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El fósil viviente que parece una herradura
El mal manejo, la extracción ilegal y la mala información, así como los mitos y el desarrollo turístico, han llevado a pérdidas importantes en el número de poblaciones de la cacerolita de mar.
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La cacerolita de mar o simplemente cangrejo herradura (Limulus polyphemus L.), pareciera, a simple vista, ser un extraterrestre sacado de la película Alien: El Octavo Pasajero, estrenada en 1979, pero dista mucho de serlo. Esta especie es un artrópodo acuático inofensivo para el ser humano. Está estrechamente relacionado con las arañas y los escorpiones. Su origen evolutivo se remonta a 400 millones de años, esto quiere decir que la cacerolita de mar coexistió con los dinosaurios y los primeros humanos, es por eso que se le considera un fósil viviente. Su nombre común hace referencia a su semejanza con una cacerola; si se le observa por su parte ventral, o a una herradura de caballo; cuando se le observa desde una vista cenital. Por otro lado, la etimología de su nombre científico hace alusión a su hábitat y su comportamiento. La palabra Limulus se refiere a que vive en zonas poco profundas donde el fondo suele ser arenoso o fangoso, mientras que polyphemus hace referencia a Polifemo, un personaje mítico considerado cíclope por tener un ojo en la frente, tal como lo aparenta la cacerolita de mar.

Esta especie habita la costa atlántica de Estados Unidos y las Costas de la Península de Yucatán en México. Su alimentación se basa en moluscos, peces y algas. El cuerpo está compuesto de un exoesqueleto (caparazón) formado de un polímero llamado quitina, muy parecido a la queratina, la proteína que le da rigidez a nuestras uñas. La sangre de las cacerolitas, cuyo nombre correcto es hemolinfa, es de color azul debido a la falta de hemoglobina, una proteína que le da el característico color rojo a nuestra sangre y que se encarga de transportar el tan indispensable oxígeno que nos hace vivir. A partir de la hemolinfa de las cacerolitas se obtiene un producto llamado lisado de amebocitos de Limulus (LAL) que presenta propiedades farmacéuticas.

Los amebocitos de la cacerolita son células equivalentes a nuestros glóbulos blancos, que se encargan de atacar a los agentes patógenos que nos enferman. Por lo tanto, los amebocitos representan la línea de defensa de las cacerolitas ante el ataque de agentes patógenos, como los microorganismos. En 1956, el Dr. Frederick B. Bang, investigador del Laboratorio de Biología Marina de Woods Hole, Massachusetts, EE. UU., reportó por primera vez la coagulación (proceso en el que la sangre se convierte en coágulos semisólidos) de la hemolinfa de la cacerolita de mar en presencia de las endotoxinas de bacterias. Esto dio origen a que el reactivo de LAL comenzara a emplearse en la industria farmacéutica para comprobar la inocuidad de diferentes medicamentos.

Sin embargo, el mal manejo, la extracción ilegal y la mala información, así como los mitos y el desarrollo turístico, han llevado a pérdidas importantes en el número de poblaciones de la cacerolita de mar, al grado de estar considera como una especie en peligro de extinción. Afortunadamente, en Estados Unidos se han establecido regulaciones más estrictas para su extracción y manipulación; en México, la cacerolita está protegida para impedir su captura bajo la norma oficial NOM-059-SEMARNAT-2010. Sin embargo, la creación y aplicación de una ley no basta por sí sola para la conservación de especies tan importantes como la cacerolita. Es indispensable que las personas tomemos conciencia de la necesidad de conservar la biodiversidad y la naturaleza de una manera empática y sostenible. Recuerda que el planeta Tierra es de todas las criaturas vivientes que lo habitamos. Si en alguno de tus viajes tienes la fortuna de observar una cacerolita de mar, recuerda no molestarla, no tocarla y no afectar su hábitat; y si es posible, siempre y cuando te encuentres a una distancia prudente y sin afectar tu integridad física, inmortalizar el momento con una foto y subirla a redes sociales usando el #BuzosDeLaNoticia. 


Escrito por Luis Alfredo Herbert Doctor

COLUMNISTA


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