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Las manifestaciones de la violencia causadas por la inseguridad en México son cada vez más evidentes para todos. Es cierto que estos fenómenos ya existían antes del sexenio actual, pero es indudable que en los casi cinco años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no se han mitigado, es más, han crecido. En este contexto han ocurrido recientemente el secuestro –o asesinato, todavía no se comprueba– de cinco jóvenes de Lagos de Moreno, Jalisco; el descubrimiento de restos humanos desmembrados guardados en refrigeradores industriales en Coatzacoalcos, Veracruz y; la creciente violencia en el estado de Guerrero. Estos hechos han conmovido a la opinión pública, pero la política del gobierno de México ha sido el silencio o, peor aún, la actitud de sorna del Presidente cuando se le preguntó sobre el caso de los cinco jóvenes de Jalisco.
Los fracasos del sexenio son muchos, pero la inseguridad –al lado de la pobreza y la desigual distribución de la riqueza– es uno de los más trágicos y debido a esta, de acuerdo con el Inegi, seis de cada 10 mexicanos consideran que es inseguro vivir en su ciudad. Este dato refleja con claridad lo que es para los mexicanos vivir en el México real y no en el que existe en la imaginación del Presidente; es el resultado de enfrentarse todos los días a los asesinatos, la extorsión, el asalto, el secuestro. Ante la gravedad del problema, el ausente es el gobierno, que a través de las instituciones debe velar por la seguridad del país.
La incapacidad de AMLO para resolver el problema de la inseguridad en su sexenio pone a México en otro peligro más grave. Explico. En América Latina ha estado sucediendo, recientemente, que ante la incapacidad de gobiernos que se dicen de izquierda para resolver las necesidades de la población, los ciudadanos han decidido votar por gobiernos netamente de derecha. Ocurrió en Brasil, de Dilma Rousseff a Jair Bolsonaro. Ocurrió en Argentina, de Cristina Fernández a Mauricio Macri; lo mismo explica el fenómeno Milei: es la desesperación de la gente porque se le resuelvan sus necesidades. O el fenómeno Nayib Bukele en El Salvador, donde en aras de la seguridad se cometen injusticias y se violan derechos humanos. Es decir, en México se corre el peligro de que, ante la incapacidad del actual gobierno para atender el problema de la inseguridad, los votantes estén dispuestos a elegir gobiernos de derecha que son retrógradas o simplemente que cada vez estén más dispuestos a aceptar políticas de seguridad autoritarias. Cualquiera de los dos casos, de llegar a ocurrir, sería un retroceso.
La idea de que ante la incapacidad del gobierno de México para atender la inseguridad –y otros problemas actuales– abra la puerta a un gobierno autoritario de derecha no es descabellada. Cuando menos en el discurso, hay personalidades que sin tapujo han expuesto algunas ideas cavernarias de la derecha: Eduardo Verástegui, un promotor de la extrema derecha; Lili Téllez, senadora; un sector del Partido Acción Nacional que se reunió no hace mucho con el partido de extrema derecha español Vox y que considera al PAN de la coalición del Frente Amplio como de ”izquierda”; Gilberto Lozano de FRENA; o la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, orgullosa admiradora de Bukele, entre muchos más. Es decir, las ideas de medidas extremas para resolver los problemas de México van haciendo eco en la política mexicana.
Ante el peligro del avance de las ideas de derecha en México, los progresistas del país, las organizaciones sociales, el pueblo organizado, tienen dos frentes de lucha: uno, exigir al gobierno actual (que no es de izquierda más que en el discurso) resolución profunda de los problemas sociales más lacerantes; y, dos, educar al pueblo mexicano y educarse, cultural y políticamente, para afrontar mejor preparados los retos que exige la realidad.
El Ejecutivo Federal tiene actualmente facultades para modificar el Presupuesto de Egresos de la Federación y enfrentar una emergencia como la que hoy vivimos.
Ocho de cada 10 contratos que el gobierno de López Obrador suscribe para sus compras, son adjudicación directa (80%), práctica que más propicia actos de corrupción, según los especialistas.
Especialistas refieren que lejos está el sector salud de México de parecerse al de Dinamarca.
¿No será que don José Osbaldo Santillán Gómez ya se anda alineando con los que tienen al país de cabeza, con Morena y la 4T?
El deplorable nivel de la oratoria del tabasqueño no es una excepción, es ciertamente singular, pero no por raro, sino por pésimo.
El INE –dijo-, es el órgano constitucional que tiene como mandato expreso organizar los procesos electores.
“Pero el antecedente aquí esta, el peligro es latente. Los derechos políticos de la ciudadanía pueden estar en riesgo ante decisiones políticas arbitrarias" de este gobierno.
Un estudio recientemente publicado por Consulta Mitofsky, el gobernador mexiquense solo es aprobado por 17 de cada 100 mexiquenses.
Un mayor precio de electricidad no sólo afectaría a las empresas, también a los ciudadanos, ya que incumplirá la promesa de no aumentar los precios.
El Presidente no puede atenerse únicamente a los discursos morales, debe combatir la pobreza en serio; debe abatir la marginación de fondo y no con programas asistenciales que apuntan al cálculo electoral y a los dobles juegos políticos.
México está perdido gracias a su presidente morenista y sus malas políticas económicas; en México la economía no crece y no hay empleos a pesar de que el semáforo ya esté en amarillo o verde.
Este enfrentamiento ha sido la punta de una hebra que ayuda a caracterizar las corrientes en Morena, su vigencia dentro de la vida política actual y en la historia de las luchas electorales no tan recientes; permite avizorar más choques internos.
De acuerdo a los datos de la Secretaría de Salud, el día que registró la cifra más alta en lo que va de la pandemia, fue este miércoles, cuando sumaron 28 mil 953 nuevos contagios y 940 decesos.
Probablemente, la causa más importante de estos funestos resultados que hoy enlutan al pueblo mexicano es la incapacidad de los funcionarios de gobierno designados para estar al frente del sistema de salud.
Rusia y China deciden hacer frente al carácter político presente en el deporte, comunicó el Ministerio de Exteriores chino.
Escrito por Rogelio García Macedonio
Licenciado en Economía por la UNAM.