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En las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE. UU.), los grandes capitales norteamericanos se enfrentaron en las urnas a través de los candidatos Kamala Harris, del partido Demócrata, y Donald Trump, del partido Republicano. En términos generales, cuando menos desde la caída de la Unión Soviética (1991), las políticas implementadas por esos partidos no han sido muy distintas. Cuando han tenido oportunidad de gobernar, han procurado, de manera indistinta y en formas cada vez más agresivas, bloquear el acceso, encarcelar y deportar a los migrantes ilegales. Demócratas y republicanos han permitido los excesos policiacos contra la población afrodescendiente. Cada vez más onerosamente, los dos partidos han supeditado la economía y el Estado mexicanos a los capitales y designios estadounidenses. Igualmente, ambos fomentan la existencia del Estado genocida de Israel, la erradicación de los palestinos, y han acosado e invadido a las naciones que no se alinean con el imperio, destruyendo sus gobiernos, sus economías y masacrando a sus habitantes. Sin embargo, con el triunfo de los republicanos, existe un pequeño matiz que podría hacer alguna diferencia en el futuro próximo.
Durante el primer periodo de gobierno de Trump, las tropas americanas casi no incursionaron en el extranjero. Es cierto que se potenciaron las tensiones económicas con China y con Irán. Se castigó a los capitales asiáticos y se ordenó el regreso de varias empresas estadounidenses al seno de su territorio americano. De la misma manera, ese gobierno bombardeó Siria y mantuvo “bien aceitada la máquina” de matanza de Israel. Sin embargo, tal vez por mero olfato existencial, las relaciones estadounidenses con la superpotencia nuclear de la Federación Rusa se mantuvieron a “una temperatura manejable”. Fue así, sobre todo desde 2017, cuando se abandonó el camino de animadversión del gobierno de Barak Obama hacia Rusia (se llegó a hablar incluso del desmembramiento de la OTAN). En otras palabras, si el discurso de odio de Trump parecía augurar una violencia inédita en todos los frentes de su administración, esa virulencia retórica no escaló más allá de los límites alcanzados por la administración de Obama en términos de las relaciones internacionales. Este último, con todo y las “verbosidades” cultas que lo caracterizan, fue un presidente más belicoso: mantuvo tensiones con Teherán, Beijing, Moscú, promovió el auge y prosperidad del Estado Islámico (cuando menos, no lo atacó nunca de manera contundente), inició la destrucción de Ucrania, a partir de su incursión en el Euromaidán de 2014, y destruyó Libia, Irak y Siria.
Los republicanos perdieron las elecciones de 2020. Ascendió Joe Biden, un político del corte de Obama. Bajo la administración actual se robustecieron los aires de guerra por todos lados. En cuanto al asunto peliagudo de Taiwán –que podría provocar un conflicto catastrófico en el planeta–, es el grupo gobernante quien está otorgando de facto un reconocimiento de independencia a la isla de Formosa, violando los acuerdos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este gobierno demócrata promete asistencia al gobierno taiwanés y envía navíos armados para provocar al gobierno de Xi Jinping. De la misma manera, las guerras actuales, en Ucrania y en Oriente Próximo, las financia y auspicia la administración de Joe Biden. La masacre entre ucranianos y rusos está directamente pagada por el presupuesto militar de la Casa Blanca. Lo mismo ocurre con el exterminio de los palestinos, con el bombardeo de inocentes en el Líbano, Irak y Siria, así como con los ataques directos de Israel contra Irán. Todo esto lo paga el Estado norteamericano.
Ahora volvió a ganar Donald Trump. Es muy probable que muchas cosas no cambien. En especial, permanecerá intacta la creciente sinofobia de los capitalistas estadounidenses; parece que Israel no se detendrá y el discurso antiinmigrante del presidente electo seguirá a la orden del día. Pero probablemente la dirección de la guerra en Ucrania tenga un giro radical. Los gobiernos otanistas de Europa y el de Zelensky se mostraron inquietos cuando conocieron los resultados de la elección, pues tanto Trump como varios políticos y comentaristas relacionados con él han criticado duramente la incursión de EE. UU. contra Rusia. Posiblemente esta nueva administración republicana de discursos violentos no sea, en un periodo de cuatro años, una amenaza de apocalipsis nuclear en el mundo.
Analizan la posibilidad de construir un centro de ciencia y tecnología nucleares en Nicaragua.
La cantidad de ayuda humanitaria enviada en agosto a la franja de Gaza fue la más baja desde el inicio del conflicto.
La aeronave volaba con 76 pasajeros y cuatro tripulantes.
Informes de la sociedad civil advierten que 30% de los homicidios dolosos en México es en contra de mujeres menores de 18 años; además, al mes unos 177 NNyA quedan en orfandad porque sus padres fueron asesinados.
El PIB se contrajo 0.3 por ciento anual, influido por los aranceles de la administración Trump y un debilitamiento en el gasto del consumidor.
Este escenario se desarrolla en un contexto de creciente tensión en el país respecto a las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
Investigadores consideran que el anillo localizado al suroeste de Suecia pudo haber pertenecido a una mujer, ya que es "bastante pequeño". Además, presumen que está en perfecto estado.
Sin renunciar a un compromiso profundo y bien definido con las clases subyugadas, hacen un esfuerzo serio por encontrar y presentar la verdad.
Coalición con otros grupos políticos, reactivar una economía en recesión y endurecer las políticas de migración, son sólo algunos de los retos.
California, con 39 millones de habitantes, se mantiene como el estado más poblado del país y aporta el 14 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos.
El seductor es la historia del cabo del ejército unionista John McBurney (Colin Farrell), quien herido gravemente en una pierna se refugia en un internado para señoritas.
Se registraron siete réplicas en un lapso de menos de seis minutos, con magnitudes que oscilaron entre 2.5 y 3.0.
Luego de doce meses, hasta el reciente alto al fuego y a pesar de esa clara directiva legal, Israel no había implementado acciones significativas para resolver las condiciones inhumanas que imperan en Gaza.
Los técnicos afirmaron que realizaban cambios en el sistema del robot.
La deportación de cientos de migrantes venezolanos a un centro antiterrorista de El Salvador es una expresión más de las prácticas neofascistas del presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, contra el gobierno de una nación soberana.
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El imperialismo, desarrollo y dominio mundial
Escrito por Anaximandro Pérez
Doctor en Historia y Civilizaciones por la École de Hautes Étus en Sciences Sociales (EHESS) de París, Francia.