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Familias estan a la espera desde hace días, viven en la incertidumbre, pues únicamente han recibido dos despensas que les entregó la Guardia Nacional, sin que les hayan notificado en que consiste la ayuda que les hará llegar el gobierno federal. Son más de 60 familias que resultaron afectadas por la inundación en la colonia Cuauhtémoc y Francisco Sarabia, en el municipio de Salto de Agua, Chiapas.
Al igual que ellas hay más familias que están padeciendo la misma situación en la zona norte de Chiapas, la ayuda esta llegando a cuenta gotas y la amenaza de que se presentaran más lluvias estaba latente.
Señalan que fue el viernes seis de noviembre cuando subio el nivel, las casas se inundaron en menos de dos horas y el agua llegó más de dos metros y medio de altura en las viviendas, no tuvieron tiempo de sacar sus cosas "aunque las sacáramos, de todos modos se iban a mojar, pues la lluvia estaba fuerte", afirman mujeres afectadas.
Sus viviendas estuvieron bajo el agua entre cuatro y tres días, del seis al 10 de noviembre, y a una semana de que el nivel del agua bajó, en medio de la tragedia aún siguen esperando la ayuda, "solo pasan censando, han pasado dos veces pero no ha llegado la ayuda", afirma Paulina Sarao López, habitante de la colonia Cuauhtémoc.
El panorama es desolador, muebles o lo que queda de ellos en las calles o arriba de las azoteas, así es como están viviendo actualmente las familias damnificadas, el agua alcanzó hasta los dos metros y 80 centímetros en las partes más bajas de la cabecera municipal.
Agrega que "cómo está uno refugiado, no nos encuentran en la casa, y nosotros no sabemos que andan recabando la información para obtener la ayuda, pero solo han pasado recabando datos, y nada más, no sabemos cómo y con qué nos van a ayudar".
Francisca Hernández Martínez, de la etnia Chile, cuenta que "el agua se llevó todo, más de 150 pollos, tres marranos, un costal de maíz, dos computadoras de su hijo y sus nietos y una bicicleta", dice que pueden ser más cosas pero no las recuerda.
"Ya me empecé a enfermar", afirma mientras relata como el agua llegó a las siete de la noche del día viernes seis de noviembre "no sabía que venía el agua, como tengo osteoporosis no podía sacar mis cosas, cuando me vinieron ayudar, ya tenía el agua en los pies, no tengo nada del gobierno, lo que tengo es producto de mi trabajo, tengo tres hijos y soy una mujer sola, pero ahora me quedado casi sin nada".
Al igual que ella, la historia se repite en cada vivienda, sobre las calles se aprecian colchones húmedos e inservibles, ropa mojada, muebles con lodo, aseguran que el agua no les dio tiempo de sacar sus cosas.
"Protección Civil vino a ayudarnos, pero no sé dieron abasto, somos muchas familias las que vivimos acá, nos enteramos por la radio pero no nos alcanzó el tiempo", afirma por su parte Fernando López Díaz, habitantes de Cuauhtémoc y maestro bilingüe en la comunidad.
"Es triste ver la situación como está y como quedó todo sucio adentro de la casa, hay olores insoportables que dejó el agua y es imposible que podamos habitar nuestras casas, además ayer llovió y el nivel volvió a subir, mi casa estuvo tres días bajo el agua, no sabemos que pasó, nunca se había inundando tanto", precisa.
Los afectados coinciden en señalar que generalmente las inundaciones ocurren cada 3 o 4 años sin embargo el nivel máximo es de menos de un metro de altura pero para esta ocasión el nivel rebasó los tres y cuatro metros en las partes más bajas de las colonias afectadas.
Cabe destacar que también el centro de Salto de Agua estuvo bajo el agua, sin embargo ahí las afectaciones fueron menores pues el agua no se mantuvo tanto tiempo, ahora las calles ya se encuentran limpias y las actividades económicas están normales.
Las familias siguen esperando que llegue la ayuda, no saben cómo ni cuánto es lo que van a recibir, pues les han asegurado que se tiene que realizar un censo para conocer el número exacto de personas afectadas y también desconocen en qué consiste la ayuda, pues muchos de ellos lo han perdido prácticamente todo.
Y aunque no se han quedado de brazos cruzados, han acudido a la dependencia regional para solicitar ayuda humanitaria, sin recibir mas que un “NO” por respuesta, ésta no ha impedido que los animos de la gente decaiga, pues ha nacido mas furia por regresar a sus hogares para limpiar e intentar recuperar las cosas que se mojaron en la inundación “el ropero de mi madre lo encontramos como a 50 metros de su casita, fuimos por el y aquí esta mojado y con menos lodo, pero vamos a intentar ponerle algunas maderas para seguir utilizandolo, porque no hay dinero ni ayuda del gobierno que prometió apoyos y que ya estuvo por la zona”.
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Escrito por Ingrid Estrada
COLUMNISTA