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Los pueblos aprenden de su experiencia; más aún de sus derrotas que de sus victorias. Y normalmente en su avance hacia el progreso se abren paso mediante ensayo y error. Así ocurrió, por ejemplo, en la elección de 2018, considerada en la propaganda oficial como un tsunami, pero que, dicho sea de paso, conviene dimensionar en sus justos términos. La Lista Nominal de Electores en 2018 era de 89.1 millones; votaron 56.6 millones, 63.5 por ciento del total; por López Obrador, 30.1 millones, 53.2 por ciento de los votantes, pero solo 33 por ciento de la lista total, es decir una tercera parte de los mexicanos en condición de votar; 66 por ciento o no votó, o lo hizo por otro partido.
Los ciudadanos, en su justo y libre derecho, buscando un cambio, decidieron explorar lo que a primera vista parecía una nueva ruta, sin mirar bien a bien a dónde conducía, ni que podría agravar los males sociales, como, a juzgar por los resultados, ocurrió: hoy existen 9.8 millones más de pobres y las clases medias se extinguen. Con un discurso popular antisistema, Morena despertó entusiasmo y grandes y mágicas esperanzas. Su diagnóstico fue correcto, no así su proyecto, y menos su aplicación, que han provocado un desastre. El encanto viene perdiendo poder –aunque es difícil saber en qué medida–, al mostrar Morena su verdadero rostro, y su profunda incongruencia, aspecto este último que pretendo desarrollar aquí.
Ofrecieron democracia, pero dueños de la Cámara de Diputados ejercieron una sobrerrepresentación ilegal, recientemente prohibida por el INE: por ley ningún partido podrá tener más de ocho por ciento de diputaciones sobre las que obtuvo en las urnas; por ésta y otras medidas totalmente legales, hoy el INE ciudadano está en la mira del gobierno: se proponen liquidarlo o convertirlo en dependencia gubernamental subordinada a la Secretaría de Gobernación. Esto, véase bien, cuando fueron los mismos que hoy gobiernan quienes se sumaron al reclamo popular de un organismo electoral autónomo.
El IFE (INE a partir de 2014) inició su actividad en 1990. Antes, la Comisión Federal Electoral, dependiente de la Secretaría de Gobernación y presidida precisamente por el secretario del ramo, organizaba las elecciones federales; creado el IFE, al principio todavía operaba la conducción gubernamental. En 1994 se constituyó la figura de consejeros ciudadanos, designados por la Cámara de Diputados con dos tercios de votos presentes. Finalmente, en 1996 el IFE, ya como organismo autónomo, eligió un consejero presidente.
El PRD de entonces, dirigido principalmente por hoy destacados morenistas, negoció la conformación del nuevo organismo, exigiendo que fueran ciudadanos y estuviera libre de la conducción gubernamental. Al respecto dice Rosario Robles en artículo reciente (El Universal, 11 de abril): “Teniendo ya como sustento el consenso de los principales liderazgos (…) el PRD votó a favor. Un año después, este partido se alzó con el triunfo en la Ciudad de México y con una abultada bancada en la cámara baja; este momento histórico sin duda fue clave para la carrera presidencial de Andrés Manuel López Obrador”. Otro artículo (Romeo Valentín, El Cotidiano, El proyecto político de Ernesto Zedillo y su relación con el PRI, pág. 53, UAM Azcapotzalco, 2012), dice: “… para continuar reformas que aseguraran la transparencia de los comicios y la total imparcialidad del IFE. El primer paso en ese sentido había sido la firma del documento (…) suscrito el 17 de enero de 1995 por el PRI, el PAN y el PRD, más el Partido del Trabajo (PT) (…) Tales compromisos dieron pie a la aprobación unánime, por las dos cámaras del Congreso, de la reforma (…) que, entre otras cosas, reforzó la autonomía del Instituto, al excluir totalmente al Ejecutivo de su integración y, por consecuencia, dejar el manejo de los órganos de dirección, exclusivamente a los consejeros ciudadanos”. Así avanzaba la llamada “transición a la democracia”, de la que se colgó la izquierda, y que incluso reivindica. Pablo Gómez dijo (La Jornada, viernes 23 de mayo de 1997, Cambiar el IFE): “Primero, el gobierno ideó un organismo presidido por el secretario de Gobernación y absolutamente subordinado al Presidente de la República. (…) De Fernando Gutiérrez Barrios a Jorge Carpizo, y de Emilio Chuayffet a Arturo Núñez, solo el gobierno tomó las decisiones en el IFE. El actual secretario de Gobernación sostenía que él era completamente imparcial, a pesar de ser priista, lo cual es imposible, pero no por ser militante político, sino por formar parte del partido oficial mexicano”.
Así pues, solo un IFE de ciudadanos y sin la conducción de Gobernación garantizaría elecciones libres. Todo muy bien, hasta aquí. Pero Morena se inspira como apotegma en aquella expresión atribuida a Groucho Marx: “éstos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”. Fieles a su credo, el Presidente y sus cofrades pretenden liquidar al INE, o ponerlo bajo el control de ¡la Secretaría de Gobernación!, en una lógica que evidencia un pragmatismo escalofriante: si estamos en la oposición exigimos que se ciudadanice el organismo electoral y afirmamos que su control oficial afecta la democracia; ahora en el poder, exigimos que el gobierno maneje las elecciones. Y no es broma; si ganan la mayoría calificada, lo harán. ¡En qué manos estamos!
Y así como esta traición a la confianza ciudadana, hay muchas. Veamos solo algunas. Cuestionaban el otorgamiento de contratos gubernamentales para proteger a empresarios ligados al sistema; hoy Morena hace lo mismo, convirtiendo en norma la asignación directa. Cuando estaban abajo reivindicaban el derecho de manifestación (López Obrador lo empleó hasta el abuso); hoy, desde el poder, lo criminalizan, y se persigue a quienes intenten ejercerlo. Incluso han abandonado a aliados suyos pertenecientes a organizaciones, sobre todo campesinas, pero también a normalistas, profesores de la CNTE, o el caso mismo de Ayotzinapa no resuelto aún, casi ya a mitad de sexenio.
Se declaran juaristas, como ornamento, pues Juárez era profundamente federalista; y hoy, en su nombre, se dinamita el pacto federal, imponiendo un modelo más cercano al de Santa Anna en los últimos años (1853-1855), abierta dictadura, que creó un rechazo social que la llevaría a su fin con el movimiento de Reforma, inicialmente lanzado por don Juan Álvarez y Comonfort en 1854, y encabezado más tarde por don Benito Juárez. Muy juarista, Morena suprimió el Ramo 23 y redujo drásticamente el gasto federalizado (recursos presupuestarios para estados y municipios), y pretende someter a gobiernos estatales condicionándoles recursos y mediante ilegal injerencia, paladinamente confesada, en la elección de gobernadores, para imponer incondicionales. ¿No que eso estaba mal y era inmoral? Juraron respetar la Constitución y atropellan a los poderes Legislativo y Judicial, contrapesos del Ejecutivo.
En fin, lo que vemos no es la ofrecida solución de los grandes problemas nacionales, y sí en cambio el huevo de la serpiente de una dictadura.
La escalada de violencia en el estado continúa, pese a que se ha fortalecido la presencia de elementos de la Guardia Nacional y del Ejército.
La caída en la producción mundial ha puesto en la palestra la importancia de los trabajadores y su fuerza creadora.
En México no estamos viviendo un periodo sexenal de amor: todo lo contrario, el desamor y el odio son motivados por el Presidente de la República todos los días como parte de una estrategia mediática para aparecer como el “paladín del pueblo”.
Gloria Brito informó que interpondrán una demanda ante las autoridades correspondientes para que pongan fin a estos actos vandálicos que perjudican a los habitantes de Tláhuac.
En cinco años, los bots que difunden exclusivamente propaganda para beneficio de la morenista Claudia Sheinbaum, aumentaron en 3.8 millones.
El evento, que se hace por el aniversario 36 del sismo de 1985 y el cuarto aniversario del sismo de 2017, se hará a nivel nacional.
"Lamentamos que toda la obra pública que hace Morena en la ciudad siempre está llena de falta de supervisión, de falta de mantenimiento e inauguran cosas que no sirven", criticó el legislador Federico Döring.
Sexagenaria y jornalera, doña Aurelia revela que los programas sociales no llegan a mucha gente que trabaja y que son insuficientes para comprar los productos de la canasta básica cuyos precios siempre se hallan al alza.
La llamada “Cuarta Transformación” no ofrece nada. El gobierno lópezobradorista ha cumplido ya su primera mitad y ante sus resultados evidentes el pueblo debe estar consciente de que su suerte no cambiará, que fue víctima de un nuevo engaño.
En este país, como en todos aquellos en que existe explotación capitalista, el Estado se halla al servicio de la clase dominante.
Denunciaron actitudes arbitrarias de Morena en Ciudad de México
No cabe duda que aquí se aplica muy bien el dicho de que "Cuando se pelean las comadres, salen a relucir las verdades", y en Morena así está, Martí Batres ya marcó su línea y tronó con Ricardo Monreal.
AMLO prometió al municipio con mayor pobreza extrema en México y ahora devastado, 61 mil millones de pesos, es decir, sólo el 21.7% de todo lo que se calcula que se necesita. Muy disminuido. Revisemos.
A la crisis de salud y al desbasto criminal de medicamentos se agrega el despido injustificado de personal del Sector Salud.
Con grandes pendientes e importantes problemas por resolver en materia de salud, educación, infraestructura y política fiscal, concluirá el sexenio de López Obrador, aseguró México Evalúa.
SAT se queda sin fondos para devolución de impuestos, asegura Mario Di Costanzo
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¡Alerta vacacionistas! Identifican medusas y cocodrilos en Puerto Vallarta
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Detectan virus de influenza aviar AH7N3 en granja de Nuevo León
Escrito por Abel Pérez Zamorano
Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.