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¿Tránsito a la nueva normalidad?
Hay un alto riesgo de un rebrote, que sería mucho más agresivo porque México no cuenta con un sistema de salud eficiente.
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En la Presidencia de la República se oyeron voces de que México se encamina a la “nueva normalidad” y que, a partir del 1° de junio, todo se reactivaría. El mismo Presidente de la República quien, desde la semana anterior, reanudó sus giras nacionales, anunció en su finca de Palenque, Chiapas que, según sus datos, la pandemia ya está domada.

Causa desconcierto oír estas afirmaciones porque el número de contagiados y muertos han aumentado en las últimas dos semanas, de acuerdo con los datos proporcionados por el subsecretario de Salud y Prevención, Hugo López-Gatell Ramírez, en Palacio Nacional.

Hasta el primero de junio, el número de contagiados había alcanzado 93 mil 435 personas, colocando a México en el lugar número 14 del mundo. En una semana pasó del sitio 19 al 14. En cuanto al número de decesos saltó del noveno al séptimo lugar en una semana, con una tasa constante de mortalidad del 10.9 por ciento en las dos últimas semanas, es decir, 11 muertes por cada 100 contagiados. Un fenómeno verdaderamente aterrador que a cualquier hombre sensible estremecería.

Pero hay datos que vuelven más dramática la vida del mexicano. El 29 de mayo, el diario El Universal publicó un reportaje sobre los contagios y muertes en las cárceles. Entre los hechos relevantes de esa información, se difunde que, entre el 21 y el 29 de mayo, el número de contagiados se incrementó 6.5 veces más respecto a la semana anterior.

Ahora, si comparamos el periodo del 24 al 30 de mayo respecto al del 17 al 23 del mismo mes, el número absoluto de contagiados aumentó en dos mil 225 y el de decesos en 383. Semana tras semana no deja de haber un incremento, como lo muestra la gráfica del periodo del 21 de marzo al 30 de mayo.

grafica

Se observa claramente que el número diario de contagiados y decesos aumenta y que la gráfica que describe el comportamiento de la propagación del Covid-19 adquiere la forma de una función polinómica de grado dos. Esto significa que el crecimiento es lento relativamente; es decir, no hay un crecimiento exponencial ni lineal; pero, a partir de esta información, no puede deducirse ni de lejos que vayamos a entrar a la normalidad; pues no hemos llegado siquiera a la cúspide, como lo demuestra el doctor Octavio Miramontes, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su artículo Entendamos el COVID-19 en México. Los mismos datos oficiales que aporta el subsecretario López-Gatell, ajustados con una función logística compatible con los modelos matemáticos deterministas SIR y SEIR, arrojan un resultado diferente al que difunde: el periodo de alto contagio se dará entre el 31 de mayo y el 13 de julio y la cúspide del contagio se alcanzará el 27 de junio.

Otros investigadores reconocidos coinciden en que el llamado regreso a la nueva normalidad es muy prematuro. Los doctores Julio Boltvinik, Raúl Rojas González y Arturo Erdely Ruiz concuerdan en que México no ha logrado domar a la pandemia del Covid-19 y yo digo, guiado por el lento crecimiento polinominal del contagio, que no es momento para regresar a la normalidad, aunque la tendencia no sea exponencial ni lineal. Sí, el retorno a las actividades diarias es muy riesgoso. No es momento para que los trabajadores vuelvan a las fábricas y los estudiantes a las escuelas.

El porcentaje de infectados es muy alto todavía y si hacemos caso al llamado del Presidente, en torno a recuperar nuestra vida cotidiana porque ya domamos y aplanamos la curva de la pandemia, hay un alto riesgo de un rebrote, que sería mucho más agresivo porque México no cuenta con un sistema de salud eficiente para garantizar la seguridad de los trabajadores y estudiantes. No hay, por lo tanto, un tránsito a la normalidad, pero sí un tránsito seguro a la muerte.


Escrito por Romeo Pérez

Doctor en Física y Matemáticas por la Facultad de Mecánica y Matemáticas de la Universidad Estatal de Lomonosov, de Moscú, Rusia.


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