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Ciencia
En la era post-COVID surgen trastornos de interacción intestino-cerebro, revela estudio
Los resultados mostraron un incremento de 38.3 a 42.6 por ciento los pacientes con afecciones intestinales y cerebrales en 2017 y 2023 respectivamente.


Foto: Internet

Además de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos, el COVID -19 dejó trastornos en intestinos y cerebro (DGBI), con afecciones que alteran la función digestiva y que están estrechamente ligadas al sistema nervioso, reveló un estudio comparativo de Reino Unido y Estados Unidos (EE. UU.) de 2017 y 2023, antes y después de la pandemia respectivamente.

Con base en el mismo cuestionario diagnóstico, Roma IV, los especialistas midieron cómo ha cambiado la prevalencia de dichos trastornos y su relación con el COVID -19, los resultados mostraron un incremento de los pacientes que sufren de dolor abdominal, digestiones difíciles y alteraciones intestinales persistentes de 38.3 por ciento en 2017 a 42.6 por ciento en 2023.

En el estudio publicado por Muy Interesante (Palsson et al., 2025), los investigadores destacaron que el síndrome del intestino irritable (SII) mostró un aumento de 4.7 por ciento al 6 por ciento, incremento que representa a millones de personas más afectadas.

Además, los especialistas identificaron que haber tenido COVID-19 más de una vez aumentaba en un 65 por ciento la probabilidad de padecer trastornos de interacción intestino-cerebro.

También destacaron que el no estar vacunado contra COVID-19 resultó un factor asociado, ya que podría influir indirectamente en la protección frente a alteraciones digestivas persistentes.

A través del estudio, identificaron que los participantes con un trastorno de interacción intestino-cerebro tras la pandemia reportaron peor calidad de vida, más síntomas somáticos no digestivos y niveles más altos de ansiedad y depresión que quienes tenían estos trastornos antes de 2020.

En personas con COVID persistente, estas diferencias eran todavía más marcadas. El impacto no es sólo clínico: implica más visitas médicas, más uso de recursos sanitarios y, en muchos casos, un efecto negativo en la vida social y laboral.

Por último, urgieron la necesidad de que los organismos de salud adopten nuevas estrategias, como formar a los profesionales para identificar los DGBI post-COVID, ofrecer tratamientos integrales que combinen abordajes digestivos y psicológicos; así como ampliar la investigación sobre el eje intestino-cerebro. A los pacientes, recomendaron mantenerse informados, modificar su dieta, manejar el estrés, entre otras medidas.


Escrito por Carolina Ruvalcaba

Periodista con casi 20 años de experiencia en el medio.


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