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A cinco años de la creación de la Alianza Campo Justo, organizaciones civiles y mujeres jornaleras reclamaron el abandono del Estado y acusaron la persistencia de violencia, discriminación y trabajo precario en el campo mexicano.
“Me he tenido que hincar en un surco, en el lodo, con nueve meses de embarazo, para que pueda comer mi familia… He tenido que aplastar a mi bebé para que pueda ganar un poquito de dinero y ni siquiera me alcanza con eso”, denunció Sara, jornalera migrante, durante una conferencia de prensa en la capital del país.
La alianza conformada por Oxfam México, Tlachinollan y la Red Nacional de Jornaleras, señaló que el salario mínimo profesional no garantiza una vida digna. Además, indicó que las inspecciones laborales se mantienen como una excepción, ya que las empresas maquillan las condiciones en las que se trabaja y una vez que los inspectores se retiran vuelven las jornadas extenuantes y la falta de servicios básicos, entre otras violaciones.
Al respecto, Alejandra Haas, directora de Oxfam México, advirtió que el sistema de seguridad social no cubre las necesidades del trabajo agrícola, debido a su carácter estacional; por lo que propuso la creación de un registro único de personas jornaleras.
Además, solicitó la creación de un fondo de apoyo económico durante los periodos en los que no hay cosecha. Por último, las mujeres jornaleras exigieron al gobierno de Claudia Sheinbaum cumplir su promesa de incluirlas en la agenda pública.
Escrito por Carolina Ruvalcaba
Periodista con casi 20 años de experiencia en el medio.