Durante la madrugada del nueve de septiembre, se desataron en la Huasteca torrenciales lluvias que provocaron inundaciones, deslaves, destrucción de caminos y viviendas.
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Se considera que este aislamiento comercial europeo comenzó a romperse luego de Las Cruzadas, ocurridas entre los siglos XI y XIII, emprendidas, originalmente, con el propósito de conquistar Tierra Santa, puerta al comercio oriental y punto nodal de influencia política. No obstante, los occidentales no triunfaron en el terreno militar; su conquista más importante radicó en crear condiciones políticas para unir económicamente estas zonas y, con ello, permitir el intercambio cultural. En la Europa medieval, la tradición clásica romana y griega fue marginada de los centros de estudios (casi todos eclesiásticos) por varios siglos, en cambio, en Asia Menor y en los territorios musulmanes era punto de referencia inexorable para los estudiosos. Por cierto, el desarrollo de la Medicina árabe era mil veces superior al estudiado entre los europeos en la época de Las Cruzadas.
Este nuevo encuentro permitió un renacer cultural; imposible entenderlo sin la relación de las prósperas ciudades italianas de Florencia y Venecia. En ambas, la dinámica económica cambió radicalmente: la antítesis del autoconsumo era, ahora, la producción capitalista. La abundancia económica creó una nueva clase media, fuerte y en ascenso: la burguesía; las ciudades se convirtieron en modelo de opulencia para las clases altas y medias y permitieron el mecenazgo a los artistas, creando condiciones para su profesionalización.
A esto, debemos agregar revoluciones en la técnica de las artes plásticas. Las innovaciones son innumerables, destaquemos algunas; primero, la invención de la pintura al óleo, que permitió un secado demorado (y no instantáneo, como sucedía con el fresco) y que permitió un espacio más amplio para las alteraciones y mejoras en los puntos débiles de las obras pictóricas; el detalle se afinó en grado tal que contribuyó a mejorar el realismo y la delicadeza en el definición de los rostros, ventana por excelencia para dilatar el abanico de las emociones representadas.
El otro salto en la técnica fue el desarrollo de la perspectiva lineal, conocida en Italia, inicialmente, como contruzione legittima y que fuepracticada mucho antes por los arquitectos; la perspectiva no sólo favorecía al realismo, sino que era la expresión de uno de los rasgos del artista renacentista: el universalismo, pues para pintar en perspectiva el conocimiento en matemáticas era indispensable. En consonancia, el mayor realismo de la pintura al óleo y la perspectiva se benefició, por un lado, de los minuciosos estudios sobre anatomía de los pintores del Siglo XV y, por otro, por la revaloración del papel de la naturaleza en el arte, anunciado por el humanismo, estimulo principal de las representaciones meticulosas del paisaje.
Además, la narrativa pictórica fue virando hacia temas seculares. Si bien este viraje no fue estrepitoso como se piensa, avanzó con paso seguro. Ya en el Siglo XIV, las figuras paganas, dioses griegos o romanos, aparecían con no poca frecuencia en los monumentos, compartiendo espacio con los mitos judíos y cristianos. Por ejemplo, en la sacristía vieja de San Lorenzo, en Florencia, por encima del altar hay una cúpula en la que aparecen figuras mitológicas.
Puede entenderse que este nuevo arte renacentista exigía artistas de diferente perfil; en primer lugar, el arte ya no sería una simple labor artesanal, como antaño; sino una labor de alta consideración social, ya que el artista imitaba a Dios, creando; pero antes era menester conocer el mundo, descifrarlo. De ahí que un artista no podría comprenderse sin la aspiración de dominar todas las ciencias, es decir, poseer una mente universalista; aunque la idea es griega, desde Pitágoras y Platón, en el Renacimiento toma un nuevo impulso. En una lista elaborada por Peter Burke destaca a varios hombres universales (entre ellos, Vasari, Donato, Bramante, Miguel Ángel), de ellos, catorce eran arquitectos, trece pintores, seis ingenieros y seis escritores; pero su dominio no se reducía a ello, pues en la mayoría de los casos compartían hasta cinco disciplinas más allá del mero diletantismo.
Subrayemos que este florecimiento cultural tiene una relación estrechísima con el acontecer económico. En este sentido, pensemos: si el arte en nuestros días está en crisis, no es peregrino buscar las causas en las crisis económicas del capitalismo, primero, y después, en la crisis existencial y desesperanza que sufre la humanidad.
Durante la madrugada del nueve de septiembre, se desataron en la Huasteca torrenciales lluvias que provocaron inundaciones, deslaves, destrucción de caminos y viviendas.
Dos semanas después de las intensas lluvias que afectaron a cinco estados del país, todavía siguen incomunicadas 93 comunidades.
El mayor problema que enfrenta ahora el pueblo de México radica en que una junta de “notables” ejerce el poder, dice gobernar para los pobres, pero está en contra de éstos, porque en realidad representa los intereses de las clases poderosas.
La reciente reforma a la Ley de Amparo fortalece a las autoridades y limita el acceso a la justicia de los gobernados.
Marx afirma que “la humanidad se plantea siempre únicamente los problemas que puede resolver, pues el propio problema no surge sino cuando las condiciones materiales para resolverlo ya existen o, por lo menos, están en vías de formación”.
México se ahoga en las aguas negras de la incompetencia, insensibilidad y corrupción.
Imposible tratar de elaborar y difundir en este momento un análisis sobre los graves problemas por los que atraviesa nuestro país y la nada remota posibilidad de que se compliquen en el corto plazo.
Una reciente noticia sobre Gaza ha centrado la atención mundial y exhibe la prepotencia y el cinismo con que las potencias imperialistas occidentales continúan su plan de apoderarse a como dé lugar de Palestina.
El argumento de que fallaron los pronósticos y de que llovió más de lo esperado es autoincriminatoria, como dijo el periodista Carlos Ramírez.
El imperialismo no es un fenómeno nuevo en la historia. Los imperios aparecieron desde los albores de la sociedad dividida en clases: el acadio, el egipcio, el asirio, el griego, el persa, el romano, el chino, por nombrar algunos de los más conocidos y antiguos.
Con Morena se han incrementado los niveles de inseguridad en todo el país; y todo mundo sabe esto y lo sufre de una u otra manera.
El sistema capitalista se sustenta en el robo constante y cada vez más amplio y despiadado de tiempo de trabajo no pagado.
La inhumanidad, la perfidia, el odio y la maldad de un hombre no son nunca suficientes para imponerse a la lógica económica y política de la que forma parte.
La explotación capitalista, si bien mantiene la esencia de toda sujeción de clase, se caracteriza por una forma específica y encubierta, que la distingue de los modos de producción anteriores.
Todos nos hemos enterado del genocidio al que Israel está sometiendo al pueblo palestino; aunque algunos se nieguen a creerlo y otros traten de ocultarlo o justificarlo, la realidad está ahí.
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Escrito por Marco Aquiáhuatl
Licenciado en Historia por la Universidad de Tlaxcala y Licenciado en Filosofía y Letras por la UNAM.