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¡A derrotar en las urnas a los Lucas Lucateros!
Entre los fallecidos hay mucha gente mayor, pero también están cayendo jefes de familia, quienes son responsables del sustento de esposas e hijos.
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¿Cómo evitar que los extravíos de los miembros de la “Cuarta Transformación” (4T) no nos lleven a evocar a Anacleto Morones y Lucas Lucatero, dos de los personajes de El llano en llamas, la colección de cuentos del ilustre escritor mexicano Juan Rulfo? Ambos son unos charlatanes, vividores y verdaderos pillos que estafan a la gente al aprovecharse de la ignorancia y el fanatismo de la gente. El Niño Anacleto juega a tal grado con las creencias de ésta, que incluso lo consideran “santo milagroso”. Pues bien, si la opinión pública enfoca con acierto su gran lente sobre el Presidente de la República y el rockstar de la 4T, el flamante zar de la pandemia Hugo López-Gatell, podrá observar que estos dos López se comportan igual que los pícaros de Rulfo y que ambos –uno diciendo mentiras en sus conferencias mañaneras y otro paseándose sin rubor en las bellas playas mexicanas (una caricatura crítica de El Financiero lo exhibe en tanga)– solo se la pasan justificándose y adulándose mutuamente sin asumir su responsabilidad, mientras insisten en exigir a la gente que se quede en casa sin apoyos monetarios en el periodo más crítico de la pandemia.

O sea que en un escenario de crisis sanitaria desbordada, con el personal médico exhausto física y psicológicamente y con una economía devastada, los miembros de la 4T no dudaron en tomarse unas “merecidas” vacaciones. Pero, querido lector, imaginemos, por un momento, al sector de los menos afortunados, los que buscan sobrevivir dentro de un mar de necesidades. El investigador Julio Boltvinik afirma que el 80 por ciento de la población mexicana padece algún nivel de pobreza, lo que implica que en el país hay 20 millones de hogares donde sus integrantes no la están pasando nada bien. Estas personas, de acuerdo con el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, no podrán salir de la pobreza por más que se esfuercen, y ahora con la pandemia están enfrentando estragos aún más pavorosos sin que las clase gobernante y empresarial acudan en su ayuda o siquiera se inmuten con su dolor.

La mayoría de las muertes en México se producen entre los más pobres, pues éstos son quienes están resintiendo más crudamente la pérdida de empleos y la disminución en los ingresos. ¿Cómo salvarse del Covid-19 si no hay servicios médicos y los pocos que existen, son de mala calidad; si la alimentación es deficiente y no puede guardarse la sana distancia porque la mayoría de los pobres de México habitan hacinados en viviendas muy precarias? Entre los fallecidos hay mucha gente mayor, pero también están cayendo jefes de familia, quienes son responsables del sustento de esposas e hijos, han perdido sus empleos y dependían de la solidaridad de parientes cercanos.

Las medicinas para tratar el Covid-19 rondan en los tres mil pesos, y el costo del termómetro y el oxímetro en los mil pesos; pero conforme la enfermedad avanza, los gastos se incrementan porque hay que adquirir, por lo menos, dos tanques de oxígeno, que tienen un costo de ocho mil pesos y para recargarlos, durante 15 días, hay que desembolsar otros 10 mil pesos. A esto hay que agregar la alimentación del enfermo y la familia; y ni pensar en la hospitalización o la intubación porque los nosocomios oficiales están saturados y de ahí los regresan a morir en casa. La naturaleza desempeña su papel y pocos mexicanos humildes han salido airosos de estos cuantiosos gastos. Toda una tragedia familiar.

El gobierno de la 4T oculta las cifras reales de contagios y fallecimientos y solo podemos acceder a su número aproximado por las personas que tienen o han tenido familiares infectados. Contrario al sector salud oficial, los hospitales privados, como el ABC y el Ángeles, que son de primer mundo, atienden a las familias de los empresarios, gobernadores y funcionarios públicos de primer nivel; es decir, a las personas con suficiente dinero para recibir atención médica de calidad y pueden salvarse del Covid-19. ¿A quién le importa gastar en la vida de los pobres? A los de la 4T, por lo visto, no. La única salida es quitar del poder a esta clase de Lucas Lucateros y hacer que reciban su merecido. Si usted está dispuesto a echarlos del Congreso y de los gobiernos que estarán en disputa el seis de junio, acuda a votar.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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