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Agoniza la aventura de Occidente en Ucrania contra Rusia. En 36 meses, ese choque de poderes trastocó el balance global, hoy a favor de Moscú y sus aliados, y exhibió la rapacidad de Washington y cómplices. La clara victoria rusa expone el insensato sacrificio del régimen neofascista sobre su población, la expoliación extranjera del territorio y recursos y un armamentismo sin control.
Todo indica que en cuestión de días –quizá cuando este artículo esté circulando– se habrá negociado el diálogo por el cese al fuego entre Ucrania y Rusia, que siempre pidió el Kremlin. Esa derrota tácita al radicalismo ucraniano coincide con la celebración de los 80 años de la derrota al nazismo por el Ejército Rojo soviético, esa confluencia simboliza la victoria rusa contra esa calamidad.
Rusia nunca deseó el conflicto bélico con Ucrania; por eso firmó los Acuerdos de Minsk, criticó el decreto de Volodymyr Zelensky para no negociar, advirtió contra el armamentismo de Occidente a la exrepública, denunció los ataques deliberados contra civiles en el Donbás y su propio territorio, así como los sabotajes contra su infraestructura.
En cambio, el escenario bélico estuvo en la agenda del Occidente Ampliado desde que la exrepública se escindió de la Unión Soviética. Para reanimar su abatida economía tras la crisis global de 2008, Washington y Bruselas sedujeron a Kiev para convertirlo en mercado y proveedor de recursos.
Auspiciaron la “asociación estratégica” entre Ucrania y la Unión Europea al tiempo que incitaban a los sectores más radicales, financiaban a grupos de odio antirrusos, para formar potentes grupos de choque. Esa derecha ucraniana discriminaba a los rusos del Donbás y se apropiaba de la plusvalía generada por trabajadores de la industria exsoviética.
Entre 2014 y 2022, el neofascismo llegó a un camino sin retorno. El golpe de Estado, el Maidán, la ofensiva armada contra los rusos étnicos y la violación de lo que nunca quiso cumplir: los Acuerdos de Minsk. La respuesta del Kremlin no fue sorpresa. Pese a resistir al poderoso arsenal occidental y a mercenarios que nunca respetaron el jus bellum, la Operación Militar Especial (OME) rusa ha ganado en el campo de batalla.
El pasado 12 de febrero, exactamente 12 días antes de cumplirse el tercer aniversario del inicio de la OME, se anunció el diálogo telefónico entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin y su homólogo estadounidense Donald Trump.
Hace semanas que sus respectivos representantes diseñan la Hoja de Ruta que alcance el cese al fuego. Es grotesco ver que, pese a su evidente derrota bélica y al retiro de toda ayuda de Estados Unidos (EE. UU.), el líder ucraniano insista en la rendición “incondicional” de Rusia. Sin embargo, lo secunda en esa insensatez la reciente resolución del Parlamento Europeo.
El largo camino que Rusia ha transitado hasta este momento es mérito de su pueblo y su gobierno; no de otro actor que ahora surja como “mediador”. Éstos son aspectos a considerar para una paz próxima y permanente.
En principio, Ucrania no puede ser botín de guerra de EE. UU.; sus gobiernos, tanto demócratas como republicanos, han apostado a lucrar con el territorio y recursos de esa exrepública soviética, sea por vía pacífica o bélica. Rusia no cederá en ese sentido.
En segundo lugar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por EE. UU. aún amenaza a Rusia, como afirman sus mandos. Lo mismo ocurre con la Unión Europea (UE), donde personajes como Úrsula von der Leyen siguen ofreciendo apoyo a Zelensky y mantienen su hostilidad contra Rusia.
En tercer lugar, Occidente debe rendir cuentas por la instalación de laboratorios de armas químicas y biológicas en Ucrania y coadyuvar a desmantelarlos para proteger a la población local.
En cuarto lugar, quedan aún activos en el terreno poderosos arsenales, comandos neonazis y brigadas de mercenarios extranjeros cuya desmovilización es urgente y total, para seguridad de Rusia y la población rusófona en Ucrania.
En quinto lugar, Ucrania adeuda al Kremlin miles de millones de dólares que el régimen se ha negado a liquidar, a pesar de haber recibido donaciones multimillonarias del Occidente Ampliado. En el otoño de 2013, prestó a Kiev tres mil 75 mdd como anticipo de una asociación estratégica más provechosa que el acuerdo que la UE; y nunca recibió el pago. Además, defender el Donbás y su propio territorio de ataques ucranianos le permitirían exigir indemnización.
En sexto lugar, los autores intelectuales como perpetradores de homicidios selectivos a civiles, destrucción de infraestructura clave rusa, en el Donbás y Crimea, deben ser llevados urgentemente ante la justicia y pagar el resarcimiento correspondiente.
Hasta enero, Washington había destinado 68 mil mdd para armar a Ucrania. The Washington Post reveló (29 de noviembre de 2023) que 90 por ciento de la ayuda económica a Ucrania permanece en EE. UU. para construir nuevas armas o reemplazar las enviadas.
Días antes de dejar su cargo, Joseph Biden promovió la ayuda a Kiev como un programa de empleo a estadounidenses y la economía del país. Son impuestos de ciudadanos que no los beneficiaron, sino a cientos de firmas del sector Defensa en localidades de EE. UU., como Tarrant, Texas; Fairfax, Virginia o El Paso, Colorado.
Esa transferencia de dinero a Kiev fue a la industria armamentista en una redistribución desigual de la riqueza, denunció Peter Harris. Entretanto, la deuda total acumulada de Ucrania, hasta 2023, sumaba 176 mil millones 645 mil 481 dólares, según el Banco Mundial.
La humillación sobre su “aliado” es total: al finalizar enero, Trump dijo a un mendicante Zelensky que quería algo a cambio de la ayuda que EE. UU. ha dado a Ucrania. Más tarde, el vocero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Brian Hughes, precisaba la exigencia: si nos da las “tierras raras” –ucranianas– compensaría ese dinero.
El servil “líder” apenas respondió que no controla todos los yacimientos de esos metales y minerales estratégicos. “Ya ven que Rusia ha ocupado nuestros territorios desde 2014”, aclaró, pues el Donbás posee prometedoras reservas de titanio y litio –entre las mayores de Europa–. Por eso se limitó a pedir, una vez más, armas, presencia, inversiones y sanciones.
Y aunque el artículo 13 de la Constitución ucraniana define que los recursos son propiedad de la nación, Zelensky ya los ofreció a otros aliados como parte de su “Plan de Victoria”, pues su país posee 21 yacimientos de las 30 materias primas críticas que ha definido la UE (cobalto, niobio, escandio, cobalto, etc).
Entretanto, los ucranianos viven una difícil situación. Los jóvenes se convierten en prófugos tras el reclutamiento forzoso que ordenó Zelensky luego de reducir la edad de combate (de 25 a 23 años); alegan que un tercio de sus amigos volvió en ataúdes y se ocultan en lugares apartados. Ello es por falta de activos en el campo de batalla tras las deserciones masivas se habla de 200 mil.
La rusofobia se impone a nivel estatal, se reescribe la historia, se glorifican criminales nazis de la Segunda Guerra Mundial. Rusia ha mostrado su capacidad de adaptarse a la nueva realidad geopolítica y no sólo resistir las sanciones, sino avanzar hacia una posición de liderazgo en la formación del mundo multipolar, explica a buzos de la Noticia el embajador de la Federación de Rusia, Nikolay V. Sofinskiy.
buzos (b): Este año se conmemora el 80 aniversario de que el Ejército Rojo soviético derrotara al nazi-fascismo; y a la par, este 24 de febrero se cumplen tres años de la Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania. Ahí, Rusia ha logrado importantes objetivos: desnazificó gran parte de la exrepública, recuperó Crimea y otros territorios y protegió a la población del Donbás. ¿Cuál es su balance sobre el combate integral ruso al neonazismo?
Nikolay V. Sofinskiy (NS): La lucha contra el neonazismo y el neocolonialismo para Rusia no es sólo una tarea política, sino posición de principios basada en el respeto a la memoria histórica y la responsabilidad ante las futuras generaciones.
Recordando la hazaña de la Unión Soviética, que hace 80 años liberó al mundo del nazismo con enormes sacrificios, hoy Rusia se enfrenta nuevamente a la necesidad de combatir esta ideología, que ha resurgido en una nueva forma.
Esto se manifestó especialmente en Ucrania después del golpe de Estado de 2014, organizado con el apoyo de EE. UU. y la UE. Como resultado, llegaron al poder fuerzas nacionalistas radicales subordinadas a Occidente.
Su principal objetivo ha sido destruir los lazos históricos, culturales y económicos entre Ucrania y Rusia. Desde el golpe de Estado, los derechos de los ciudadanos de habla rusa en Ucrania, especialmente en el sureste del país, han sido sistemáticamente violados.
La rusofobia se impone a nivel estatal, se reescribe la historia, se glorifican criminales nazis de la Segunda Guerra Mundial y se persigue la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. Además, el régimen de Kiev, que ha calificado de “terroristas” a los habitantes pacíficos, ha llevado a cabo agresiones militares contra ellos desde 2014.
Desde 2022, los países occidentales han declarado abiertamente su objetivo de infligir una “derrota estratégica” a Rusia. Estos planes recuerdan las intenciones de Londres y Washington durante la operación “Impensable” de 1945 (que finalmente no se materializó), que tenía como objetivo atacar a la Unión Soviética justo después de su victoria sobre el nazismo.
Hoy, la OTAN espera derrotar a Rusia utilizando al régimen de Kiev. En general, Rusia lleva a cabo con firmeza la Operación Militar Especial para garantizar la protección de sus intereses legítimos en materia de seguridad y evitar que Ucrania se convierta en un Estado hostil bajo el control de la OTAN. Y lo más importante: para proteger a la población rusa de Donbás y Novorissiya.
b: Volodymyr Zelensky está cada vez más debilitado y desacreditado. ¿Rusia ve próximo el fin del conflicto en Ucrania a pesar de que él mismo prohibió por decreto negociar?
NS: Aquellos que continúan financiando y apoyando al régimen de Kiev deben asumir su responsabilidad y obligar a Zelensky a levantar la prohibición de las negociaciones.
Sin embargo, el problema clave es otro: su mandato presidencial ha expirado, al igual que su legitimidad. En esta situación, cualquier acuerdo firmado por Zelensky no tendría validez legal. ¿En qué consiste la ilegitimidad del régimen de Zelensky?
La Constitución de Ucrania no prevé prorrogar los poderes del presidente, ni siquiera en condiciones de Estado de guerra. Sólo hay un único órgano de poder, la Rada (Parlamento unicameral), cuyos poderes pueden extenderse sin elecciones en caso de ley marcial.
Cualquiera puede negociar en nombre de Ucrania, incluso Zelensky, pero los documentos resultantes deben ser firmados por personas cuya legitimidad esté jurídicamente confirmada.
Se trata de un tema muy serio que debe garantizar la seguridad, tanto de Ucrania como de Rusia, en una perspectiva histórica a largo plazo. No puede haber margen de error ni imprecisiones: todo debe estar jurídicamente impecable.
b: Desde el inicio de la Operación Militar Especial, personalidades rusas y territorio ruso han sufrido ataques; a la par, los autores intelectuales y materiales del sabotaje al Nord Stream 1 y 2, así como del ataque al Crocus City Hall y otros atentados, no han sido llevados ante la justicia. ¿El gobierno del presidente Vladimir Putin exigirá justicia en la mesa de negociación de un eventual acuerdo de paz con Ucrania?
NS: Rusia está investigando activamente estos incidentes y hace un llamado a la comunidad internacional para cooperar en el esclarecimiento de la verdad. Es importante señalar que Kiev ha colaborado activamente con terroristas desde hace mucho tiempo: los recluta para cometer atentados contra ciudadanos rusos, intercambia información y tecnologías con ellos, y utiliza la táctica de «bandera falsa».
Además, el propio régimen de Kiev emplea métodos terroristas, atacando periodistas y figuras públicas, y utilizando infraestructuras civiles para sus operaciones.
Los crímenes del régimen de Kiev no prescriben y tarde o temprano todos los responsables serán castigados.
Es lamentable que las élites gobernantes de muchos países europeos no vean un futuro en un mundo multipolar y busquen refugio bajo la hegemonía trasatlántica.
El gobierno de Alemania, por ejemplo, aceptó vergonzosamente la humillación de la destrucción de los gasoductos Nord Stream, en detrimento de los intereses fundamentales de su economía y de su pueblo.
b: Circula la versión de que la presidencia de Donald Trump “detendrá” el conflicto en Ucrania; incluso él amagó a Rusia con sanciones si no acepta negociar. Tal declaración para Rusia, ¿es una amenaza, falta de respeto o parte de la controvertida personalidad de Trump?
NS: Personalmente, percibo tales declaraciones más como parte de la retórica de Donald Trump, que refleja su estilo particular de hacer política. Sin embargo, partimos del hecho de que la política real no se basa en declaraciones ruidosas, sino en acciones concretas.
Las amenazas de nuevas sanciones contra Rusia no son una novedad. La presión de sanciones se ha convertido en una herramienta favorita de la política exterior estadounidense, sin importar quién ocupe la Casa Blanca.
En general, EE. UU. utiliza diversos medios de presión contra muchos países que defienden su soberanía y sus intereses nacionales, y lo vemos no sólo contra Rusia, sino también contra China, Irán, México, Canadá e incluso contra sus propios aliados en Europa.
b: Fue eficaz la estrategia de Rusia contra el aislamiento al que Occidente pretendía condenarla. Aun así, algunos afirman que Occidente “ganó” en Siria porque Rusia estaba “distraída” en Ucrania y que en ese contexto la OTAN se amplió con Finlandia y Suecia en el contexto. ¿Cómo evalúa usted esa situación?
NS: A pesar de los intentos de Occidente de aislar a Rusia y crear a su alrededor un llamado «cordón sanitario», nuestro país sigue fortaleciendo la cooperación con los países del Sur Global y el Este. Es evidente que los planes de la minoría occidental han fracasado, algo que incluso sus propios iniciadores han tenido que reconocer.
Sin embargo, somos conscientes de que no han agotado su potencial hostil y seguirán presionando a Rusia y a nuestros socios mediante toda una gama de herramientas neocoloniales: desde sanciones económicas y restricciones financieras hasta ataques informativos, presiones en el ámbito cultural y deportivo.
Rusia ha demostrado su capacidad de adaptarse a la nueva realidad geopolítica y no sólo resistir las sanciones, sino también avanzar hacia una posición de liderazgo en la formación del mundo multipolar.
Hoy, nuestro país ocupa posiciones clave en asociaciones del Sur Global como BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Unión Económica Euroasiática. La cumbre del BRICS en Kazán fue una prueba más de que los Estados de la mayoría global no ceden ante la presión de Occidente, sino que, por el contrario, refuerzan sus lazos con Rusia y buscan desarrollar mecanismos de cooperación alternativos.
El imperio y su Plan
El magnate neoyorquino y 47º presidente de EE. UU. alardeó siempre con que él acabaría en 24 horas el conflicto en Ucrania. Aunque no se precisan los detalles, el vicepresidente J.D. Vance adelantó a Shawn Ryan que, pese a la “mucha corrupción” de los ucranianos, el plan que bosqueja la Casa Blanca es para que los rusos no vuelvan a invadir Ucrania.
El general retirado Keith Kellogg será el responsable de aplicar la Hoja de Ruta negociada: ahí se propone desmilitarizar la frontera ruso-ucraniana, que la OTAN no adhiera a Ucrania. Con Kellogg actúa el exasesor de Seguridad Nacional, Fred Fleitz, quien antes reconoció que la guerra no tenía visos de inclinarse hacia Kiev.
Su propuesta, titulada EE. UU. primero; Rusia y Ucrania después, exhibe el inconfundible toque imperialista; si bien ambos influyeron para suspender los envíos de armas a Zelensky y presionarlo a negociar su rendición con Putin.
El negocio de ayudar (*miles de millones de dólares, mmd)
País Total Destino
EE. UU. 70.64 mmd* (45.42/armas; 22.64/financiera, 2.6/humanitaria)
UE 31.5 mmd (29.1 financiera y 2,41 humanitaria)
Alemania 15.2 mmd (1.4 financiera, 3.2 humanitaria y 10.5 militar)
Reino Unido 9.5 mmd (3.37 financiera, .57 humanitaria y 2.8 militar)
Japón 5.92mmd (3.63 financiera, 1.08 humanitaria y 1.0 militar)
Canadá 5.75 mmd (3.63 financiera, .39 humanitaria 2.0 militar)
Países Bajos 5.41 mmd (2.00 financiera; .35 humanitaria 3.01 militar)
Otros: Dinamarca 5.41mmd; Polonia 4.56, Francia 4.05; Suecia 3.41, Finlandia 2.15, Noruega 2.06, Italia 1.82, Rep Checa, 1.41, Bélgica 1.14, España .94, etc.
Fuente: Agencia Europea de Estadística.
23 de abril de 2023. Fuerzas especiales operan en Ucrania; Reino Unido con el mayor contingente, seguido por Letonia, Francia.
EE. UU. y Países Bajos (todos miembros de la OTAN), revelan documentos filtrados; algunos marcados como “muy secretos” se publicaron por Paul Adams & George Wright.
Seis de julio de 2023. Exfuncionarios de seguridad de EE. UU. mantienen conversaciones en secreto sobre Ucrania con autoridades próximas al Kremlin, como Sergéi Lavrov. Eso refleja la diplomacia “extraoficial”, informó Josh Lederman.
Nueve de enero de 2024. Se descubre reunión secreta entre el G7 y países del Sur Global (Arabia Saudita, India y Turquía) el 16 de diciembre, para discutir posible diálogo de paz entre Kiev y Moscú, según Bloomberg.
1.- El mundo está tan interconectado que no se puede aislar a ningún país con sanciones.
2.- Occidente hizo una guerra mediática (fake news) a la par de acciones bélicas.
3.- Evidenció la dependencia energética de Europa, que optó por sabotear a sus habitantes al darles combustible extranjero, más caro que mantener el flujo del gas y petróleo rusos.
4.- También evidenció la importancia geopolítica de los cereales rusos.
5.- Para reafirmar su poder hegemónico, EE.UU. catapultó a Zelensky y lo perpetuó en el poder, para que decretara la prohibición de dialogar con Rusia.
6.- Ultraderechistas, neofascistas de EE. UU. y el mundo respaldaron a Ucrania.
7.- Zelensky no confió en su ministro de Defensa, general Yuri Sodol, al que los neonazis acusan de colaborar con Rusia.
8.- Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Rusia sufre ataques.
9.- La OTAN jugó con Ucrania al ofrecerle su ingreso
10.- Se constató que agencias de inteligencia occidentales y mercenarios operaron intensivamente en Ucrania y
dentro de Rusia.
El director de la OMS se encontraba en el aeropuerto al momento del ataque.
Las medidas implementadas por el gobierno de Milei incluyen recortes de gasto público, despidos masivos y una devaluación del peso.
Este flagelo social, que atraviesa fronteras, afecta a todas las clases sociales y grupos de edad.
El pacto será ratificado por 33 integrantes del gobierno encabezado por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
La correlación de fuerzas en el mundo ha cambiado durante las décadas pasadas; y ahora EE. UU. ya no es la gran potencia hegemónica de los años 1990.
En el caso de Ucrania, Rusia se verá obligada a responder si Occidente comienza a usar armas con componentes nucleares y no observa voluntad para buscar una salida diplomática.
Este fenómeno astronómico podrá observarse a simple vista.
El cinco de noviembre, los ciudadanos estadounidenses acudirán a las urnas para elegir a su próximo presidente.
En Taxi driver hay cierta crítica a los gobernantes de EE. UU.
El bombardeo sucedió en territorio ucraniano dominado por Rusia y el saldo fue de por lo menos 27 personas muertas y 25 más que resultaron heridas; entre ellos dos menores de edad.
Advirtió a los líderes de la APEC que el ritmo mundial de vacunación determina qué tan rápido se puede reactivar la economía mundial.
México como principal productor mundial de aguacates encuentra en la celebración del Super Bowl una oportunidad económica significativa, Apeam.
La elección presidencial de Venezuela favoreció con el 51.2 por ciento de los votos al candidato Nicolás Maduro.
La compañía estima que el avión alcanzará una velocidad de cinco mil kilómetros por hora, el doble de la velocidad del Concorde, uno de los últimos aviones supersónicos comerciales en operación.
Los miembros de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) son antihegemónicos, privilegian a las mayorías y no a corporaciones u oligarquías.
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Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.