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Su figura delgada y atezada resalta por lo níveo y pulcro de su vestimenta: camisa y calzón de manta, huarache de gallo y un paliacate alrededor de su cuello. Su estructura física, a pesar de sus 76 años, es alineada y sus canas se asoman por donde el sombrero no cubre su cabeza. Sobre el piso resalta una botella de dos litros con agua, jabón y un poco de cloro; de inmediato, un costal con cacahuate apenas a la mitad, y sobre el suelo un montoncito de chiltepín, que vende por chavo (medida que equivale a una lata de sardina) o mitad de un chavo. Eso fue lo que consiguió don Fermín López para vender en la plaza que se instala los jueves en el municipio de Huitzilan de Serdán.
Es originario de la comunidad de Tuxtla, municipio de Zapotitlán de Méndez. Habla poco el español, pues su lengua materna es el totonaco. Hace un esfuerzo muy grande para explicar la situación difícil que aqueja a su familia a causa de la crisis económica y sanitaria, de ahí que insista y enfatice que con lo que vende, apenas saca para comprar lo necesario para la comida.
Don Fermín no tiene tierras; renta un pedazo de terreno donde siembra un poco de maíz, frijol y jitomate; sin embargo, eso apenas le alcanza para el autoconsumo, lo que lo ha obligado a buscar otra forma de solventar los gastos de su casa, sobre todo en estos momentos de contingencia sanitaria por el Coronavirus. Por eso asiste a la plaza que se instala el jueves en la cabecera municipal de Huitzilan de Serdán, a vender algunos productos.
En la zona no se ha presentado ningún caso, y como medida preventiva el Ayuntamiento de Huitzilan ha instalado la plaza en el auditorio municipal “Máximo de la Cruz Rivera”, bajo un estricto dispositivo de seguridad, que cuenta con un filtro sanitario, la entrega de cubrebocas y gel antibacterial, así como una vigilancia rigurosa para garantizar la sana distancia; todo ello, para dar las facilidades de que se sigan vendiendo los productos de primera necesidad y evitar el desabasto.
“Vengo a vender esto para comprar mis cositas: nada más maicito o frijol, no alcanza para carne, está más cara; nada más la comida de pobre”, dijo don Fermín.
La salida de su comunidad es a las seis de la mañana. Toma la combi a Zapotitlán, de ahí viaja en una camioneta pasajera rumbo a Huitzilan. Son 60 pesos de pasaje, ida y vuelta, que debe sacar de sus ventas, pero debido a que estas son bajas, busca ahorra; por eso sólo hace una comida al día: medio kilo de tortilla y una lata de chiles en vinagre.
El cubrebocas se mantiene firme en su rostro, él atiende las recomendaciones sanitarias para prevenir el contagio del Coronavirus y poder vender, pues no puede quedarse en su casa, porque el poco recurso que le dan del programa de apoyo a adultos mayores, apenas le alcanza para cubrir los gastos de unos tres días, pagar su luz y su recibo de agua.
“Hay que vender, aunque sea de a poquito; a veces sale de a poquito. Lo del apoyo no alcanza; también hay que trabajar en el rancho, aunque ya no se puede muy lejos, cerca sí, porque ya no puedo”, expresó.
Si no hay trabajo, no hay dinero
A unos cinco metros, en un puesto de chiles rojos y un medio costal con cacahuates, se encuentra sentado en una caja de plástico Filomeno Bautista Peralta, campesino también de la comunidad de Tuxtla, Zapotitlán, quien después de 20 días regresó a la plaza de Huitzilan. Debido al anuncio estatal de que se cancelarían las plazas en los diferentes municipios, don Filomeno dejó de asistir; sin embargo, la realidad de no contar con el recurso necesario para solventar sus gastos, lo llevó a buscar en los lugares que frecuentaba dónde vender algunos de sus productos.
Por eso no pudo respetar el confinamiento, como medida preventiva ante la contingencia sanitaria, ya que aseguró que “casi no se puede: si no hay trabajo, no hay dinero; entonces hay que buscarle para mantener a la familia”.
Don Filomeno tiene 60 años, también habla totonaco y su vestimenta es típica de su etnia. Es campesino, cosecha café, no obstante, la situación lo ha llevado a buscar otras alternativas para obtener un poco de recurso, por eso va a vender, pues el café sólo le permite tener un ingreso por una temporada y cuando hay buena cosecha. Su alimentación es básicamente de quelites, frijoles y tortilla, que es para lo que le alcanza.
En entrevista, reveló que no recibe ningún tipo de apoyo, salvo su hija que estudia el nivel secundaria y le dan la beca “Benito Juárez”, sólo que ha sido en una ocasión y no se les entregó el recurso completo.
De ahí la necesidad de que salgan a buscar opciones para obtener un poco de dinero en estos momentos de contingencia. Sin embargo, dijo que es necesario “que apoye el gobierno; si no hay apoyo, uno le tiene que buscar”.
Agregó: “que apoye el gobierno a la gente, sobre todo a la gente que más lo necesita. No hay dinero, no alcanza para el gasto”.
Don Fermín y don Filomeno se fueron alrededor de las cuatro de la tarde, la venta de ese día les permitió comprar su jitomate y algunos otros productos para la comida de sus familias. Este jueves regresarán, pues Huitzilan es la única plaza donde se les garantiza seguridad y la posibilidad de seguir vendiendo.
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Reportera poblana