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Napoleón Bonaparte y los matemáticos
Durante el gobierno de Napoleón, Francia vivió una época brillante para la ciencia, se hablaba del Imperio de las Ciencias.


Napoleón Bonaparte (1769-1821), nació en Ajacio, Córcega, seis meses después de que la isla pasara de Génova al poder de Francia. A los 13 años ingresó a la Escuela Militar de París. Muy estudioso, leía mucho, sobre todo a los filósofos clásicos y a los economistas de su tiempo. En su vida militar tuvo muchos éxitos que contribuyeron a la Revolución Francesa; fue nombrado Cónsul y después Emperador, gobernó a Francia y sostuvo batallas con otras potencias europeas. Una de las características de Napoleón Bonaparte era su estrecha vinculación con los científicos, entre ellos matemáticos. El 25 de diciembre de 1797, a propuesta de Pierre Simón Laplace (1749-1827) fue electo miembro de la Sección de Mecánica del Instituto Nacional de Ciencias y Artes, no por sus méritos académicos –no había publicado jamás un artículo científico– sino por haber sido alumno de Laplace en la academia de artillería. Napoleón se sentaba al lado de Laplace y del matemático Sylvestre Lacroix (1765-1843), con los cuales firmó informes y comunicaciones. Se hacía llamar, “el general en jefe, miembro del Instituto”.

Durante el gobierno de Napoleón, Francia vivió una época brillante para la ciencia, se hablaba del Imperio de las Ciencias. En su gobierno se publicaron los cinco tomos del célebre Tratado de la mecánica celeste, de Laplace, además Gaspard Monge (1746-1818) introdujo la geometría descriptiva y publicó un tratado de este tema en 1799. Esta relación entre ciencia y poder era vista como instrumento de dominación política de otros países, e incluso culturalmente. En sus campañas militares, Napoleón se hacía acompañar de científicos –entre ellos, matemáticos–, que eran nombrados por Gaspard Monge y el químico Claude Berthollet (1748-1822).

Una de las campañas militares más famosas fue la de Egipto con el objetivo de arrebatarlo de Inglaterra. En esta campaña, Napoleón llevó 151 hombres, entre científicos e ingenieros. De la Escuela Politécnica de París fueron 45 alumnos y también el matemático Joseph Fourier (1768-1830), quien actuó como reclutador. Es importante mencionar que Laplace no participó de esta campaña por considerase muy mayor y por considerar que sería de más utilidad para la ciencia en París. Así Napoleón partió hacia Egipto con unos 38 mil hombres el 19 de marzo de 1798. Desde el punto de vista científico, está campaña fue muy importante, se escribió una monumental obra Descripción de Egipto, de nueve volúmenes, con tres mil ilustraciones, el último tomo se publicó en 1829 con 36 autores. Otro aporte cultural fue la creación del Instituto de Egipto, modelado a semejanza de la Escuela Politécnica de París; destacados matemáticos franceses estaban adscritos al Instituto, entre ellos Fourier y Monge, hasta el mismo Napoleón. Gaspard Monge fue elegido presidente y Fourier secretario perpetuo. En este periodo en Egipto Gaspard Monge investigó sobre geometría infinitesimal, que fue publicada en el Journal de la Escuela Politécnica de París en 1822. Joseph Fourier presentó cuatro artículos, el primero sobre mecánica general –lo único que publicó sobre mecánica clásica– y los tres restantes sobre teoría de ecuaciones.

El nueve de noviembre de 1799, Napoleón nombró a Laplace ministro del Interior y luego miembro vitalicio del Senado; y canciller, a partir de 1802. En 1808, Laplace fue nombrado conde del imperio.

Napoleón estaba muy interesado en las ciencias exactas, en especial la Matemática; no cabe duda de que amó a la ciencia como ningún otro político. Llegó a ser el soberano de la nación y de la ciencia francesa, llegando a decir: “Si no me hubiera convertido en general en jefe… me habría sumergido en el estudio de las ciencias exactas. Habría construido mi camino en la ruta de los Galileo, los Newton. Y como he triunfado constantemente en mis grandes empresas, pues también me habría distinguido mucho con mis trabajos científicos. Habría dejado el recuerdo de bellos descubrimientos. Ninguna otra gloria habría tentado mis ambiciones”. Palabras que demuestran el amor por las ciencias de Napoleón Bonaparte, cuya política científica fue el inicio de la gran escuela científica francesa, que llega hasta el día de hoy.


Escrito por Dr. Esptiben Rojas Bernilla

Colaborador


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