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El 25 de abril pasado, de acuerdo con el calendario gregoriano, se cumplieron 117 años del nacimiento de uno de los matemáticos soviéticos más importantes del Siglo XX. Me refiero a Andréi Nikoláyevich Kolmogórov, quien incursionó en 21 ramas de la matemática, escribió alrededor de 500 trabajos científicos, entre los que se incluyen artículos de investigación y de divulgación científica, libros para estudiantes universitarios y manuales pedagógicos para enseñar esta ciencia a los niños; cimentó la base de la probabilidad y de los procesos estocásticos y contribuyó significativamente al desarrollo de la educación matemática en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) de 1939 hasta su muerte en 1987. En ese lapso dejó discípulos de talla internacional como Demidóvich, Alekceev, Arnold, Bitushkin, Baremblat, Gelfand, Borovkóv, Gnedenko, Dobrushin, Dinkin, Millionshikov, Nikolski, Mijalevich, Sinaí, Fomin, Shiriaeb, Tixomirov, Proxorov, Monin y Obujov.
Por sus aportaciones a la ciencia matemática y la labor pedagógica con los niños, así como por sus lecciones por correspondencia, fue nombrado miembro de la Academia Rusa de Ciencias en 1939 y, más adelante, le fueron otorgados premios y medallas, entre los que destacan el Premio Lenin (1965), la Orden de Lenin en seis ocasiones y la medalla de Lobachevski (1987). Además, recibió reconocimientos de las academias y sociedades de matemáticas y ciencias extranjeras, entre ellas la Sociedad Matemática de Londres (1959), la Real Sociedad de Estadística de Londres (1956), la Academia Americana de las Artes y las Ciencias (1959) y la Academia Francesa de las Ciencias (1966).
En su niñez y adolescencia vivió los años más turbulentos de la Rusia zarista, la Revolución rusa de 1905, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la gran Revolución de Octubre de 1917. Tampoco vivió su juventud en paz, ya que después de que el partido bolchevique encabezado por Lenin tomó el poder vino la guerra civil rusa (1918–1921).
En este periodo de inestabilidad económica, política y educativa, el niño Andréi Nikoláyevich nunca suspendió sus estudios y, a muy temprana edad, sus maestros le despertaron el interés hacia las matemáticas. A los seis años hizo su primer descubrimiento: que la suma de los números impares daba como resultado un número natural elevado al cuadrado, es decir 1=12, 1+3=22, 1+3+5=32, 1+3+5+7=42 y así sucesivamente. A los 18 años hizo su segundo descubrimiento, esta vez en el campo de las series trigonométricas. Un año después Kolmogórov construyó un ejemplo con el que demostró que una serie de Fourier diverge en casi todas partes y otro ejemplo donde la misma serie diverge en cada punto. Estos resultados dieron la vuelta al mundo y el joven ganó fama mundial a los 19 años.
A partir de entonces, las aportaciones de Nikolái Nikoláyevich se generaron aceleradamente. De acuerdo con el destacado científico holandés Paul Michael Béla Vitányi, las contribuciones del científico soviético abarcan 21 ramas de la matemática: “teoría de las series trigonométricas, teoría de la medida, teoría de conjunto, teoría de la integración, lógica constructiva, topología, teoría de la aproximación, teoría de la probabilidad, teoría de los procesos estocásticos, teoría de la información, matemática estadística, sistema dinámico, teoría de las máquinas, teoría de los algoritmos, lingüística matemática, teoría de la turbulencia, mecánica celeste, ecuaciones diferenciales, el problema número 13 de Hilbert, balística y aplicaciones de la matemática a los problemas de la biología, geología y la cristalización de los metales”.
La teoría de la probabilidad es el campo donde Kolmogórov hizo su mayor contribución. En 1924 incursionó en esa área, todavía incipiente, a pesar de los resultados aportados por Johann Bernoulli y Abraham de Moivre a principios del Siglo XVIII y los teoremas de los matemáticos rusos Chebyshev, Márkov y Lyapunov a finales del Siglo XIX, sobre el teorema central del límite y la ley de los grandes números, aunque nadie había demostrado las condiciones necesarias y suficientes para el último enunciado. El genio soviético fue quien lo hizo, en 1928, y, con éste, nació formalmente la probabilidad como la conocemos en la actualidad. (Para más detalles lea el artículo Andrey Kolmogorov: El último gran matemático universal, escrito por Evgueni Gordienko, 2011).
Nikolái Nikoláyevich fue uno de los matemáticos más longevos del Siglo XX, murió a los 84 años de edad. Sobrevivió a la Primera y a la Segunda guerras mundiales, vio cómo el primer hombre salió al espacio extraterrestre y, muy a pesar suyo la URSS, que vio nacer, se desmoronaba poco a poco. Sirva este resumen en torno a la vida del gran científico soviético para los estudiantes mexicanos se sumen al estudio de las matemáticas.
El profesor Godfrey Hardy fue muy famoso, entre otras aportaciones a la matemática, por su concepción ontológicamente neutra en la materia, que lo llevó a escribir uno de los textos más interesantes para entender el trabajo de un matemático.
La noche del 14 de marzo, un astro brillante se teñía de rojo, era la Luna de sangre. 1610 años antes también lo hizo la Tierra, con la sangre de Hipatia.
El estudio de Venus en la década de 1960 alertó a la comunidad científica sobre las consecuencias ambientales por el aumento de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera terrestre.
La luminiscencia se encuentra, entre otro organismos, en estrellas de mar, tiburones y los dinoflagelados que, al emitir luz, hacen que el mar se llene de vida con olas brillantes, proyectando luz a lo largo de las costas.
“Para los mexicanos, el maíz está entrelazado con su vida, su historia y sus tradiciones; no es solo un cultivo, sino el centro de su identidad", Sin embargo, hoy el maíz no cubre la demanda nacional, entre otras deficiencias.
Euclides concentró todo el conocimiento matemático creado por los filósofos y matemáticos anteriores a él, entre ellos Eudoxo y Aristóteles.
El satélite Jinan-1, de 23 kg, y su estación de 100 kg, son más pequeños y económicos que el Micius de 600 kg, usado en 2017.
La ciencia no es buena ni mala en sí misma, es una herramienta que puede utilizarse de distintas maneras y con distintos propósitos; puede resolver problemas, pero también puede crearlos.
Pareciera contraintuitivo que alguien haga su vida al lado de grandes montañas que sacan humo y fuego, sin embargo, ese material que sacan por sus chimeneas hace que los suelos que los rodean sean fértiles...
Ota Benga fue un congoleño de 1.25 metros de alto que llegó en 1906 al zoológico de Nueva York. Fue vendido como esclavo y comprado por Samuel Verne, un antropólogo que viajaba para colectar “razas exóticas” para una feria en EE. UU.
El mundo generó más electricidad a partir de combustibles fósiles en 2020 que en 2015, año en que 190 países firmaron el Acuerdo de París y se comprometieron a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Si queremos evitar dañar irremediablemente nuestra vista mientras observamos el eclipse de este 8 de abril, hay que hacerlo siempre con los filtros adecuados. Te decimos cómo.
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Escrito por Romeo Pérez
Doctor en Física y Matemáticas por la Facultad de Mecánica y Matemáticas de la Universidad Estatal de Lomonosov, de Moscú, Rusia.