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El problema de la relación entre la teoría y la práctica no es cosa menor, ni un debate sólo para intelectuales ni mucho menos una fórmula que todo mundo acepta como parte de un programa general, abstracto, pero sin cuestionarse realmente el sentido de dicha relación.
La filosofía, particularmente en una de sus ramas conocida como teoría del conocimiento, trata de analizar cuál es la relación entre las ideas y los objetos que componen la base de nuestro conocimiento, de estudiar la correcta relación entre el ser y el pensar.
Ahora bien, cuando se habla de esta relación entre teoría y práctica en los movimientos sociales se trata de cómo aplicar lo pensado, de tal manera que la práctica que resulta sea la que corresponde a los fines perseguidos, así como a la forma correcta de aprender de la práctica. El sujeto revolucionario se encuentra con el problema de reflexionar si las prácticas organizativas que ha diseñado son las correctas o no, pues no todos los medios sirven para alcanzar los fines propuestos.
Quien quiere cambiar el mundo se somete a un trabajo de doble tipo. Por un lado, tiene una idea crítica de la realidad, evalúa los males sociales y su origen para identificar qué debe ser cambiado. Esto implica que tiene una concepción del mundo determinada, que le permite evaluar cómo debe ser y la irracionalidad de cómo funciona ahora. Por otro lado, esto le permite, a su vez, trazar las mejores vías para el desarrollo de su proyecto político.
Cuando Lenin, el gran revolucionario ruso, menciona que las labores más importantes del movimiento revolucionario son organizar y educar a la gente, ¿qué debemos entender por esto? La organización y educación también tienen sus formas y no toda forma se adapta al contenido revolucionario. Por esto se entabla una relación recíproca entre forma y contenido que debe ser analizada para entender qué formas se adaptan a qué contenidos específicos.
Es verdad que un cambio de contenido, del tipo de lucha social, exige muchas veces cambios de forma, de la manera en que se organiza el movimiento, pero también es cierto que el simple cambio de forma no garantiza que se cambie el contenido. A veces, son tantos los deseos de que las cosas cambien que, a falta de algo mejor, se proponen cambios en la pura forma, sin cuestionar si eso es lo que se necesita para adquirir el fin propuesto.
Por lo anterior, Lenin sabía que el estudio era elemental para construir un movimiento verdaderamente revolucionario, uno que tuviera conciencia de lo que quería y para qué lo quería. En este sentido, los innumerables debates que tuvo a lo largo de su lucha política trataban de arrojar luz sobre los problemas candentes del movimiento de su tiempo.
Para obtener las lecciones correspondientes de los movimientos pasados no basta estudiarlos como si se tratara de lecciones ya probadas de una vez y para siempre, sino hacer el esfuerzo de analizarlos en su contexto y en la realidad histórica para los que fueron construidos. Se trata de que las lecciones del pasado nos ayuden a pensar nuestro presente, pues muchas de las problemáticas a las que se enfrente la humanidad hoy serán similares al pasado, otras naturalmente distintas. La teoría que nos ha sido legada por parte de los grandes revolucionarios es una fuente importantísima en tanto que han puesto en práctica los ideales de transformación social y han experimentado sus alcances, limitaciones y problemáticas, pero para la práctica revolucionaria de hoy necesitamos estudiar a la par los más variados temas, todo aquello que nos ayude a comprender la necesidad de cambio y la esencia de lo que somos. De esta forma entablaremos, cada vez de mejor modo, una correcta relación entre la concepción del mundo que tengamos y la práctica revolucionaria que nos ayude a cambiar de raíz nuestra sociedad.
Hay una tendencia a creer en redentores y taumaturgos capaces de resolver por sí mismos los problemas sociales.
La explotación de las mayorías es una condición "sine qua non" para el capitalismo; sólo al eliminar la explotación y las injusticias de este sistema cualquier persona podría no depender de la necesidad de trabajar para subsistir, es decir, ser ciudadano.
La tierra ha experimentado ya momentos de cambios extremos y los organismos que viven esos eventos han encontrado formas de adaptarse a ellos.
Nos encontramos ante una nueva contradicción: una derecha liberal y una izquierda "woke" o neoliberalismo políticamente “correcte”. ¿Qué las distingue? Casi nada, ¿o acaso notó alguna diferencia entre los candidatos del debate presidencial pasado?
Cuando queremos explicarnos algún fenómeno es indispensable voltear la vista a quienes han tratado, antes de nosotros, de exponer las distintas determinaciones que forman tal fenómeno o alguna de sus formas anteriores.
La Grecia clásica confinaba a las mujeres a roles estrictamente definidos.
La acumulación de capital financiero es cada vez mayor y la especulación tiene sus límites. Para movilizar estos recursos, los bancos han endeudado a todo el mundo.
La tenacidad en su trabajo le acompañó hasta una edad muy avanzada.
No fue sólo el huracán “Otis” el que destruyó Acapulco. En todo caso, con su implacable poder natural y su arrolladora fuerza, lo que dejó al descubierto fue el fracaso de la política nacional y la continuidad discursivamente negada de la práctica del neoliberalismo en nuestro país.
Para que nuestros actos sean realmente libres, necesitamos conocer tanto el objeto sobre el que actuamos como la motivación que guía nuestra acción.
Como se ve, el camino de la ciencia nos somete a una práctica difícil y de crítica constante, de revisión de postulados y de abandono de viejas posturas que no se ajusten a la realidad.
El arte le ha servido a la Iglesia, a las élites económicas y políticas y ahora sólo a los propios artistas. Como tesis, el arte renacentista cumplió su función de adoctrinar, pero fue superado con la síntesis que realizó el muralismo mexicano.
Hay que decir que la tesis de un arte contemporáneo descompuesto es sumamente escasa en las voces de los especialistas.
La presencia del Cota moderno en Tomis causa mucho menos extrañeza que la provocada por Ovidio dos mil años antes.
Las ideas se desarrollan por medio de un impulso contradictorio en donde distintos intereses producen distintas formas de entender el mundo.
¿Y Adán Augusto López? Morena desconoce el paradero de su coordinador parlamentario
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Escrito por Alan Luna Mojica
Maestro en Filosofía por la UAM.