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La inflación continúa; y cada vez se hace más cierto que este problema no se resolverá pronto. En abril de 2020, la inflación anual fue de 2.15 por ciento; y en abril de 2022, de 7.68 por ciento. En un discurso pronunciado el cinco de abril en el Centro Internacional de Estudios Monetarios y Bancarios en Ginebra, Suiza, Agustín Carstens, exgobernador del Banco de México (Banxico) y actual gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), reveló que “estamos en la víspera de una nueva era inflacionaria”. Los gobernadores de los bancos centrales son bastante cautelosos en sus declaraciones porque el público, al incorporar esa información, puede modificar sus decisiones y éstas pueden afectar positiva o negativamente a la economía. Las expectativas generadas por la inflación fungen como agentes que influyen en el desarrollo de la economía; pues si la gente ve que la inflación aumenta rápidamente se adelanta y quiere comprar lo que para mañana será más caro, o vender más caro previniendo que los insumos costarán más caros mañana, con lo que terminan acelerando la inflación. Por esta razón, las declaraciones de Agustín Carstens son importantes; porque además de sugerir cautela, advierte que la inflación es de alcance mundial y largo plazo.
La nueva era inflacionaria afectará directamente a la capacidad de compra de salarios y provocará menos crecimiento económico; es decir, habrá menos empleos y menos ingresos. La causa de este problema se halla en la manera en que se combate la inflación en México y el mundo: elevando las tasas de interés. Al hacerlo se encarece el crédito, hay menos préstamos, menos compras, la inversión baja y disminuyen el empleo y la producción. En otras palabras: el remedio contra la inflación provoca la contracción de la economía. Quizá los países económicamente fuertes puedan asumir este costo; pero para los que tienen economías subdesarrolladas y con importantes restricciones en su crecimiento, como México, esto significa curar la enfermedad matando al paciente.
Pese a esta consecuencia, los bancos centrales de los países pobres siguen por igual la receta de los ricos elevando las tasas de interés, aun siendo plenamente conscientes de que “los costos a corto plazo en términos de actividad y empleo son el precio a pagar”. Así, desde junio de 2021, el Banxico ha anunciado ocho incrementos consecutivos a la Tasa de Interés Interbancaria, cuya alza se ajusta la tasa de interés del mercado. “Hacer política económica para crear empleos o aumentar la producción ya no será posible porque controlar la inflación debe ser la prioridad”, así de claro e impasible lo argumentó Agustín Carstens.
La inflación y el poco crecimiento económico no son solo proyecciones en México, pues desde hace rato enfrentamos estos problemas. En nuestro país, cuatro de cada 10 personas no pueden adquirir la canasta básica con sus ingresos laborales los que, además de insuficientes, enfrentan una inflación que no cede y la amenaza de perder sus puestos de trabajo. El alza de precios, asimismo, resulta mayor en los hogares con menores ingresos, porque gran parte de éstos se gastan en bienes de consumo básico, como alimentos y bebidas, cuyos precios suben por encima de la inflación general (IMCO, 2022). Pero al cúmulo de penas económicas, los trabajadores deben sumar la “peligrosa” inflación salarial, que consiste en el traslado a los precios de las mercancías y servicios que los empresarios efectúan después de aumentar salarios; pues éstos jamás renuncian a las ganancias. Por último, preguntémonos ¿a quién beneficia una estrategia antiinflacionaria que aumenta las tasas de interés, pone en recesión a la economía y contiene los salarios? Ciertamente no beneficia a quienes viven de su salario, a quienes deben realizar varios trabajos y a quienes se endeudan diariamente para cubrir los gastos de sus familias.
Viven en la pobreza 20 millones de niños de 0 a 17 años, por lo que no podrán festejar su día por falta de ingresos.
El alza en los precios de los alimentos de mayor consumo impide que un millón 436 mil potosinos puedan adquirirlos; la mitad de la población vive en condición de pobreza y el costo de la canasta básica se ha descontrolado.
Los concesionarios del transporte público de pasajeros volvieron protestaron esta mañana, como lo hicieron en mayo y septiembre del año pasado.
Los productos de la canasta básica serán más costosos y más difíciles de adquirir para las mayorías, siendo la carne y las frutas los productos que más se han encarecido en el lapso de un año.
“Ya no me alcanza”, lamentó ama de casa de una colonia de Texcoco, ya que fue a comprar pan Bimbo, le costó 50 pesos, cuando una semana antes costaba 42; lo mismo con el pollo que ya sobrepasa los 100 pesos.
En el lanzamiento oficial de su plan “antiinflacionario”, López Obrador incluyó un anuncio y una crítica contra un funcionario federal que servirán como “pretexto” para obstaculizar su compromiso de reducir el precio de los alimentos.
Las medicinas dermatológicas y cardiovasculares también presentaron alzas significativas.
Como afirma la izquierda mundial y los países enemigos del mundo unipolar, la derrota de E.U. en Afganistán es una buena noticia, porque es la derrota de las ambiciones del imperialismo norteamericano por dominar todo el planeta en su provecho exclusivo.
El costo del jitomate supera los 80 pesos el kilo y la cebolla oscila entre los 40 y 50 pesos.
Las investigaciones e informes de organismos especializados recogidos en el Reporte Especial permiten concluir que el plan antinflacionario de la 4T se convirtió en discurso, propaganda y promesas.
Continuando su tendencia la inflación aceleró a 4.90% en agosto del 2018, pese al incremento generalizado de los precios en México, de julio a agosto del 2018 el costo del transporte aéreo se redujo de manera pronunciada pese al incremento del precio de l
Especialistas estiman que la inflación en México subió 7.73% en la primera mitad de diciembre, según un sondeo realizado por Reuters.
Las altas temperaturas, el cambio climático y la escasez de agua provocarán un aumento en el precio de productos y servicios.
La hiperinflación denuncia una situación económica en la que el nivel de los precios es muy elevado e incontrolable para las autoridades monetarias. Sus razones puedes ser varias.
“Nos interesa su bienestar”, repiten día tras día las empresas, para ganar clientes; nos interesan sus sueños, dicen los fabricantes de colchones; su salud es nuestro motivo, dicen las farmacéuticas.
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Escrito por Tania Rojas
Maestra en Economía por El Colegio de México. Estudia un doctorado en Economía en la Universidad de Massachusetts Amherst, en EE.UU.