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A Alexandr Serguéyevich Pushkin, escritor, literato, poeta y creador revolucionario que modernizara la lengua rusa, habría que hacerle un verdadero homenaje al publicar su obra completa, traducida al español, en una edición crítica, amplia y profunda; él es el “padre de la literatura rusa” y en sus páginas abrevaron grandes escritores como Gógol, Turgénev, Lérmontov, Chéjov, Tolstói, Chernishevski, Dostoyevski, entre muchos otros clásicos, hasta los modernos de principios del Siglo XX como Máximo Gorki, Mijaíl Sholojov, Vladimir Mayakovski, entre muchos otros.
El temperamento y el carácter del pueblo ruso, sus tradiciones y costumbres, su forma de pensar, su valor y energía empatan casi a la perfección con el modo de ser del pueblo mexicano.
En su tiempo, no fue fácil para el poeta publicar sus obras; su espíritu libre y revolucionario lo llevó a escribir críticas contra el gobierno; por sus poesías y epigramas políticos fue desterrado a Ekaterinoslav, al sur de Rusia y, luego de “perdonarlo” por esa falta, su futura obra sería sometida a una severa censura. El zar Nicolás I se declaró el censor de su obra y el poeta fue vigilado permanentemente por la policía. Él declararía, no obstante, que su posible filosofía era el “puro ateísmo”.
Lo esencial en su obra consiste en presentarnos a los hombres reales, héroes de carne y hueso; no idealizados, sino hombres con virtudes y defectos; igual pasa cuando describe al pueblo, con su ingenio, sus crueldades, pero donde la voz general de éste para condenar o premiar es de un juicio inapelable.
Pushkin llevó la literatura rusa a la cima. Él es la fuerza espiritual del pueblo ruso, su fortaleza escrita en prosa y verso. Esta reseña está inspirada en una pequeña obra de Pushkin: Eugenio Oneguin, única novela del poeta, escrita en verso; me impulsa la intención de dar una pequeña idea de la obra total y amplia del maravilloso poeta ruso y padre de la literatura de nuestro hermano país, Rusia.
Eugenio Oneguin es una muy representativa muestra de toda su obra y una de sus creaciones preferidas; por la dificultad y el tiempo que tardó en escribirla –casi siete años, de 1823 a 1830– y sus ocho cantos, que fueron apareciendo sucesivamente. En ellos se plasman, al mismo tiempo, no sólo etapas de la vida del autor, sino de su desarrollo intelectual y artístico.
Esta novela, además de tener un claro y firme mensaje educativo, moral y ético, fue considerada por sus críticos como “una verdadera enciclopedia de la vida rusa” en las subsiguientes décadas del Siglo XIX, después de su publicación.
Alejandro Sergeyevich Pushkin fue un genio y creador temperamental y sanguíneo, apasionado poeta de la Rusia de fines del Siglo XVIII y principios del XIX. Pushkin nació en Moscú el 26 de mayo de 1799, en el seno de una familia de la vieja y rica nobleza; fue educado en un ambiente liberal, conocía a Virgilio, Voltaire, Moliere, entre muchos otros; por él corría la vigorosa sangre del África negra. Murió joven, a la edad de 37 años, en un duelo por amor, el 29 de enero de 1837, después de dos días de dolorosa y terrible agonía.
Hervía en él, el temperamento y la llama arrebatada del trópico del África negra. Corría por sus venas la sangre temperamental de esa bella raza de negros, de cabellos gruesos y ensortijados, esbeltos y recios, cuerpos de ébano con músculos labrados por el trabajo y el sol, el pasto verde y el agua abundante de las praderas del continente africano; sí, él descendía de la raza negra.
Siendo aún joven el futuro zar de todas las Rusias, Pedro el Grande, sus padres le regalaron un negro traído del Africa; tan joven, sano, fuerte y bello como el mismo Pedro. De inmediato, estos dos muchachos se hicieron amigos; el noble rubio de ojos azules y el negro, noble también, pues en su patria sus padres eran reyes; ambos crecieron como iguales.
Ya como zar, Pedro fundó la ciudad de San Petersburgo, creando una poderosa flota naval junto a su fiel amigo negro, su mano derecha, convertido en militar y marino; El zar casó a su amigo con una princesa rusa; ella era rubia, de ojos de miel y cielo, de ámbar y esmeralda, cristalinos y tiernos, de ese verde puro del agua; de ahí las características físicas del descendiente, el pelo crespo y negro y los vivos y grandes ojos verdes del genio del verso y la poesía rusa, Alejandro S. Pushkin.
Pushkin era bisnieto de ese “negro de Pedro el Grande”, bautizado por el gran zar con el nombre de Abraham Hannibal; su madre, Nadejna Osipovna, era nieta de aquel abisinio, valiente guerrero y soldado, fiel a su amigo, el zar Pedro.
Siempre persiguiendo la ganancia máxima y el exterminio de sus competidores, inevitablemente, obsesivamente, sin otra forma de ser y existir, los dueños del capital cambian de forma para conservar su esencia pretendiendo existir para siempre arrancando tiempo de trabajo sin pagarlo.
Los teléfonos inteligentes y las redes sociales se han convertido en una herramienta de manipulación y control de la sociedad, sobre todo de los más jóvenes, por parte de la clase en el poder; ¿cómo se alcanza el control de las mentes juveniles? Veamos.
Colaboro a informar a mis posibles lectores del genocidio que se lleva a cabo en la Franja de Gaza, mientras, Joseph Biden, fiel a sus intereses y prioridades, exige más dinero para matar a inocentes de Gaza y el Donbás.
El amplio alcance cubierto por los misiles y aviones no tripulados de Yemen en su viaje hacia Israel sirve de rotunda refutación a los intentos estadounidenses de contener el conflicto para evitar que se convierta en un conflicto más amplio en Asia Occidental.
La prensa internacional celebró la llegada de Bukele, lo llamaron el presidente de moda; sin embargo, Bukele ha abierto paso a un tipo de liderazgo muy peligroso para todos los países de América Latina.
El hecho de nacer con un determinado órgano reproductivo no debería limitar nuestra esencia y posibilidades hasta el punto de normalizar la violencia.
¿Y si existieran tatuajes que detecten cuándo y a qué le ponemos atención; o robots que “colaboran” con trabajadores? Estos avances tecnológicos relacionados con la neurociencia ya existen, pero ¿para qué y qué consecuencias trae a los millones de ciudadanos?
La lucha de clases no la inventó Marx.
¿Cómo evalúa usted al régimen de AMLO? Pues como le haya ido en la feria: a muy pocos muy bien; a la inmensa mayoría, de los diablos, aunque los privilegiados hagan campaña mentirosa y manipuladora, por ejemplo, diciendo que "en cada rincón del país hay alegría, amor y entusiasmo".
El dibujo mediático de un supuesto esfuerzo glorioso de los ucranianos contra un invasor es cada vez más difícil de sostener. Al mismo tiempo en que los otanistas patrocinan las masacres de Israel en Gaza, Ucrania está quedando desahuciada.
El avance de las fuerzas productivas determina el arreglo histórico de la organización general de la sociedad.
Hay un problema en la tendencia que adoptan varios medios, intelectuales y políticos progresistas de llamar a la autocrítica del gobierno que pierde el poder y la fuerza política que representa. Su análisis es sumamente superficial.
La maldición del militarismo nos acecha no sólo en Israel, sino en todo el mundo y bien podría acabar con la civilización, incluso erradicar la vida compleja en el planeta Tierra.
El pueblo ruso ha vivido asediado por lo menos desde la invasión de Napoleón, su inmenso territorio ha sido ambicionado por las élites de Europa y, desde fines del Siglo XIX, también por las de EE. UU.
El número más famoso en la matemática es el llamado pi, denotado por π.
Escrito por Fernando Figueroa Estrada
Colaborador