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Por doquier hay síntomas claros de que el país enfrenta una innegable crisis socioeconómica y política fomentada por un gobierno mentiroso hasta la médula, al que nada importa la realidad cruda e inmisericorde que padecen las clases menos favorecidas. Aunque sus dirigentes insisten en que no son iguales que los otros y que las cosas están mejor que nunca, la gente de a pie sabe que están cortados con la misma tijera, que sólo les importa conservar sus puestos, velar por sus intereses y que los colores guinda, verde y rojo de sus partidos no les impiden ordeñar al erario ni exhibir sus largas colas de grandes ratas.
El cacicazgo no murió, únicamente se transformó; por mucho que su aparato de propaganda afirme que sus líderes son paladines de la justicia. Si se pone el dinero público en manos de ladrones ¿cómo esperar buenos resultados? Por más que difundan que “tienen otros datos”, las cifras oficiales de las variables socioeconómicas prueban que no tienen de qué vanagloriarse. La aprobación de la caprichosa reforma al Poder Judicial fue un episodio escandalosamente negativo de la historia reciente de México, en el que las mayorías parlamentarias oficialistas amenazaron y compraron los votos que necesitaban a los diputados y senadores de la oposición.
La ya endeble línea que separa a los Poderes de la Unión fue saltada burdamente por la mayoría legislativa al servicio de un solo hombre. Las clases altas protestaron y advierten que los partidos Morena, Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT) están “construyendo el socialismo” en México; pero saben que eso no es verdad y que realmente estos pilluelos pretenden controlar todos los aparatos del Estado para reprimir más y mejor a las masas y para obstruir la construcción del socialismo en el país.
Los delincuentes gozan de impunidad porque son parte del poder económico y político, ya que se han unido al partido gobernante; porque el Gobierno Federal persigue a la debilitada oposición existente y porque destruye instituciones. Culiacán, capital de Sinaloa, se halla en virtual estado de sitio declarado por los grupos delictivos. La guerra entre éstos había provocado la muerte de 56 personas al momento de escribir esta columna; mientras, ni el gobernador ni el Presidente de la República hacían nada para proteger a la población; y actúan como si esa barbarie fuera una travesura de adolescentes.
Hasta ahora, ambos gobernantes se han dirigido a los delincuentes pidiéndoles que “actúen con responsabilidad”; es decir, no se les toca ni con el “pétalo de una rosa” y tienen total permisión para matarse entre ellos. Es por esta conducta cómplice y por la inestabilidad política, social y económica, que el país vive hoy en un ambiente de incertidumbre, porque se desconoce si el gobierno entrante actuará con prudencia o, siguiendo la misma nefasta línea del saliente, lo llevará a un escenario catastrófico que supere la crisis financiera de 1994 y la recientemente generada por el confinamiento sanitario a causa del Covid-19.
Ojalá que los mexicanos no tengamos que invocar estos versos del gran poeta cubano Nicolás Guillén “¡Ay, señora, mi vecina; cómo no voy a llorar si se murió mi gallina!”.
México corre el riesgo de no aprovechar las oportunidades del nearshoring y de enfrentar un futuro marcado por la incertidumbre energética.
Teófilo Benítez Granados, abogado de la víctima del diputado Saúl Huerta exigió a los legisladores de Morena que “no sean sinvergüenzas” y pidió quitar el fuero.
La OMS había confirmado la primera muerte en México de una persona contagiada de la variante de gripe aviar H5N2.
Analistas advierten que la campaña de AMLO y lo que se avecina ya se encuentra en marcha; y que sólo debemos esperar una elección de Estado, es decir, la imposición de un Presidente de la República desde el Poder Ejecutivo.
Los legisladores del oficialismo impulsaron cambios en los artículos 25, 27 y 28.
La científica de 62 años asumió el cargo como la primera mujer presidenta.
Sin políticas públicas acordes a la realidad, el campo mantendrá un negro panorama, con altos costos de insumos y servicios, entre otras asfixiantes consecuencias.
¿Cuál es el principal problema de México? Para la 4T no hay duda: la corrupción. De hecho, la historia de México se inaugura con actos de corrupción, cuando menos así lo cuenta AMLO en su opus magnum, Hacia una economía moral.
La destrucción de las instituciones de un país no es buena idea, y menos cuando se proclama a los cuatro vientos que Morena está construyendo el segundo piso de la “Cuarta Transformación”.
La jefa de Gobierno está desesperada y enloquece comportándose igualito a Andrés Manuel López Obrador, ella quiere "simpatías" y comienza a operar para conquistar votos.
De las nueve personas que se inscribieron para encabezar la Fiscalía capitalina, sobresale el nombre de Bertha María, hermana de Luisa María Alcalde.
El jitomate, el chile serrano y la naranja son algunos de los productos que han experimentado un mayor incremento en sus precios.
El mercado laboral es precario, el desempleo es alto y los salarios muy bajos; la inflación es incontenible. Además, la salud de los mexicanos se ha visto muy afectada por la quinta ola de de Covid-19, mientras la inseguridad y violencia nunca había sido
El atraso educativo en México ya era enorme antes de la pandemia por Covid-19. Sin embargo, los pocos avances logrados durante casi un siglo cayeron con la crisis de salud.
Autoridades capitalinas dejan impunes las casi 18 mil carpetas de investigación que abrió la FGJCDMX por su posible colusión con grupos delincuenciales dedicados a despojar a familias de su patrimonio.
Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA