria a la de los gobiernos neoliberales que gobernaron “para unos cuantos y para sus bolsillos”.
El reporte publicado el 30 de julio de 2025 sobre los resultados de la ENIGH 2024, la base estadística para las estimaciones oficiales de pobreza, dice que entre 2018 y 2024, el ingreso promedio de los hogares aumentó 15 por ciento, esto es, a razón de 2.5 por ciento anual. Ya descontando los efectos de la inflación se estima que el ingreso promedio trimestral de los hogares pasó de 70 mil a 77 mil pesos. Es decir, un hogar promedio –con 3.4 miembros– percibe el equivalente a tres salarios mínimos a razón de uno por integrante del hogar. Según los expertos, el factor que más incide en este incremento es el cambio registrado en los ingresos laborales de los hogares y en muy menor medida, el de las transferencias gubernamentales, pues éstas tienen poco peso en el ingreso total.
Los promedios son más engañosos a medida que hay más desigualdad entre las observaciones, como son los ingresos de los hogares mexicanos. Pero, dando por válido este promedio, habría que decir que ese monto cubre apenas un poco más que el costo de la canasta básica, por lo que los trabajadores mexicanos habremos de preguntarnos si el avance y los mecanismos empleados son suficientes e irreversibles; es decir, si basta esperar los siguientes incrementos al salario mínimo para que el fantasma de la pobreza quede ahuyentado de nuestra sociedad.
Antes de seguir habría que acotar que medir la pobreza implica definirla. Tal y como lo hace hoy el Inegi y antes el Coneval, la pobreza se aborda considerando por separado algunas de sus manifestaciones; así, se habla de pobreza laboral, por un lado; de pobreza por ingresos, por otro; de privaciones sociales o carencias por acceso o por calidad. Esta división permite hacer malabares a fin de infravalorar la verdadera magnitud de la pobreza pues sólo califica oficialmente como pobre al que padece varias de ellas. Además, como se ha criticado, se usan umbrales para clasificar a la población y a los hogares como pobres tan bajos, tan extremos, que rayan en la burla. No basta no tener servicios de salud, además debes estar muriendo de hambre, no tener educación y que tu vivienda se esté cayendo y esté sin servicios como electricidad o agua potable para que un hogar sea clasificado como pobre.
La historia del salario medio de los hogares mexicanos muestra que los más recientes no son resultados inéditos ni por el incremento ni por la magnitud. Durante el periodo denominado Desarrollo Estabilizador, que va de 1954 a 1970, los salarios reales se incrementaron a una tasa promedio de 4.5 por ciento cada año y la pobreza extrema se redujo del 60 por ciento de la población a la cuarta parte.
Hay que decir que, en ese periodo, además del buen comportamiento del salario, también aumentó el empleo, lo que se tradujo en una mejora notable del nivel de vida de la población y del ensanchamiento de la clase media. Y, sin embargo, todo se derrumbó de un plumazo por medio de una larga crisis que trajo consigo inflación y desempleo. ¿Ha cambiado algo para considerar que las posibilidades de que esto se repita sean nulas? Nada, esencialmente. Mientras persista el capitalismo, la suerte de los trabajadores asalariados dependerá de las necesidades de acumulación del capital. Nada impide que el capitalista que hoy acepta las nuevas condiciones laborales, mañana mueva su capital a otros mercados. ¿Qué fuerza puede impedir que los avances que hoy presume la 4T se subviertan en un par de años? Mientras no se organice para defenderse, pues en eso reside su fuerza, la clase trabajadora seguirá sufriendo el tormento de Sísifo. Cuando cree que está a punto de superar las lacras que conlleva la explotación, como la pobreza material y espiritual, la roca rueda hasta abajo y hay que volver a empezar.
Los envíos de dinero del exterior registraron su mayor tropiezo desde 2009.
El discurso oficial contrasta con las proyecciones internacionales y la percepción del sector privado.
La medición de la pobreza se ha convertido en uno de los criterios sustanciales para evaluar el desempeño gubernamental y las posibilidades de un crecimiento con desarrollo de un país.
El crecimiento fue respaldado por exportaciones y utilidades empresariales
La empresa estatal disminuyó el volumen de crudo procesado en comparación con el mes previo y sigue lejos de su meta sexenal.
El Producto Interno Bruto (PIB) se quedó por debajo de la estimación del Inegi y de economías comparables, como Brasil y Colombia.
La idea de que es posible el dominio absoluto y duradero de un Estado nación sobre el resto del mundo ha constituido un elemento central de la ideología norteamericana desde al menos el Siglo XIX.
Durante años, la narrativa de la austeridad republicana funcionó como uno de los principales dispositivos simbólicos de legitimación del proyecto político encabezado por Morena.
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El organismo prevé contracción en la actividad económica por una caída en industria y servicios.
La compañía tecnológica informó a medios especializados que los datos comprometidos incluyen información general, como nombres de usuarios y empresas, pero no contraseñas.
En México, el 33.9 por ciento de la población –equivalente a 44.2 millones de personas– vive en situación de pobreza laboral, lo que significa que sus ingresos son insuficientes para adquirir la canasta alimentaria básica.
A pesar de generar más del 80 por ciento del empleo, la falta de acceso a financiamiento y la mala administración provocan cierres constantes.
El rezago educativo y la falta de servicios básicos siguen afectando a millones
Por cada peso de deuda contraída, sólo 68 centavos son destinados a inversión física. Cada mexicano debe en promedio 133 mil pesos, 22 mil más que en 2019.
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Escrito por Vania Sánchez
Licenciada en Economía por la UNAM, maestra en Economía por El Colegio de México y doctora en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).