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Entrevistado por buzos, el Profesor Humberto Quezada Prado, autor del libro Nonoava. Profesión de fe musical, describe que este pueblo y sus músicos han participado durante generaciones en la creación de un valioso patrimonio cultural para el estado de Chihuahua.
En una noche fría / me diste tu cariño./ Fue con el milagro / de un beso, de un beso, de un beso en agonía. / Cuál es lo que nunca jamás olvidaría: / los besos de tu boca, tu boca / que quiso pasar por la mía. (fragmento de Sufro porque te quiero, letra de Juan José Vicente Labiaga, éxito de Octavio Norzagaray. Con esta pieza se inició a cantar la música de Nonoava, que antes sólo era instrumental).
“Patrimonio Cultural Intangible”. Como tal, fue declarado el estilo musical propio del municipio serrano de Nonoava, por acuerdo unánime de los diputados del Congreso del estado de Chihuahua, el 18 de junio de 2015. Dicho municipio fue reconocido al mismo tiempo con el nombramiento oficial de “Tierra de Música”. La iniciativa partió de un grupo de pobladores quienes, junto con el entrevistado de esta ocasión, el profesor Humberto Quezada Prado, formaron la “Fundación de Nonoava”, con ese propósito.
buzos (b):¿En qué se diferencia la música nonoavense, el estilo de Nonoava, de otros estilos norteños?
Profesor Humberto Quezada Prado (PHQP): Yo creo que son varias las diferencias. Una de ellas es la cantidad de instrumentos y, por lo tanto, la cantidad de músicos. Tradicionalmente, deben ser los mismos instrumentos los que a partir de los años 40, afianzados ya los 50 y hasta la fecha, quedaron definidos como siete: dos saxofones altos, una flauta transversal, una tuba, una tarola (que en realidad se llama caja en un batería de percusiones), un banjo y una guitarra de caja. Hay grupos que prescinden de alguno de ellos, como un grupo de Chihuahua con orígenes nonoavenses, Los Rancherosde Nonoava, que ha cambiado un saxofón por una trompeta.
Este estilo musical es parte de la identidad del nonoavense, y tiene sus razones de tipo sociológico, antropológico, histórico a partir del primer tercio del Siglo XX, que es cuando se conforman los grupos musicales en esta localidad. Yo digo que no se trata de bandas, en todo caso caería en la definición de “orquesta ranchera”, para diferenciarla de un grupo norteño, como es lo característico en ciudades como Ojinaga.
Años 80, se rompe el tabú
b:¿Y de qué habla la música de Nonoava?
PHQP: Bueno, tradicionalmente, la música de Nonoava empezó a acompañarse de letra a partir de la década de los 80, que es cuando se le introdujo letra en las canciones. Hasta esa década, era música a través de la nota, nada más música, no había letra.
Quien se atrevía en Nonoava a cantar una canción, era visto como fuera de este mundo: “¿qué está pasando con éste? Aquí no se canta, aquí se toca la música, se ejecuta la música”. Es a partir de los 80, cuando empiezan a aparecer otros grupos importantes, como es el Grupo Nonoava, o como el Grupo Los Villalobos, por ejemplo, que son los primeros que empiezan a grabar la música de Nonoava, pero ya con la letra de las canciones. Entonces, se rompió el tabú en los 80.
A este respecto, hay una pieza representativa, con letra de Juan José Vicente Labiaga, de los años 60, que se llama Sufro porque te quiero; que la lanzó y se colocó como éxito original de Octavio Norzagaray. De añísimos, esa canción nada más se tocaba, no se cantaba, hasta que la volvió a hacer famosa el Grupo Los Villalobos. “Y a partir de ahí, se generalizó y se llevó a la práctica la introducción de la letra de las canciones, sobre todo con el Grupo Nonoava y con Los Villalobos”.
En los poros de la piel. Y en su libro
b:¿Cuál es el ambiente en el que se desarrolló allí, cómo llegó a sentir la música de Nonoava como propia y por qué siente la necesidad de darla a conocer, de rescatarla en el libro que escribió?
PHQP: “Indudablemente, traigo la música de Nonoava untada, pegada en los poros de la piel. Me gusta toda la música, pero tengo preferencia por la música de mi pueblo”.
Existe ya un trabajo muy interesante que se hizo, pero que se refiere básicamente al ángulo biográfico de los músicos, se trata de Nonoava, tierra de música, de los profesores Luis Guerrero Rubio y Faustino Villalobos Rodríguez. Ellos hicieron ese trabajo, muy interesante, en 2009, una excelente obra de recopilación y publicación de información histórica. Pero toca los aspectos biográficos de los músicos. Entonces, ¿qué fue lo que yo hice? La intención de mi libro Nonoava. Profesión de fe musical es proporcionar al público el enfoque, que no existía, de qué tiene que ver, cuándo surgió, cómo surgió, por qué ha persistido este estilo de ejecución musical y por qué ha sido un estilo que ha persistido a través de los años. Creo yo que el libro será una referencia obligada para quien desee adentrarse a estudiar la música popular nonoavense.
Estilo notoriamente reconocible
Es muy reconocible cuando uno escucha música y dice: ésa es de Nonoava, ésos son de Nonoava; aunque no sea un grupo en específico, es el estilo característico. Y sí tiene que ver mucho esa cantidad de siete instrumentos, de siete músicos. A veces, por otras razones, pueden ser seis, o cinco, pero la tradición dicta que el número caiga en siete. Y son estos instrumentos: dos saxofones altos, una flauta transversal, una tuba, una tarola, una guitarra y el banjo. Eso hace un estilo único que ha persistido durante los años.
“Esto nos habla de que en el primer tercio del Siglo XX, en Nonoava, ya en 1930 se menciona la aparición de un grupo de músicos, no tengo el dato correcto al cien por ciento, pero seguramente es de apellido Lozano, esa conformación musical”. El grupo Los Ochoa nació en los años 20 y hasta los 40 seguía vigente, igual que Los Lozano, que no adquirían aún el estilo que les ha caracterizado.
Lozano es un apellido que se puede encontrar desde 1778 en los registros del municipio, un apellido que trae ya mucha historia, aunque musicalmente hablando empiecen en 1895 en una población del municipio llamada Humariza, con un arpa ejecutada hábilmente por Eliseo Lozano Sandoval, uno de los patriarcas de Los Lozano, y un rarámuri que acompañaba con una guitarra. Eliseo es quien conforma la primera estructura musical en Nonoava.
Se escinden los grupos, pero gana la música
Los Hermanos Lozano funcionaron durante mucho tiempo. Los Ochoa desaparecieron de la escena musical nonoavense en los 40 y a partir de los años 60 o 70 Los Lozano tienen que escindirse, algunos se salen del grupo y conforman otra agrupación, que se llamaba En Nonoava; en Ciudad Delicias los conocíamos como “Los Chenchos”, por el fundador, Inocencio Lozano Hernández; tuvieron mucho auge, pero finalmente se fueron a Delicias a buscar otra forma de vida. Y es que Nonoava fue, durante muchos años, un pueblo aislado, al que podemos denominar como “final de camino”, porque se llegaba a Nonoava y se regresaba de Nonoava; “no era como ahora, que se llega a Nonoava y se va a Guachochi. La luz eléctrica entró a finales de los 80. La electricidad, como algo que va a cambiar las sociedades en el campo, llegó muy tarde a Nonoava, demasiado tarde. Todavía en los 70 escuchábamos la radio de baterías; si se descargaban, había que ponerlas en agua con sal para que agarraran fuerza otra vez y nos permitieran escuchar la radio. Sintonizábamos la XEBU, que es una estación de la capital del estado, igual que la conocida XEW de la Ciudad de México, con las memorables radionovelas, aquellas famosas, como Porfirio Cadena, Felipe Reyes, Chucho el Roto, etc.
Influencias: las grandes bandas y los montañeses
El maestro Quezada Prado retoma el tema del desarrollo del estilo nonoavense.
“Entonces, este estilo musical tiene dos influencias: primero, de las orquestas y bandas que había en las ciudades importantes, de ahí se tomó parte del instrumental que se incorporó. Se tomaron la tuba, el clarinete, el saxofón y la flauta transversal… de las bandas y orquestas”.
Y luego llegó otra influencia, sobre todo en la época del bracerismo, desde los años 50 y 60, cuando se incorporó el banjo, característico de la música country estadounidense, o bien del jazz, del blues norteamericano. Algunos estudiosos de la música nacional dicen que el banjo es un instrumento que nació en El Bajío mexicano y que de aquí migró a Estados Unidos. Creo yo, es mi teoría, que alguien fue de bracero a Estados Unidos y trajo el banjo de allá, lo incorporó, y como es un instrumento que hace mucho ruido y sobresale al sonido de la guitarra, obviamente se quedó para siempre.
Aunque la música de Nonoava se toca en las armonías, como es en la guitarra y el banjo, de manera arrastrada, es decir, no es un acorde nada más, sino que se tocan continuamente los acordes completos, las cuatro o seis cuerdas completas, se va dando un tan, tan, tan, tan, de fondo, exactamente, para suplir a una batería de percusiones que no existe. La batería de percusiones existía solamente en la caja, es decir, la tarola con un encorchado abajo para que vibrara más.
Ésa es parte de las características de la música nonoavense. Pero desde el punto de vista musical, la influencia en la música de Nonoava fue lo que se escuchaba en la XEW. Es el estilo de Los Montañeses del Álamo, a partir de 1939, cuando nace esta legendaria agrupación; sólo que, con la incorporación de otros instrumentos, la eliminación con el tiempo del violín y del acordeón, que son instrumentos muy débiles, que no se escuchan en los callejones a donde van las serenatas en Nonoava; lo mismo hay que decir del contrabajo o tololoche: es un instrumento grande y pesado, y cargarlo en las serenatas nocturnas de una casa a otra se vuelve muy complicado, por lo que se decidió irlo sustituyendo, primero por el guitarrón, instrumento propio de los mariachis, y luego por la tuba o el saxor. No se escuchaban. Obviamente, el acordeón no es propio de la música chihuahuense, y el violín no se escucha al aire libre; entonces, los fueron dejando paso a paso.
b: Géneros y riqueza interpretativa.
¿Son polkas?
PHQP: No, en Nonoava era de todo, se manejaban bastantes géneros. Se tocó polka en un tiempo, pero igual se tocó la ranchera de dos tiempos, se tocó el bolero ranchero, que es de cuatro tiempos. Incluso géneros difícilmente escuchados en la época actual, se ejecutaban en Nonoava, como son la mazurka, el danzón, el chotís, el pasodoble, el vals. Y era música de oídas, porque no se sabía tocar nota. Cuando se aprendió a tocar nota fue en los años 30, con dos personas que llegaron a enseñar música a Nonoava. Los viejos, por decirlo así, sabían tocar por nota, pero a partir de los años 40, 50, se fue perdiendo ese aprendizaje, y fue ya música de oído. Pero sí, definitivamente, casi todos los géneros se han tocado. Y al principio eran sin letra. Por ejemplo el danzón, cuando solamente es ejecutado, cuando no lleva la letra, se llama danzonete. Danzón Juárez, Nereidas, esos clásicos, se tocaban, los viejos los sabían tocar.
En la actualidad, si hablamos de la música que tiene más arraigo en el estilo de Nonoava, es la de Los Villalobos, que son quienes siguen tocando géneros como la mazurka, el chotís, el danzón y el danzonete. El profesor que dirige el grupo, Noé Villalobos Rodríguez, es quien se ha dedicado a conservar esa parte de la música de Nonoava, para que no quede sólo el recuerdo, sino que se ejecute todavía.
Hay personajes clave en la historia de la música de Nonoava; de los que quedan, se puede hablar de Eliseo Lozano Sandoval, abuelo de los actuales Lozano; se puede hablar de Ignacio Santiesteban, compositor de la letra de la canción representativa de Nonoava, que no es el corrido de Nonoava y que se llama Viva Nonoava. Hace unos 20 años falleció Alejandro Guerra, fundador del grupo de Los Ochoa, quienes tocaban por nota. Pero todo eso se va perdiendo. Y finalmente, quedan Los Villalobos como los herederos que han dado más publicidad a la música nonoavense. Claro, en Nonoava viven todavía los descendientes de los músicos Lozano; existe el grupo de Los Lozano, que sigue ejecutando más música tocada que bailable, esencialmente, que se apegan más al estilo original. Pero sigue habiendo esa presencia de la música de Nonoava, sigue siendo un estilo único.
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Escrito por Froilán Meza
Colaborador