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Historia
¿Quién puede poner fin a la guerra actual?
Hay una “inevitable ligazón entre las guerras y las luchas de clases” y por lo tanto es imposible poner fin a las guerras si no se suprimen las clases sociales


En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, Lenin escribía lo siguiente: “La guerra no ha sido engendrada por la voluntad maligna de los bandidos capitalistas, aunque es indudable que se hace sólo en interés suyo y sólo a ellos enriquece. La guerra es el producto de medio siglo de desarrollo del capital mundial, de sus miles de millones de hilos y vínculos. Es imposible salir de la guerra imperialista, es imposible conseguir una paz democrática, una paz no impuesta por la violencia, sin derribar el poder del capital y sin que el poder del Estado pase a manos de otra clase, del proletariado”.

Es sabido que las comparaciones históricas no ayudan mucho para comprender fenómenos en pleno desarrollo, sin embargo, las palabras de Lenin sí pueden servir como orientadoras para tratar de ubicarnos, fundamentalmente si se hace desde el punto de vista de los que siempre han pagado las consecuencias de las guerras, es decir, las clases populares.

Desde el punto de vista del planteamiento de Lenin, hay una “inevitable ligazón entre las guerras y las luchas de clases” y por lo tanto es imposible poner fin a las guerras si no se suprimen las clases sociales. En este sentido, en cada guerra hay que buscar los intereses de clase, quiénes se benefician realmente. Lenin habla del carácter progresivo que las guerras impulsadas por la burguesía tuvieron entre 1789 y 1871. Después de 1971; una vez que la burguesía se consolidó en el poder y el capitalismo se estableció como sistema económico dominante en el mundo, esas guerras se convirtieron en guerras de dominación colonial o entre países imperialistas.

Hoy, el imperialismo impulsado por Estados Unidos se encuentra debilitado y por lo mismo busca recuperar su vitalidad mediante la única forma que conoce: la guerra.

Con su aliado incondicional, ha retomado la desestabilización de Medio Oriente. Ésta es una zona que históricamente ha sido dominada por las potencias europeas, donde Reino Unido tiene un papel importante en los conflictos presentes. En las semanas recientes, Israel ha dado muestras de ser un factor importante para el inicio de conflictos muy peligrosos para la humanidad. Su líder, Netanyahu se ha caracterizado por atacar sin razón válida, más que los propios intereses imperiales, e impedir el libre desarrollo de los países de Medio Oriente.

Se dice hasta el cansancio que Irán no puede poseer armamento nuclear, pero no se habla sobre las armas nucleares que Israel ha venido desarrollando bajo la protección norteamericana. Incluso, Estados Unidos, que justificó su invasión a Irak por razones similares, es el único país que ha utilizado armas nucleares sobre la población civil. Queda claro que su objetivo no es preservar la paz mundial, sino preservar su dominio. 

Lo que está detrás es la necesidad de fortalecer el complejo militar industrial estadounidense, lo que los convierte en el policía del mundo. Es aquí donde las palabras de Lenin cobran actualidad, pues son los intereses de las clases dominantes los que se benefician con las guerras actuales. Las diversas potencias europeas no están dispuestas a poner fin a la guerra, pues comparten los intereses del imperialismo norteamericano sin importar la cantidad de vidas inocentes que se lleven por delante, no son capaces de concebir el libre desarrollo de lo que ellos consideran países inferiores.

El futuro del mundo depende de que las clases subalternas de todos los países imperialistas decidan ponerle un alto a sus propios gobiernos. En el Siglo XX se demostró que los gobiernos liderados por la clase obrera pueden poner fin a las guerras; tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, fueron los obreros los que impusieron la paz a las clases capitalistas. Hoy, la fuerza de las clases trabajadoras se encuentra muy mermada, pero esto no impide que sea la única fuerza capaz de poner fin a conflictos que pueden llevar a la destrucción del mundo entero; y para esto deben buscar aliados, que se encuentran en Rusia y China. 

 


Escrito por Diego Martínez

Sociólogo por la UNAM.


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