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Si bien es cierto que pasar de una población iletrada, o que apenas concluyó la primaria, a otra que en promedio terminó el primero de bachillerato ha sido un avance en la escolaridad, también lo es el hecho de que este nuevo nivel no ha logrado superar el enorme rezago existente desde hace varias décadas en lectura, redacción y aprendizaje de operaciones aritméticas elementales, de otras ciencias duras o de la tecnología, pero que hoy se resuelven con calculadoras, las redes sociales y la inteligencia artificial que, en estos turbulentos tiempos digitales, son el más grande plagiador de contenidos.
Hoy, la información puede obtenerse fácilmente con sólo mover una tecla. Ésta es la razón por la que, en México, los jóvenes pasan más de ocho horas en Internet, aunque la mayoría busque información baladí en las redes sociales.
Lo más peligroso de esta revolución tecnológica son los videojuegos, porque el mayor número y los más adictos de los usuarios son niños y adolescentes, la población más vulnerable a la información nociva e irrelevante. Su contenido suele ser tan fatal como las drogas: los sumergen en un mundo fantasioso, que altera su comportamiento personal, rendimiento escolar, relaciones familiares y lo peor, les provoca problemas físicos y mentales que los inutilizan de por vida.
En estos tiempos de guerra ya no se requieren armas de metal ni tan sofisticadas como las químicas o las nucleares, porque basta con que los niños y los jóvenes dispongan de un celular y un videojuego para perder la conciencia y la vida. Hoy la escena más frecuente y desesperanzadora nos remite a la reunión de amigos de secundaria, donde cada uno está sentado en su silla, encorvado frente a un video y en el que juega extasiado a aniquilar el mayor número de enemigos imaginarios, porque quien más mata, gana más; y porque con esta victoria imaginaria, puede presumir a sus amigos que ha alcanzado el nivel máximo de la heroicidad.
A estas guerras destina más tiempo que a las tareas escolares, se duerme hasta la madrugada; con el paso de los días, su adicción se incrementa; el mundo se aleja y únicamente existe en su imaginación; y sólo hasta que los problemas cotidianos lo cercan y “devoran”, su entidad física se resiste para finalmente percatarse de que ya no es un héroe: que en realidad es una víctima y que sus pensamientos fueron profanados y entregados a los grandes corporativos del entretenimiento.
Es probable que no sea esta generación, tal vez ni la siguiente, la que logre cambiar sustancialmente el grave problema educativo nacional, ni los de pobreza, desigualdad social, desempleo, salud y vivienda; por ello es necesario que los jóvenes “caídos” en la trampa de las redes sociales y los videojuegos despierten de su letargo y no dejen dormir tranquilos a sus opresores y tiranos.
En algunos países como la República Popular China se legisla para evitar el uso indiscriminado de los videojuegos, se vigila el contenido de las redes sociales y se establecen horarios para usarlos bajo la supervisión de los padres. En México, por el contrario, no hay ningún atisbo de este tipo de reglamentación; y fuera de los modestos esfuerzos de organizaciones progresistas, los corporativos trasnacionales tienen “manos libres” para hacer lo que quieran de los niños y jóvenes.
La cifra de pobres registrada en ese diagnóstico es similar o incluso mayor a la actual; por lo que el lema “primero los pobres” es solamente una de las muchas mentiras del morenismo rampante.
La narco-cultura mexicana, fomentada por los medios de comunicación masiva –televisión, radio, cine, series y canciones– ha logrado que los líderes de las bandas delincuenciales sean considerados héroes.
Resulta inaudito que en pleno Siglo XXI se conserven prejuicios sobre las preferencias sexuales humanas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel bombardearon poblaciones del noroeste de Líbano.
Sin presión legal internacional, el combate al crimen organizado resultará insuficiente: José Guadalupe Medina Romero, doctor en Derecho.
Gobernar bien no es cuestión de género.
La reforma abre la posibilidad de que empresas paraestatales, organismos autónomos y la seguridad privada obtengan licencias para portar armas de fuego con fines de protección.
Los gobiernos neoliberales se han multiplicado, haciendo crecer la injusticia, aumentando la corrupción y, con la reforma judicial del gobierno de “los pobres”, se vislumbra más pobreza.
El dicho popular “el Sol no puede ocultarse con un dedo” se refiere a un hecho por demás obvio: que la realidad no puede ser ocultada con mentiras, triquiñuelas y circo, porque más tarde que temprano la verdad sale a la luz.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) informó, que entre enero y octubre de 2024, decomisó más de siete mil 600 armas en todo México.
¿Cómo no recordar el brevísimo cuento de Augusto Monterroso: “Y cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía ahí”? Sí, aplica perfectamente a la política mexicana.
En 1990 se impulsó la educación tecnológica en el país con la creación de decenas de centros educativos especializados.
SSC detalló que también se han asegurado 30 kilos de marihuana.
En fecha reciente, sobre todo cuando se celebró el Día Internacional de la Salud Mental, se presumió que próximamente se brindará este servicio a los trabajadores para que gocen de mayor bienestar.
Existe algo terrible que ningún gobernante puede ocultar: el deterioro económico.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA