Cargando, por favor espere...

Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda
Este libro cuenta la historia de amor nostálgico de Antonio José Bolívar Proaño por Dolores Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñán Otavalo, su esposa, fallecida varias décadas antes.
Cargando...

Este libro cuenta la historia de amor nostálgico de Antonio José Bolívar Proaño por Dolores Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñán Otavalo, su esposa, fallecida varias décadas antes; y el de su afición por las novelas que le permiten evocarla y la que siente por los árboles, plantas y animales de la Amazonía ecuatoriana. La novela tiene lugar en El Idilio, aldea que forma parte del mítico puerto fluvial El Dorado, ribereño del Nagaritza que, al igual que los ríos Yacuanmi y Zamora, es tributario del Amazonas. Otros personajes relevantes de Un viejo que leía novelas de amor (1987-1988) son el dentista Rubicundo Loachamín, quien dota de libros a El Viejo; Nushiño, su compadre shuar (jíbaro) y La Babosa, el alcalde gordo del pueblo, quien debe tal apodo a que suda constantemente.

El desenlace sobreviene cuando cuatro gringos llegan a El Idilio; uno de ellos hiere al macho de una tigrilla (leoparda) y mata a sus cachorros, lo que provoca en el animal un furor incontrolable que la lleva a buscar venganza contra todo lo que se parezca a un hombre. Primero desgarra a un comerciante que había sido buscador de oro; luego a Nushiño y desde entonces merodea en torno al pueblo. Esta amenaza obliga al alcalde a organizar una expedición para buscar a la leoparda en la parte baja de la sierra más próxima a El Idilio, en la que participan los lugareños y de la que Antonio José Bolívar Proaño es guía porque conoce muy bien la región y los hábitos de todos los seres que habitan en ella, incluidos los jíbaros, con quienes convive desde hace medio siglo.

Sobre este hecho, el relator oculto dice que El Viejo “aprendió el idioma shuar participando con ellos en las cacerías. Cazaban guatusas, capibaras, saínos, pequeños jabalíes de carne sabrosísima, monos, aves y reptiles. Aprendió a valerse de la cerbatana, silenciosa y efectiva en la caza, y de la lanza para atrapar a “veloces peces”. Explica que los dardos soldados por las cerbatanas son mojados con curare, el jugo de una hierba venenosa que en cuestión de segundos causa la muerte; y que los jíbaros reducen las cabezas de sus peores enemigos para homenajearlos e invocar la paz con ellos.

La novela de Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949-Oviedo, España, 2020) incluye información de las especies animales más exclusivas de la vasta región del río Amazonas, como las pirañas, que sólo medran en aguas quietas; y de la hormiga marabunta, famosa porque arrasa con todo lo que halla a su paso en las regiones de la Amazonía y Centroamérica. En sus páginas también se pueden encontrar varias referencias de la sabiduría shuar, como la afirmación de que “debe amarse sin posesión y celos, porque nadie consigue atar un trueno y nadie consigue apropiarse de los cielos del otro en el momento del abandono”; o las que dicen que “el hambre agudiza los sentidos”; que en “el día es el hombre y la selva, y en la noche el hombre es selva” porque en ésta la libertad se puede disfrutar sin límites.

Sepúlveda escribió poesía, novela, cuento, teatro, cinematografía y crónica periodística; ganó los premios Gabriela Mistral de Poesía (1976), Rómulo Gallegos (1978) y Tigre Juan (Oviedo) en 1989 con Un viejo que leía novelas de amor. Militó en el Partido Comunista de Chile (PCC); apoyó hasta el último momento al gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende; durante la dictadura militar de Augusto Pinochet estuvo tres años en la cárcel y fue tripulante del barco ecologista Greenpeace.  


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista y escritor.


Notas relacionadas

Poetisa y editora, tiene cinco libros de poemas y dibujos

“¡La gente se extraña cuando entiende la poesía! Es un prejuicio: se piensa que la poesía es incomprensible [...] yo pertenezco a la zona de la poesía-que-se-entiende”, sostiene el poeta, periodista y crítico argentino Eduardo Ángel Romano.

Poetisa, historiadora, periodista, activista política, defensora de los derechos de las mujeres.

El teatro ha sido una de las artes que históricamente han marcado momentos importantes de cambio, como en el Siglo V a.C. con la tragedia clásica, cuando autores como Sófocles, Eurípides y Esquilo establecieron las bases del teatro occidental.

La obra de la ganadora profundiza en el impacto del contexto social en las relaciones físicas y emocionales de los seres humanos.

Adela Zamudio rechazaba la educación religiosa y expresaba su protesta ante la discriminación y la falta de oportunidades fuera del ámbito doméstico de que eran objeto las mujeres.

Gourmont contrapone el instinto y la divinidad de Antifilos a la civilidad racional del hombre moderno para concederle la razón al primero.

En esta novela, el auto recurre a una figura mítico-religiosa para recordar al hombre moderno que la igualdad socioeconómica, el pensamiento objetivo o científico y el sentimiento de hermandad (incluido el amor físico) deben prevalecer en su realidad cotidiana.

La televisión ha sido utilizada por la clase dominante como un sistema de transmisión y control de ideas.

El filósofo griego Parménides fue el primero en usar el pensamiento lógico deductivo para establecer la verdadera naturaleza del mundo.

Uno de los rasgos más característicos de la política cultural neoliberal es un fenómeno que podríamos llamar “decadencia institucional”.

En 1921, Walter Benjamin adquirió un cuadro del “pintor expresionista Paul Klee titulado Angelus Novus , en el que podemos ver un ángel que parece petrificado en el tiempo y el espacio.

Escritor, ilustrador y artista conocido por su poesía nonsense y sus Limerick.

Poeta, narrador y dramaturgo irlandés nacido el 13 de junio de 1865 en Dublín. Creció y estudió en Londres, premio Nobel de Literatura en 1923.

La guerra es la “madre” de muchas invenciones tecnológicas de uso doméstico, médico e industrial.