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Sextante
Silencio
En toda la obra cinematográfica de Martín Scorsese (que es muy amplia) la dicotomía lealtad-traición ha sido un tema abordado en diversas ocasiones.


En toda la obra cinematográfica de Martín Scorsese (que es muy amplia) la dicotomía lealtad-traición ha sido un tema abordado en diversas ocasiones. Como si fuese un leitmotiv de su obra completa. También en varias cintas de su vasta obra se trata la dicotomía en un contexto religioso (Scorsese, estadounidense, es un director de padres italianos que profesaban la fe católica). 

La cinta más polémica de Scorsese es La Última Tentación de Cristo, donde se narra una versión diferente de la vida de Jesucristo y su relación con el apóstol Judas Iscariote; Judas no es retratado como el traidor que vendió a Jesús de Nazaret, sino como un apóstol que lo criticó duramente ante sus debilidades carnales y morales. Incluso en esta cinta, Scorsese sugiere que es mucho más leal el compañero o el discípulo que te dice la verdad y no se la pasa lisonjeando o tomando una actitud obsecuente. Hay en Scorsese un planteamiento dialéctico.

En 2016, Scorsese volvió al tema de la dicotomía lealtad-traición con la cinta Silencio. En este caso, la historia se ubica en el Japón feudal que, ante la llegada de europeos deseosos de comerciar y conquistar a los pueblos de Asia –y los de todos los continentes–, establecen relaciones con el Imperio del Sol naciente. La táctica de Portugal era conquistar territorios o imponer su control económico y político; para esto mandaba a los sacerdotes católicos a penetrar ideológicamente en las poblaciones nativas con el fin de facilitar después su llegada militar y política. Desde el último tercio del Siglo XVI, habían llegado a Japón miles de misioneros, en su mayoría jesuitas. El catolicismo creció hasta tener más de medio millón de adeptos. Los señores feudales y el gobierno central japonés vieron un peligro en ese crecimiento exponencial y, desde 1617, comenzaron a perseguir a los cristianos. Obligaban a todo cristiano a apostatar de su creencia religiosa haciendo que, después de ser amenazados o torturados, pisaran las imágenes de Cristo y la Virgen María, so pena de ser ejecutados (en la cinta, las secuencias son muy elocuentes, pues los asesinatos y torturas eran brutales). Los sacerdotes Sebastián Rodrígues (Andréw Garfield) y Francisco Garupe (Adam Driver), discípulos del padre Cristóbal Ferreira (Liam Neeson), deciden ir a buscar a su antiguo preceptor precisamente en Japón, dado que un jesuita italiano les ha comunicado que Ferreira había renunciado al cristianismo después de haber sido torturado. Los dos jóvenes clérigos llegan a las costas de Nagasaki y se contactan con la población (que, de forma oculta para evitar la represión, sigue siendo católica). En su estancia, los campesinos les piden oficiar misas, realizar bautizos y otros sacramentos. De otro pueblo llegan a pedirles que uno de los dos vaya a hacer lo mismo. Francisco es quien acude al llamado. Durante un tiempo realizan sus actividades, pero los opresores feudales comienzan a reprimir a los campesinos para obligarlos a apostatar a través de su cuerpo punitivo encabezado por un “inquisidor”. Sebastián termina atrapado y encerrado, pero consigue hablar con el gobernador de la provincia; desde lejos, Sebastián presencia la muerte de Francisco y de varios campesinos que se han negado a renunciar al cristianismo: todos son ahogados en el mar. Cuando Sebastián encuentra a Cristóbal, éste ya es un apóstata que trata de convencer a su exdiscípulo para que abandone su religión; lo que obliga a Sebastián a dejar el catolicismo es la amenaza de ejecución de muchos inocentes. 

Sebastián envejece y muere en el Japón y sus funerales son al estilo nipón, quemado en una urna y hundido en el mar. Sin embargo, las últimas imágenes muestran al jesuita con un crucifijo en la mano, indicando que siguió siendo fiel a sus creencias.

ALas religiones han sido instrumentos muy eficaces para el control ideológico y político del pueblo. Hoy en día, otras actividades y costumbres han demostrado tener la misma o mayor eficacia para el control mental de la humanidad (drogas, redes sociales, espectáculos, modas, alcoholismo y videojuegos). 

 


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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