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Hace unos días, Netflix presentó la miniserie mexicana Serpientes y escaleras (2025), del realizador jalisciense, Manolo Caro. Serpientes y escaleras tiene ocho capítulos, en los que se desarrolla la historia de la profesora Dora (Cecilia Suárez), quien ambiciona convertirse en la directora de una escuela primaria a la que asisten hijos de familias adineradas de Guadalajara. Dora, siendo prefecta, tiene que enfrentarse a Josefina (Margarita Gralia), directora del colegio y, ante el hecho de que su periodo al frente del colegio se agotará en breves días, busca prolongar su estatus. En el colegio existe una disputa entre dos familias a causa de un pleito entre dos niños. Por un lado, en el conflicto está Olmo Muriel (Juan Pablo Medina), empresario chocolatero y el matrimonio formado por Tamara Sahagún (Marimar Vega) y el cónsul de España Vicente García Portillo (Martiño Rivas).
El conflicto entre el empresario chocolatero y el funcionario español y su esposa va escalando al grado de que Vicente le pide al gobernador de Jalisco, Fernando Colmenares (Gerardo Trejoluna) que intervenga a su favor, para afectar a Olmo; a cambio de apoyar al español, el gobernador le solicita a éste que interceda para que el gobierno español reconozca su ascendencia sefardita.
Serpientes y escaleras es una sátira sobre la sociedad jalisciense, en la que existen el racismo, el clasismo, la corrupción, la discriminación a los grupos LGBTQ y +. Pero también, con su envoltura de comedia de humor cáustico, se retrata el oportunismo de los personajes y la traición a que llegan (como ocurre con Dora), con tal de satisfacer las ambiciones personales (algunos críticos de cine han llegado a señalar que la historia de Serpientes y escaleras es una alegoría dedicada a la exdirigente nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo. Sin embargo, esta cinta reedita las críticas a las que se han acostumbrado la mayoría de los realizadores, guionistas y actores, en torno a aspectos secundarios del funcionamiento de la sociedad capitalista: discriminación, clasismo, oportunismo, deslealtad, etc.; dejando, como es de esperar, la crítica más profunda del orden social que atropella brutalmente a los verdaderos creadores de la riqueza social.
Las series y miniseries que se exhiben en las plataformas de streaming, han sustituido en gran medida a las antiguas telenovelas. Las series y miniseries son muchas veces publicitadas por las compañías de las plataformas como “adictivas”, como si esa característica fuese lo más importante para los espectadores; para nada se publicita a estos productos por su contenido artístico, educativo o, por lo menos, por su contribución a la formación de conciencia colectiva en favor de ideas progresistas o humanistas.
Al parecer, los dueños de las plataformas y los productores, realizadores, actores y todos los que intervienen en esas formas de cine ponen toda su energía para que el producto que elaboran y venden enganche primero y luego vuelva al espectador un adicto, como si fuese una droga que va creando dependencia. Y esto, por supuesto, es el resultado de que, en el orden socioeconómico capitalista, los productos –sean industriales, agropecuarios, pesqueros, mineros, o producto de las industrias del espectáculo– primero deben explotar a los trabajadores, extrayendo plusvalía y, desde luego, al venderse esos productos, generar ganancias. Y no olvidemos que en el capitalismo se producen muchas mercancías que no son necesarias para la existencia humana y cuyo consumo masivo es resultado de la creación artificial de “necesidades” y de “costumbres”. Ese consumismo le es muy necesario a los capitalistas, a quienes les importa un bledo si los productos mejoran la salud, el bienestar, la educación o la cultura de los consumidores.
Sin embargo, ese consumismo, para que sea más “digerible” para los consumidores, tiene que presentarse bien vestido, bien acicalado y hasta bien maquillado para que sea “apetecible” y “llene las expectativas del demandante del producto”. Esto, por supuesto, también ocurre en la industria de los espectáculos, incluida la del cine.
Recientemente se estrenó mundialmente la cinta Babygirl, de la realizadora y escritora holandesa Halina Reijin, cinta presentada como un thriller erótico en las reseñas y críticas cinematográficas.
En toda la obra cinematográfica de Martín Scorsese (que es muy amplia) la dicotomía lealtad-traición ha sido un tema abordado en diversas ocasiones.
Netflix presentó la miniserie mexicana Serpientes y escaleras (2025), del realizador jalisciense, Manolo Caro.
El próximo nueve de mayo se celebrará en Moscú, Rusia, el 80 Aniversario del triunfo de la URSS sobre la Alemania Nazi.
Un género cinematográfico que las plataformas de entretenimiento han explotado en los últimos años es el bélico.
En 2015, el realizador ruso Andrey Vereshchagin filmó Mi segunda vida que es una historia de dos personas marcadas por la tragedia cuyas vidas, por alguna razón, se cruzan.
La novela escrita por Héctor Enciso Carrillo, un activista social, quien plasma una historia ubicada en el norte de México (pero que refleja la realidad de todo el país).
Ivushkin es un subteniente del Ejército Rojo que ha enfrentado a los nazis en los primeros años de la invasión.
El orden social que durante siglos ha prevalecido en el planeta cruje y muestra síntomas de un agotamiento que puede ser definitivo.
La última tentación de Cristo (1988), obra cinematográfica en la que incluso llega a cuestionar la supuesta lealtad de los seguidores del Mesías.
Del 22 al 24 de octubre se realizó en la ciudad de Kazán, Rusia, la cumbre de los llamados BRICS, el bloque económico más grande del mundo.
No es ninguna novedad que, en la premiación anual de los Oscar, en la categoría de Mejor película no gane el filme de mejor calidad artística y mayor trascendencia para el cine.
En el documental ¿Cómo se enriqueció China?, Michael Wood establece que no bastaba la liberalización del mercado: era necesario avanzar en la preparación de cientos de miles de profesionistas que supieran aplicar sus conocimientos en la producción, en la administración y en el comercio.
En su capítulo titulado: Genocidio en Gaza, El videocast de Daniel Matamala recurre a la entrevista de tres conocedores de la tragedia que vive Gaza para dar un panorama actual y objetivo.
La autorización de Joe Biden para el empleo de misiles balísticos de largo alcance que permitan bombardear en lo profundo el territorio de Rusia, muestra una vez más de qué son capaces los imperialistas.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA