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¿A qué saben los alimentos funcionales?
Por definición, un alimento funcional es aquel que es ingerido de manera regular en la dieta, que además de ser nutritivo, ofrece beneficios para la salud o reduce el riesgo de padecer enfermedades.
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Desde el principio de la humanidad, la alimentación ha jugado un papel importante en la vida de las personas, hoy resulta relativamente fácil acudir al mercado y comprar todo tipo de alimentos como una manzana, naranjas, tomate, plátanos, etc. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar de dónde provino el conocimiento para producir toda esa comida. La respuesta está en la agricultura, uno de los procesos más importantes que originó la formación de asentamientos humanos y la inherente generación de conocimiento sobre la producción de alimentos. En su momento, la agricultura consistió en la siembra y cuidado de plantas y en la crianza de animales silvestres. Con el tiempo, tanto las plantas como los animales sufrieron un proceso de selección y domesticación. Este proceso de selección dio origen a la cruza de individuos para la obtención de organismos con características élites, por ejemplo, manzanas más grandes, maíz con granos de color, etc. Pero este proceso no solo favoreció los rasgos físicos, también generó alimentos saludables con alto valor nutritivo, por el contenido de proteína, carbohidratos, ácidos grasos, vitaminas, minerales y/o fitonutrientes o metabolitos secundarios (moléculas sintetizadas por un organismo como una forma de adaptación al medio ambiente).

Sin embargo, con el paso del tiempo la producción de alimentos a través del desarrollo industrial no solo trajo consigo cosas extraordinarias, también condujo a la fabricación de alimentos altamente procesados adicionados con grandes cantidades de grasas, azúcares y sal, que lejos de beneficiar la salud de las personas, provocaron (hasta el día de hoy) un deterioro en la salud pública en todo el mundo. Ante esta situación y con la finalidad de volver a la búsqueda de alimentos más sanos y saludables, en 1980 surgió en Japón la concepción de los alimentos funcionales. Por definición, un alimento funcional es aquel que es ingerido de manera regular en la dieta, que además de ser nutritivo se ha comprobado científicamente que ofrece beneficios para la salud o reduce el riesgo de padecer enfermedades. Estos alimentos funcionales pueden ser naturales, modificados o adicionados con elementos benéficos.

El primer alimento funcional que fue aprobado por el ministerio de salud y bienestar de Japón es una variedad de arroz sin globulina, una proteína alergénica para algunas personas. Con el tiempo, diferentes alimentos funcionales han salido al mercado, principalmente en países asiáticos y europeos. La composición de estos alimentos funcionales se basa principalmente en la adición o eliminación de algún ingrediente tal como probióticos (microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino), prebióticos (compuestos que promueven el crecimiento de probióticos en el intestino), péptidos lácteos y/o metabolitos secundarios. Estos últimos se han investigado ampliamente y se sabe que además de ofrecer una ventaja ecológica al organismo que los produce pueden presentar cierta actividad benéfica para otros organismos, ofreciendo protección contra radicales libres causantes de estrés oxidativo, actividad antiinflamatoria, anticancerígena, antiviral, bactericida, etc.

A pesar de que en México el desarrollo de alimentos funcionales es limitado, este tipo de alimentos han estado en nuestra dieta desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, algunas razas de maíz presentan una coloración distintiva otorgada por metabolitos secundarios llamados antocianinas; a este tipo de metabolitos se les ha reportado beneficios para la salud. Como bien sabemos, el maíz representa la base de la alimentación de los mexicanos y actualmente sirve de materia prima para la elaboración de tortillas, galletas y bebidas como el pozol, tejate, tejuino, etc. Estos alimentos elaborados a partir del maíz podrían, en teoría, considerarse como funcionales debido al contenido de ingredientes benéficos para la salud. Ahora que sabes esto, si has tenido la oportunidad de comer o tomar uno de los alimentos a base de maíz, ya sabes a qué saben los alimentos funcionales.


Escrito por Luis Alfredo Herbert Doctor

COLUMNISTA


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