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A la edad de tres años, cumplidos el pasado 24 de febrero, el conflicto de Ucrania fenece. Cuando menos así lo dejan ver los recientes encuentros diplomáticos entre Washington y Moscú, cuyo entendimiento parece avanzar. El propio Donald Trump llamó “dictador” a Zelensky, lo cual es muestra clara de su voluntad de erradicar la política guerrerista de Kiev que sostenía el expresidente Joe Biden.
Ahora, a buena distancia de aquel invierno de 2022, cabría considerar los resultados de esta guerra. En especial me interesa exponer algunas “realidades” que enfrentan hoy Rusia y Ucrania, los implicados directos. La primera realidad son las variaciones demográficas. De acuerdo con statista.com, en 2021, cuando comenzaban a sonar los tambores de la guerra, Ucrania contaba con 41 millones de habitantes. Pero esta cifra cayó drásticamente hasta los 34.5 millones en 2022 y no ha dejado de caer. La cifra descenderá hasta 32.9 millones en 2025. Más allá de su tasa de fertilidad de 1.28 niños por mujer (2023) y de las muertes por combate (según el New York Times superaban los 70 mil decesos en 2023), en este caso la mayoría de las pérdidas demográficas es por refugiados. Se estima que Europa alberga 6.8 millones de ucranianos, mientras que 1.2 millones están en Rusia.
Estima statista.com que los números rusos han variado de 147.2 millones de habitantes en 2021 a 145.3 millones en 2025. Aquí, además de la tasa de fertilidad de 1.52 (2023), así como los decesos por combate (entre 93 mil 600 y 120 mil, según Mediazona, 2025), habría que tomar en cuenta que su población incrementó significativamente gracias a los refugiados. Asimismo, sus cifras engrosarán más por la anexión de las provincias conquistadas en el oriente ucraniano (este incremento no lo reporta statista.com).
Lo último constituye una segunda realidad. Antes del Euromaidán de 2014, Ucrania tenía una línea costera de casi dos mil 800 km. Ahora no le queda ni la mitad: apenas conserva las costas de Mykolaiv y Odesa. Por otro lado, el gobierno ruso incorporó a su territorio las áreas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Si la superficie conjunta de esas regiones es ocupada totalmente por las fuerzas armadas rusas, esto representará una pérdida definitiva de más de 108 mil km2, es decir, el 19 por ciento sobre el territorio ucraniano de 2021 (cfr. con Cobertura: Guerra ruso-ucraniana, en descifrandolaguerra.es). Aunque eso no es todo. Es probable que un trozo de la región de Jarkov, parcialmente ocupada por las tropas de Moscú, sea igualmente anexada a Rusia. En cambio, ésta ganará en población, territorio y recursos naturales. Así, cuando en los días pasados Trump instó a Zelensky a negociar o, de lo contrario, “no le quedará país alguno”, el mandatario estadounidense no estaba lanzando una de sus bravuconadas cotidianas. Más bien advertía sobre algo que puede verificarse pronto.
Finalmente, veamos la realidad de posguerra. ¿Quién pagará los daños a Ucrania y a Rusia? ¿Quién pagará el dinero que Estados Unidos prestó a Zelensky para comprar armas, hacer su guerra y administrar su país? Sobre lo primero, la devastación es mucho peor en Ucrania que en Rusia. Tal vez el gobierno de Putin, sustentado sobre la poderosa economía rusa, será capaz de restaurar la destrucción en las regiones integradas a su Federación. Pero Ucrania está en crisis. Su Estado no puede asegurar condiciones mínimas a la población. En ese sentido, en su llamado Emergencia en Ucrania, la Agencia de la ONU para los Refugiados (2025) reporta, entre otras cosas, que 12.7 millones de ucranianos “requieren apoyo humanitario”; es decir, más de la tercera parte de los habitantes de ese país no tiene acceso a los servicios básicos. Por lo demás, Trump envió representantes para exigir a Zelensky el pago del “apoyo” militar de Washington. En suma, son los ucranianos quienes pagarán todos los precios de esta guerra.
Esas realidades son desoladoras. Claramente, Rusia podrá levantarse gracias a la fuerza de su Estado, a su prestigio internacional y sus relaciones positivas con todas las potencias emergentes del mundo, quienes le han tendido la mano a pesar de las amenazas estadounidenses. Pero los ucranianos quedarán sumidos en el peor de los escenarios. Sus circunstancias actuales anuncian un futuro estremecedor de caos, violencia y abusos sin par del imperialismo financiero que les dio armas.
La presencia del Cota moderno en Tomis causa mucho menos extrañeza que la provocada por Ovidio dos mil años antes.
Frente a la monumental tarea de edificar un socialismo que satisficiera las necesidades de la población, Lenin promovió políticas económicas innovadoras en favor del desarrollo comercial, industrial y económico de una Rusia que se había rezagado en el feudalismo.
La Constitución, cuyo aniversario festejamos cada cinco de febrero, es la de 1917, resultado de la Revolución Mexicana, lucha en la que miles de mexicanos perdieron la vida.
En la historia de México, 1994 es un año polémico.
El beisbol revolucionario de Cuba ha demostrado su dominio y calidad en el escenario internacional. Figuras como Yulieski Gourriel, Frederich Cepeda, Héctor Olivera, Alexei Bell y Ariel Pestano han dejado una huella perdurable en el beisbol cubano, ganándose el respeto de los aficionados.
Este país tiene una posición geoestratégica excepcional.
La historia, que no se olvide nunca, la hacen los pueblos y hoy, los pueblos, tienen la palabra.
Esta metáfora llevaba consigo la importancia de que el periódico Iskra alcanzara la mayor parte del territorio ruso, que llevara la perspectiva que el partido tenía sobre cierto problema porque con esa chispa que llegaba era posible comenzar a construir la revolución.
Antolorgía de poetisas del 27, de Emilio Miró, es un importante esfuerzo para revalorar la obra de cinco poetisas españolas de la “Generación del 27”, entre ellas, Concha Méndez y Rosa Chacel.
Nakano tuvo una participación decisiva en la elaboración de la teoría conocida en Japón como “literatura proletaria”. En su obra, logró conciliar el lirismo y lo ideológico, siendo considerado la máxima representación de la poesía marxista en Japón.
Harald Helfgott saltó a la fama mundial en 2012 cuando presentó a la comunidad matemática la demostración de la conjetura débil de Goldbach.
Para hacernos una idea más completa del origen del conflicto, debemos acudir a su historia. Así podremos ver los intereses ocultos tras la política genocida del gobierno de Israel y del cínico e incondicional respaldo de EE. UU.
En 1921, Walter Benjamin adquirió un cuadro del “pintor expresionista Paul Klee titulado Angelus Novus , en el que podemos ver un ángel que parece petrificado en el tiempo y el espacio.
La cinta que hoy comento, amable lector, es también una obra de arte con ese mismo sentido de denuncia hacia la ideología nazi-fascista y sus aplicaciones en el terreno práctico.
Los matemáticos no sólo eran conocedores de la génesis de su disciplina, sino que ejercían una alta valoración de la Historia de la Matemática.
Escrito por Anaximandro Pérez
Doctor en Historia y Civilizaciones por la École de Hautes Étus en Sciences Sociales (EHESS) de París, Francia.