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Estando en Carrara, Lazlo y un viejo conocido examinan el mármol que será utilizado en la obra monumental ordenada por el empresario Harrison Lee Van Buren. Ahí en Carrara, durante una fiesta, Lazlo se divierte bailando con una antigua conocida. Van Buren no participa del jolgorio; simplemente observa de lejos a Lazlo. Cuando éste decide dejar la fiesta en estado de completa embriaguez, no logra llegar a la habitación en donde está alojado; se queda tirado en uno de los túneles de aquellas minas de mármol. Van Buren lo va a buscar y lo encuentra prácticamente inconsciente, dado el grado de embriaguez a que llegó el arquitecto húngaro. Aprovechándose del estado de Lazlo, Van Buren lo viola.
La relación entre ambos no es la de un patrón que realmente aprecie su capacidad estética como arquitecto; tampoco de un reconocimiento sincero a un hombre que ya tenía un renombre como arquitecto en Hungría, antes de que la guerra obligara a miles de judíos a buscar otros lugares para ejercer su profesión o poder vivir con mayores oportunidades económicas y sociales. Por ejemplo, en reiteradas ocasiones, con la opinión de otro arquitecto, Van Buren modificaba el proyecto arquitectónico de Lazlo, lo que llegó, incluso, a que éste tuviera que ordenar a los trabajadores de la obra regresar al proyecto original (Lazlo tenía que poner dinero de su propio salario para financiar lo que él decidía que era lo adecuado, según su proyecto).
Erzsebeth siguió padeciendo su enfermedad, la cual, en momentos críticos, le provocaba dolores insoportables, los cuales lograba apaciguar con un medicamento. Una noche, el medicamento ya se había agotado y Lazlo se vio obligado a aplicarle una dosis de heroína (Lazlo era adicto a esa droga, pues desde que vivía en Europa había recibido aplicaciones de esa droga para calmar sus dolores, lo que le fue creando dependencia adictiva). Erzsebeth, llegó a conocer del terrible abuso que hizo el empresario sobre su esposo y una noche, en la que Harrison Van Buren se encontraba reunido con amistades y su familia, la esposa de Lazlo, que hasta entonces se podía desplazar con silla de ruedas, se presenta en esa reunión caminando con el apoyo de una andadera ortopédica y con mucha rabia le reclama a Van Buren ante la mirada estupefacta de sus hijos y amigos. Enloquecido, Van Buren agrede brutalmente a Erzsebeth. la secuencia final del filme de Corbet, Al final de la cinta, en los años 80 del Siglo XX, muestra a un envejecido y en silla de ruedas Lazlo, quien recibe un homenaje por su obra arquitectónica (el palacio de Van Buren, según la apología que ahí se le dispensa a Lazlo, es un monumento inspirado en la arquitectura de los campos de concentración, como un homenaje a las víctimas del holocausto). El Brutalista es una reflexión sobre el vínculo entre los artistas y el orden social capitalista que, fiel a su esencia depredadora de la humanidad, domina en todo tipo de actividad productiva, cultural, educativa, científica, etc., a través del dinero, de los medios de producción y del poder político. El Brutalista nos muestra cómo para el orden social que se basa en el poder del capital, los artistas o personas que destacan en la ciencia, la cultura o cualquier actividad, son sometidos, muchas veces humillados y hasta abusados de diversas formas. No hay que perder de vista, sin embargo, que grandes genios del arte, aunque tuvieran mecenas que financiaran su actividad artística, nunca renunciaron a su concepción revolucionaria del arte y a la necesidad de cambiar la sociedad.
Esta inversión contribuirá al crecimiento de la industria audiovisual en el país y a la generación de empleo.
La misma historia contada es en sí misma una crítica.
La miniserie versa sobre las vidas del boxeador Esteban Osuna (Gael García Bernal) –conocido en el medio boxístico como La Máquina–.
Del 22 al 24 de octubre se realizó en la ciudad de Kazán, Rusia, la cumbre de los llamados BRICS, el bloque económico más grande del mundo.
El éxito de una cinta, al igual que en otras manifestaciones del arte tiene que ver con su grado de universalidad.
Un género cinematográfico que las plataformas de entretenimiento han explotado en los últimos años es el bélico.
En 2015, el realizador ruso Andrey Vereshchagin filmó Mi segunda vida que es una historia de dos personas marcadas por la tragedia cuyas vidas, por alguna razón, se cruzan.
El Brutalista nos muestra cómo para el orden social que se basa en el poder del capital, los artistas o personas que destacan en la ciencia, la cultura o cualquier actividad, son sometidos, muchas veces humillados y hasta abusados de diversas formas.
Ivushkin es un subteniente del Ejército Rojo que ha enfrentado a los nazis en los primeros años de la invasión.
Italia, en esta historia del neorrealismo, es una nación que vive los años de la posguerra.
La película es “un acto de resistencia creativa”, aseguraron los directores del filme.
La novela escrita por Héctor Enciso Carrillo, un activista social, quien plasma una historia ubicada en el norte de México (pero que refleja la realidad de todo el país).
Recientemente se estrenó mundialmente la cinta Babygirl, de la realizadora y escritora holandesa Halina Reijin, cinta presentada como un thriller erótico en las reseñas y críticas cinematográficas.
Esta proyección corresponde a la última función del ciclo de cine Poe en la Pantalla.
Carl Von Clausewitz es uno de los más destacados e influyentes historiadores y teóricos de la guerra.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA