Cargando, por favor espere...
Desde su llegada al poder en 2018, el gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T) ha promovido un discurso basado en el “humanismo mexicano” que, a decir de sus aduladores, se trata del cuerpo ideológico de dicho gobierno. De igual manera, dicen ellos mismos, se trata de una narrrativa que busca poner en el centro a los sectores más desfavorecidos, reivindicar la soberanía nacional y promover la democracia. Sin embargo, en la práctica, este supuesto humanismo parece más bien un recurso discursivo que un cuerpo teórico sólido con aplicación coherente en las políticas públicas.
El expresidente Andrés Manuel López Obrador describió al humanismo mexicano como una combinación de justicia social, desarrollo económico con bienestar y valores comunitarios. En sus discursos, se apoyaba en referentes históricos como Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y los movimientos revolucionarios, para sostener que su gobierno era de índole humanista; no obstante, después de todo su sexenio y con los meses del actual gobierno de Claudia Sheinbaum, este concepto, aunque ha sido defendido por los intelectuales de la 4T, ha mostrado que carece de una definición estructurada y muchas veces parece responder más a la improvisación que a una filosofía política bien articulada.
A pesar del énfasis en el bienestar social, existen contradicciones en la implementación de este “modelo”. Por un lado, programas como las pensiones para adultos mayores y las becas para jóvenes han sido banderas del gobierno; por el otro, los recortes presupuestales a la educación y a la salud han dejado muchas dudas del supuesto “humanismo”. En una palabra, los gobiernos de la 4T no han hecho otra cosa que darle la espalda a sus principios: el desmantelamiento de fideicomisos científicos, el trato precario a los trabajadores de salud y educación, que en fechas recientes se han estado manifestando, así como la militarización, generan naturalmente un contraste con los principios humanistas proclamados.
Asimismo, en materia de derechos humanos, el gobierno de la 4T ha minimizado o descalificado críticas a su manejo de la crisis de desapariciones y violencia feminicida. Organizaciones civiles y activistas han denunciado que, aunque el discurso presidencial se ponga del lado de los más desfavorecidos, en la práctica se ha restado apoyo a sus luchas.
Uno de los cuestionamientos principales es si este aclamado humanismo mexicano responde a una convicción política profunda o si es una estrategia para mantener una base electoral leal. Aunque la entrega directa de apoyos sociales ha reforzado la popularidad del gobierno, justificó la política de recortes a obras públicas; además, la entrega de esos apoyos ha sido cuestionada por la falta de transparencia.
Los discursos promovidos desde la Presidencia en contra de los opositores han hecho que el “humanismo” se utilice más como un estigma de diferenciación frente a sus adversarios que como una base de construcción de políticas públicas reales. El discurso “con el pueblo o contra el pueblo” desdibuja la posibilidad de un diálogo democrático real y convierte a ese supuesto humanismo en una herramienta de confrontación política.
El “humanismo mexicano” de la 4T es un concepto atractivo retóricamente, pero su aplicación práctica deja muchas interrogantes. Si realmente se busca una transformación humanista del país, es necesario garantizar que las políticas sean contundentes y constantes en favor de las mayorías. De lo contrario, el humanismo seguirá siendo un eslogan electoral más, destinado a perderse en la narrativa del poder.
La libertad y el conocimiento son dos de los problemas que la reflexión filosófica ha abordado desde sus orígenes.
La ideología cumple un doble objetivo: aliviar la consciencia de los hombres y someterlos a las exigencias de un sistema que requiere de ellos trabajo y obediencia.
Como se ve, el camino de la ciencia nos somete a una práctica difícil y de crítica constante, de revisión de postulados y de abandono de viejas posturas que no se ajusten a la realidad.
Las ideas se desarrollan por medio de un impulso contradictorio en donde distintos intereses producen distintas formas de entender el mundo.
La acumulación de capital financiero es cada vez mayor y la especulación tiene sus límites. Para movilizar estos recursos, los bancos han endeudado a todo el mundo.
No fue sólo el huracán “Otis” el que destruyó Acapulco. En todo caso, con su implacable poder natural y su arrolladora fuerza, lo que dejó al descubierto fue el fracaso de la política nacional y la continuidad discursivamente negada de la práctica del neoliberalismo en nuestro país.
La historia de los movimientos sociales que luchan por mejorar las condiciones de vida del género humano es amplia
Yuri Andréyevich, sumido en la penumbra y acompañado de Larisa Fiódorovna, se encontró devastado por una fuerza ignota, presagiando un destino trágico debido a una Rusia desgarrada tras la Revolución de 1917 que perseguía la construcción de un nuevo orden.
La educación es uno de los procesos que contribuyen a que las personas se formen como seres humanos y como seres sociales y políticos.
Anatole France (1844-1924) fue un escritor francés. Era prolijo en los temas sobre los que escribía, como en la forma de tratarlos.
En dicha Olimpiada se enfrentaron más de dos mil estudiantes en seis categorías.
Este sentido común, esta “dialéctica inconsciente" sirve, muchas veces para toda la vida, como guía en cada una de nuestras acciones. Dos errores se cometen, sin embargo, al valorarlo.
Las contribuciones de Heráclito al pensamiento filosófico no se pueden exponer profundamente en un texto como el presente, pero sí es posible recuperar una, aquella que se condensa en este título.
Nos encontramos ante una nueva contradicción: una derecha liberal y una izquierda "woke" o neoliberalismo políticamente “correcte”. ¿Qué las distingue? Casi nada, ¿o acaso notó alguna diferencia entre los candidatos del debate presidencial pasado?
La tenacidad en su trabajo le acompañó hasta una edad muy avanzada.
Escrito por Victoria Herrera
Maestra en Historia por la UNAM y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.