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Sequía crece y empuja crisis alimentaria
Los consumidores de menor poder adquisitivo se ven cada vez más imposibilitados para comprar artículos indispensables de calidad para su sustento.
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El riesgo de una crisis alimentaria en México aumenta en la medida en que se agrava la sequía; ésta a los productos agropecuarios e incrementa los precios al público; y el gobierno no aplica medidas emergentes para enfrentar estos problemas.

Los consumidores de menor poder adquisitivo se ven cada vez más imposibilitados para comprar artículos indispensables de calidad para su sustento, como ocurre con Gethzabel Escalante, ama de casa de la Ciudad de México (CDMX), quien contó a buzos:

“El aumento de precios nos perjudica, porque el salario sigue siendo realmente el mismo. En mi caso, no tengo un aumento como tal, y tengo una hija; y simplemente para su alimentación escolar gastamos más, porque se le pone fruta, jugo, comida… por ejemplo, los jugos ahorita están casi en 10 pesos, la fruta igual está cara. Entonces, sí es un poco difícil.

“Están subiendo los precios de la cebolla, el jitomate; el limón ahorita cuesta 40 pesos; y ahora, si uno quiere comprar, por ejemplo, chiles morrones, están como en 50-60 pesos el kilo”, lamentó.

El alza de los productos básicos empezó en enero pasado, cuando el kilo de jitomate alcanzó los 70 pesos, precio 25.6 por ciento mayor al de la última quincena de diciembre de 2023; la cebolla también subió, pero sólo el siete por ciento en ese mismo lapso.

En febrero, la inflación se ubicó en 4.40 por ciento y en marzo pasó al 4.42, niveles ligeramente mayores al cuatro por ciento registrado en marzo de 2021, precisa un reporte de la organización civil México ¿Cómo Vamos? divulgado el pasado nueve de abril.

En marzo de este año, la inflación en alimentos fue de 4.79 por ciento, un nivel por encima del general, de 4.42; aunque en el caso de la leche, el alza fue de 5.57 por ciento.

Los especialistas de México ¿Cómo Vamos? revelaron que la inflación en algunos estados fue mayor, como sucedió en Yucatán, donde alcanzó 5.9 por ciento; Oaxaca, 5.1; Colima, 4.9; y Quintana Roo, 4.9 por ciento.

En abril, el nivel inflacionario general llegó a su segunda cifra más alta en los primeros meses de 2024, pues se ubicó en 4.67 por ciento, especialmente en los precios de las frutas y verduras, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Pero hubo incrementos específicos muy altos, como el del jitomate, que correspondió a 13.67 por ciento el kilogramo; el chile serrano, 64.42 por ciento; el tomate verde, 24.25 por ciento; y la naranja, 15.17 por ciento. Al finalizar abril, la inflación promedio en el apartado de frutas y verduras fue de 18.57 por ciento, el nivel más alto de los últimos 11 años.

En la primera quincena de mayo, la inflación general resultó en 4.78 por ciento y el promedio de frutas y verduras fue de 19.99 por ciento, cifra que confirmó la tendencia al alza mantenida en los cinco meses anteriores hasta obtener el 4.69 por ciento.

“Nos ha tocado que las lechugas, que están entre 20 y 30 pesos, por dentro están podridas. Entonces ya son 30 pesos tirados, porque así ya no nos sirven”, denunció a este semanario Gethzabel.

La tortilla por las nubes

El precio de la tortilla, el producto básico de los mexicanos, pasó de un promedio de 15 pesos el kilo hasta 32 pesos, informó el pasado 23 de mayo Homero López, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla (CNT).

López detalló que, entre 2018 y mayo de 2024, el precio de este alimento aumentó 61 por ciento y advirtió que, a finales de 2024, su precio podría aumentar tres pesos más debido al crecimiento de la inflación general.

El dirigente del CNT advirtió que la inseguridad pública es otro factor importante en el alza de la tortilla, porque al menos el 30 por ciento de los tortilleros es extorsionado por organizaciones delictivas, cuyo número aumentó 11 por ciento entre enero y marzo de este año.

La situación de los agricultores nacionales es aún más crítica; a la falta de una política efectiva de apoyo al campo por parte del Gobierno Federal, se han sumado la pérdida de las siembras debido a la sequía y una inesperada medida presidencial sobre los fertilizantes, indispensables para la producción de alimentos.

El pasado ocho de mayo, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en el que se ordena la aplicación de un arancel o impuesto de 35 por ciento a la importación de “sulfato de amonio”, un fertilizante usado para producir maíz, arroz, trigo, papa, cítricos, hortalizas, etc.

La Secretaría de Energía argumentó que, entre 2019 y 2023, las importaciones de este fertilizante se incrementaron de 22 a 51 por ciento y que su aumento dañó a los fabricantes nacionales de agroquímicos. Sin embargo, éstos solamente producen 30 por ciento de los fertilizantes requeridos en México y el 70 por ciento se importa principalmente de países como Rusia (43 por ciento) y China (10 por ciento).

Organizaciones especializadas en materia agrícola destacaron que esta medida agrava los problemas de los altos costo que afectan la producción de alimentos, porque el precio de los fertilizantes importados es más bajo que el nacional, lo que repercutirá en los precios de los alimentos al público. Se calcula que el costo de los fertilizantes impacta hasta en una tercera parte en los precios de los productos alimenticios de mayor consumo nacional: maíz, trigo, arroz y papa. 

Se importan más alimentos

México se encuentra hoy cada vez más lejos de alcanzar la “soberanía alimentaria”; uno de los objetivos principales del gobierno morenista consiste en adquirir del exterior aproximadamente 50 por ciento de los productos comestibles a precios de dólar, especialmente a Estados Unidos (EE. UU.).

 

 

El 26 de junio de 2023, el Departamento de Comercio del gobierno de EE. UU. reveló que, en 2022, las importaciones de México crecieron 46.2 por ciento respecto a las de 2019; y que nuestro país se había convertido en su principal comprador de alimentos.

El gobierno de AMLO destinó 28 mil 190 millones de dólares (mdd) principalmente a la compra de maíz (4.9 mil mdd), soya (3.6 mil mdd), carne de cerdo (1.7 mil mdd); trigo (1.5 mil mdd) y leche (1.3 mil mdd).

A decir de la Organización Mundial de Comercio, los productores estadounidenses se mantienen como los mayores exportadores o vendedores mundiales de alimentos.

Un informe del nueve de julio de 2023, difundido por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas reveló que 56 por ciento –es decir, uno de cada dos kilos de granos básicos, maíz, trigo, etcétera, consumidos en el país– es importado.

Durante la Convención Anual de la Industria Cárnica 2024, efectuada el 16 de febrero en Cancún, Quintana Roo, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina, anticipó un nuevo incremento de 15 por ciento en las importaciones de granos y oleaginosas durante 2024.

Cortina agregó que este incremento se debe a la caída en la producción de alimentos básicos en el país, afectada por la sequía y la falta de apoyos gubernamentales al campo por parte del gobierno de Morena.

Resaltó que el 60 por ciento de quienes se dedican al cultivo de granos y oleaginosas, productos de alto consumo en México, no reciben apoyo efectivo de la actual administración federal.

Siembras de temporal sin agua

Las sequías impactan anualmente sobre el territorio nacional; pero en 2024 se han intensificado de tal forma que, a decir de los expertos, en estados como Chihuahua han superado a las registradas en los últimos 40 años. La insuficiencia de agua perjudica especialmente a los cultivos de temporal, porque carecen de sistemas de riego territorial o artificial.

“Aquí, las siembras son de temporal, no hay (sistemas de) riego… ya estamos acostumbrados, por años, a que la naturaleza no nos falla; aquí el día tres de mayo empiezan las lluvias; empieza a llover y ya se va hasta noviembre, y lógicamente se va rehidratando el suelo… ahorita la naturaleza nos ha fallado”, lamentó Leocadio Ramírez Quevedo, productor de caña en Cosamaloapan, Veracruz.

“No estamos acostumbrados a estos extremos. La sequía de este año es extrema; y como no tenemos los insumos suficientes, ni la infraestructura necesaria para riegos y todo eso, no podemos regar”, explicó Ramírez.

“Aquí ya empiezan a manifestarse pérdidas por la sequía; se nos seca la plantación de caña, se va secando poco a poco, aunque la caña es resistente; pero con esta sequía extrema, se va secando. Ahorita ya llevamos aproximadamente 15 por ciento de pérdidas en la plantación”, dijo el productor cañero.

La Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) informó, el pasado 27 de mayo, que la falta de lluvias en más de 85 por ciento del territorio nacional arriesga seriamente la producción de alimentos. Y agregó que es urgente la aplicación de nuevas políticas para enfrentar la crisis hídrica y que el 73 por ciento de las presas del país están por debajo del 50 por ciento de su capacidad.

La UMFFAAC explicó que es necesario rediseñar las inversiones públicas y privadas para hacer más eficiente el manejo del agua y promover la utilización de agroquímicos que ayuden a disminuir el uso del vital líquido en las siembras.

Al cierre de esta edición, la sequía casi cubría todo el territorio mexicano: el pasado ocho de junio, el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional reportó que, hasta el 31 de mayo, el 89.58 por ciento del territorio nacional se hallaba con algún grado de sequía; y que solamente 10.42 por ciento se mantenía sin afectaciones.

El informe, actualizado cada 15 días, detalló que el nivel de sequía era de 56.64 por ciento al 29 de abril y que dos semanas después, el 15 de mayo, la sequía afectaba ya al 70.76 por ciento del territorio nacional.

El pasado ocho de junio, el Servicio Meteorológico Nacional aseguró que la insuficiencia de lluvia afectaba al 100 por ciento de la superficie los estados de Chihuahua, Aguascalientes, Ciudad de México, Estado de México, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro y Sinaloa.

De acuerdo con información de la primera reunión ordinaria de la Comisión Intersecretarial para la Atención de Sequías e Inundaciones en este año, entre el 1° de enero y el ocho de abril de 2024 hubo un déficit de 30.3 por ciento en la precipitación de agua de lluvia respecto al promedio observado entre 1991 y 2020.

A su vez, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en su reporte Almacenamiento de Agua en Presas de Uso Agrícola, informó que, al 20 de mayo, de las 138 presas de la República, 52 registraban niveles abajo de 20 por ciento; 49 tenían entre el 20 y 50 por ciento; únicamente 37 estaban arriba del 50 por ciento y las ubicadas en la región noroeste se mantenían con bajos e históricos niveles de 11 por ciento.

La organización civil Por Nuestro Campo precisó que las 11 presas ubicadas en Sinaloa operaban al 11.8 por ciento de su capacidad, un nivel crítico no visto en los últimos 30 años.

 

 

En puerta una crisis alimentaria 

Por Nuestro Campo, asociación en la que participan varias organizaciones campesinas, advirtió, el pasado 29 de mayo, que la prolongada sequía está perjudicando cultivos de maíz, frijol y chile en Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas, propiciando el aumento de los precios de la canasta básica.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua en mayo de 2024, el 33.8 por ciento del territorio chihuahuense padecía una sequía excepcional y había disminuido la producción de cebolla, avena y chile. La organización civil también reveló que es previsible un incremento de hasta 30 por ciento en los precios de maíz, frijol y chile, y que el del aguacate ya registraba un incremento de 25 por ciento.

Destacó, asimismo, que la sequía genera una crisis no sólo en la agricultura, específicamente en productos alimenticios, sino también en el sustento de millones de mexicanos, cuyas labores dependen de esa producción.

Por ello, las organizaciones campesinas alertaron sobre el alto riesgo de una crisis alimentaria, y llamaron a un diálogo nacional para acordar una estrategia para afrontar la peor sequía de las últimas décadas.

En un encuentro realizado el 22 de febrero de este año se difundió que otro de los grandes retos planteados por la crisis hídrica se halla en el mejoramiento de la infraestructura hidráulica del país, cuyo deterioro es muy grave y agudiza los efectos de la sequía. Pidieron medir y evaluar las actuales políticas públicas referentes al campo, porque no están ayudando a resolver la complicada problemática de los alimentos básicos.

En la reunión, Rogelio García Moreno, vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario, subrayó la necesidad de incluir científicos universitarios e ingenieros agrónomos en el diseño de las políticas públicas agropecuarias para que sean eficaces y no solamente busquen efectos mediáticos.

La participación de la ciencia y la técnica son indispensables “para tener mejores métodos de producción, que podamos utilizar el agua que nos llueve, o la poca agua que tenemos en presas, con mucha mayor eficiencia, y seguir haciendo grandes cosechas”, enfatizó el dirigente del Consejo Nacional Agropecuario.

Los participantes en el encuentro también alertaron sobre otros factores negativos que contribuyen a la insuficiente producción de alimentos, como el encarecimiento de los insumos, sobre todo los fertilizantes, la inseguridad pública; la falta de tecnificación y equipamiento agrícolas, así como sistemas de riego.

“La sequía, un fenómeno caracterizado por la falta parcial o total de agua, se ha agudizado en los últimos años, afectando más al empobrecido campo mexicano y arriesgando la disponibilidad de productos alimenticios o la seguridad alimentaria”, aseveró Argelia Salinas Ontiveros, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Durante su conferencia El impacto de la sequía en la seguridad alimentaria en México: situación actual y perspectivas, Salinas previó que los alimentos básicos, entre ellos los granos, especialmente el maíz, son muy vulnerables ante las sequías, y que su producción insuficiente orillará al país a depender más de las importaciones para satisfacer la alta demanda nacional. 


Escrito por Martín Morales


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