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IMSS en SLP al borde del colapso
Los derechohabientes del IMSS en SLP, además de las enfermedades, padecen desabasto de medicamentos, escasez de camas, insuficiencia de médicos, entre otras graves deficiencias.
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Don Roberto Hernández, de 65 años de edad, tiene la única oportunidad para atenderse en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 45 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de San Luis Potosí; pero desde hace varios meses escasean las medicinas que necesita para controlar su hipertensión arterial, catalogada como enfermedad crónico-degenerativa.

Debe andar una y otra vez por los pasillos de la clínica; pero le responden que no hay el medicamento que necesita o que la receta ha caducado. Puntualmente acude a sus citas con el médico que le diagnosticó hipertensión; y le receta Telmisartán, un antihipertensivo no-peptídico indicado para el tratamiento de su enfermedad, cuya dosis entre seis y 12 mg sirve para que le reduzca la presión arterial.

 

 

Sin embargo, cuando llegó a la farmacia de la clínica 45 del IMSS, los encargados le advirtieron que tendría que regresar después para ver si ya habían enviado el lote de medicamentos desde la Ciudad de México (CDMX). En ese lapso, la receta caducó y no podrán surtirla hasta que su médico familiar autorice una nueva. Don Roberto comentó a buzos que no es la primera vez que pasa esta lamentable situación, “es algo constante que esto suceda. En ocasiones puedo comprar mi medicamento; pero otras veces no cuento con el recurso para surtirlo en farmacias particulares”.

Los derechohabientes del IMSS en la entidad potosina, así como en todo el país, además de las enfermedades, padecen el desabasto de medicamentos. De acuerdo con su experiencia y con lo observado en otros pacientes, el servicio farmacéutico de esta institución siempre ha sido deficiente; pero en los últimos cuatro años ha empeorado mucho, consideración en la que coincide un estudio de opinión que detectó que, si bien en 2004, el 37 por ciento de los encuestados catalogó como “mala” la distribución de medicamentos; en 2019, las opiniones negativas sobre este sistema provinieron del 62 por ciento de los consultados.

 

IMSS potosino, en peligro

En San Luis Potosí hay dos millones 822 mil 255 habitantes, de los cuales un millón 116 mil 471 están afiliados a los servicios de salud del IMSS. Según la plantilla de la Subdirección de Recursos Humanos, el instituto en el estado dispone de 679 médicos generales, 683 médicos especialistas y mil 952 enfermeras.

La cobertura de personal de salud frente a pacientes en 2018 en el estado era de 0.60 médicos generales, 0.61 médicos especialistas y 1.74 enfermeras por cada mil habitantes. Pero últimamente, el aumento en el número de derechohabientes no ha sido proporcional a la contratación de médicos y enfermeras; y esa correlación se ha modificado.

Hoy existe un déficit de personal médico, y esto se nota en la atención clínica y ambulatoria tardía. Actualmente, un médico especialista, aun si es de la rama quirúrgica, atiende pacientes de consulta externa y hace visitas de revisión médica en hospitales. Todo esto resulta en un detrimento tanto de las consultas externas como de la atención quirúrgica a pacientes con padecimientos no complicados.

La capacidad de las unidades médicas está rebasada; y se requiere contratar personal médico y de enfermería para atender la demanda de los pacientes. En este momento, el IMSS-SLP tiene 852 camas censables, es decir, menos de una cama por cada mil habitantes. Esta situación conlleva a que el gobierno aumente el número de camas para atender a la población pues, a la fecha, todos los hospitales generales y de especialidades presentan una ocupación por arriba del 85 por ciento.

 

 

Esta solución es urgente porque, en los últimos años, aumentaron padecimientos serios como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedades cardiacas, renales y cerebrovasculares, así como los cánceres cervicouterino y mamario, que pueden ser atacados oportunamente mediante la detección temprana de los niveles de colesterol y triglicéridos, con personal médico capacitado y laboratorios químicos, respectivamente.

Además de la falta de cobertura médica necesaria y de la dotación del paquete básico de medicamentos, en San Luis Potosí se resiente la carencia de unidades médicas en la población que no recibe atención sanitaria del IMSS, el Instituto de Seguridad Social y Salud de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y la Secretaría de Salud (SS).

La pandemia de Covid-19 acentuó el problema, ya que los contagios y el confinamiento sanitario evidenciaron la falta de insumos básicos como cubrebocas, guantes, equipo de protección, además de los tanques de oxígeno, respiradores y camillas de hospital que escasearon notoriamente.

Para comprobar esto basta con asistir a las cinco de la mañana a cualquier UMF del IMSS de la capital potosina para solicitar una consulta médica, como deben hacerlo los pacientes de la clínica número 47, que deben madrugar desde las cuatro, tres o dos de la mañana, con el riesgo de que si no alcanzan ficha, deberán volver a sus casas para atenderse con remedios caseros o recurrir a consultorios privados donde la atención oscila entre 250 y 600 pesos.

Pero si tienen fortuna y logran conseguir la consulta, después de ésta deberán enfrentar otro riesgo: que en la farmacia de la clínica no haya el medicamento recetado y deban acudir a otras UMF, esperar varios días hasta que lleguen o, si el problema sanitario es urgente, comprarlas en establecimientos privados.

 

 

“Una vez que logramos ser atendidos, el médico nos da la receta; pero cuando vamos a surtirla a la farmacia de la clínica, no cuentan con los medicamentos; solo nos dicen que no tienen fecha para que los surtan y que compremos los medicamentos. Esta situación ha sido constante por lo que nos preocupa lo que está pasando con el IMSS; pues no es la única clínica con este problema de abastecimiento de medicamentos. Las clínicas 45, 50, 51, entre otras tantas ubicadas en la zona Metropolitana del estado, se encuentran en las mismas condiciones”, denuncia Roberto Hernández.

 

La atención es mala

Los pacientes también se quejan de que los hospitales no cuentan con el equipo necesario para atender a los enfermos. En la clínica 50 del IMSS, que dispone de un área de urgencias y especialidades, son constantes los reclamos. “Soy derechohabiente y vengo desde el municipio de Tamazunchale. Me mandaron a la clínica 50 porque en el municipio no cuentan con el equipo necesario para realizarme los estudios y menos con especialidades. Llegué a las seis de la mañana, tengo cita para que me realicen unas radiografías del tórax; a las nueve de la mañana me informaron que probablemente no me atenderían porque no había personal en el área de rayos X, que esperara para ver si llegaba el encargado de radiología. Llegó a las 11 de la mañana y me dijo que tenían mucha gente por delante y no había suficiente equipo ni personal para atender a los citados, que me esperara hasta las dos de la tarde para checar si había algún lugar disponible. Me esperé; y llegada la hora me informaron que no había lugar, que tenía que reprogramar mis estudios y la cita con el médico”, denunció el señor Román Téllez, habitante de la comunidad de San Francisco.

Pero a las deficiencias técnicas y médicas del hospital se suma la mala atención del personal que labora en la institución. Don Román lamentó, después de la grosera actitud del radiólogo: “me dirigí a buscar una solución a la subdirección, y cuál fue mi sorpresa: no era el único con el mismo problema, había otros pacientes que les había ocurrido la misma situación, incluso de otras áreas, citados desde las siete de la mañana y que aún no podían ser atendidos”.

Cuando llegó a la subdirección médica le indicaron que el titular estaba en junta y que no podía atenderlo; le ofrecieron que los esperara y les tomó la palabra. Pero el encargado salió de su junta después de mucho tiempo y no atendió las demandas de los derechohabientes. Frente a tal situación, solicitaron la presencia de la directora del hospital, la doctora Aurora Donají Peña Ramírez; pero les informaron que estaba en reunión, que no le era posible atenderlos.

 

 

En aquella ocasión, él y otros pacientes esperaron hasta las seis de la tarde; y solo les mandó a decir que no se efectuarían los estudios porque no había personal ni equipo suficiente; además de que ya era muy tarde. “Viajé casi siete horas para llegar a recibir la atención con previa cita, más 12 horas de espera para que después de un ir y venir solo me dijeran que venga otro día”, reclamó molesto. Don Ramón advirtió que pondría una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de San Luis Potosí.

Aproximadamente 10 pacientes más se encontraron en situación similar; otros se quejaron de que la cita con su médico no concordó con la realización de sus estudios. “Primero dan la cita con el médico especialista y después la cita para realizar los estudios, ¿entonces qué le vamos a llevar al doctor? Necesita checar los resultados para poder valorar y seguir un tratamiento. Hay mucho descontrol en la clínica, no hay personal, no hay equipo. Mi paciente tiene 58 años de edad, es del área de oncología, utiliza silla de ruedas y hemos esperado por horas sin que les importe si se siente mal. Además es muy difícil transportarla para que salgan con que tenemos que venir nuevamente. Aquí claramente hay una violación a los derechos humanos”, denunció el familiar de la derechohabiente afectada.

Esto sucede casi a diario en las consultas externas, la atención especializada, en el laboratorio, incluso en el área de urgencias donde decenas de pacientes esperan ser atendidos por un médico. “Los tienen con bata y ya canalizados sentados en la sala de espera, algunos quejándose por el dolor constante, camillas llenas y poco personal médico”.

Los afectados exigen a las autoridades que haya servicio de especialidades y laboratorio de rayos X en todas las unidades médicas de los municipios con mayor densidad de población para que las personas de recursos limitados no deban trasladarse a la capital para recibir atención especializada.

 

Recortes al Sector Salud

El Gobierno Federal recortó el presupuesto de la SS en 2022 y, en contraste, envió más de 20 mil millones de pesos (mdp) a la Secretaría de Turismo, que está encargada de la construcción del Tren Maya, obra prioritaria para el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Se aprobó un gasto de 83 mil 17 mdp a la SS para este año; pero seis meses después, no obstante la emergencia de una nueva ola de Covid-19 en el verano, el Gobierno le recortó 16 mil 46 mdp, equivalentes al 6.4 por ciento del gasto programable, según el Segundo Informe Trimestral de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Las causas de estos recortes, según la SHCP, fueron “menores erogaciones para atención a la salud; al Programa de Vacunación; para las actividades de apoyo administrativo; y sin recursos ejercidos para fortalecimiento de los servicios estatales de salud”.

El IMSS existe desde 1943; y desde entonces ha brindado atención médica a seis de cada 10 habitantes, razón por la que es considerada la institución de salud más importante del país; a pesar de ello, la institución ha sido descuidada, sufre un severo rezago en infraestructura; ya no se invierte en el equipamiento de sus hospitales, unidades familiares y clínicas de primer, segundo y tercer nivel, que operan con equipos e instrumental médico arcaico y que ya cumplió su vida útil, lo que pone en riesgo la atención y la salud de los pacientes. Al cierre de 2021, de los 130 millones 262 mil 220 de mexicanos, 71.6 millones eran derechohabientes del IMSS.

 

 

Según el diagnóstico del propio instituto, elaborado en noviembre de 2019, “si se recorre el territorio nacional, los problemas asociados al equipo médico son comunes en unidades médicas e instituciones de atención a la salud, si bien varían en escala de severidad; pero con problemas como baja calidad en la prestación de los servicios de salud, ocasionada por falta de disponibilidad de equipos médicos involucrados en el diagnóstico y tratamiento del paciente, a causa de no contar con insumos, funcionar inapropiadamente o estar fuera de operación por descompostura o sobreuso”, puntualizó.

En relación con la infraestructura mobiliaria, el IMSS identificó la existencia de equipo médico e instrumental quirúrgico estropeado y en algunos casos, vetustos, pues han rebasado su vida útil, lo que trunca diagnósticos y tratamientos, imposibilita el acceso a un mejor tratamiento y deteriora el estado de salud de los pacientes.

El IMSS ha recibido incluso observaciones de autoridades sanitarias como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la Comisión de Vigilancia del organismo, quejas de derechohabientes, del personal institucional y del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS).

El IMSS calcula que el promedio de antigüedad de los equipos es de 35 años, en los del primer nivel; y de 36 años en los del segundo y tercero; y considera que “cuando un equipo médico no está disponible para un diagnóstico, tratamiento, procedimiento, ya sea a consecuencia de falta de insumos, refacciones o de mantenimiento, se compromete la prestación de servicios a la población, produciéndose retrasos en citas y cirugías, entre otros”.

A finales de 2019 se calculó que el déficit en las inversiones para equipos e instrumentos médicos fue de 18 mil 611 mdp, el cual impidió la adquisición de 201 mil artículos. En ese año, el instituto operó con mil 516 unidades de primer nivel, de las cuales mil 97 correspondieron a UMF y 419 Unidades Auxiliares de Medicina Familiar.

En el segundo nivel, el inventario arrojó 248 unidades, de las cuales 113 eran hospitales de medicina familiar, siete hospitales con Unidades Médicas de Atención Ambulatoria (UMAA), 126 hospitales y dos Unidades de apoyo a la atención médica. En el tercer nivel se reportaron 36 unidades, de las cuales 23 son Unidades Médicas de Alta Especialidad, 11 complementarias y dos de apoyo a la atención. El IMSS reconoció que la falta de suministro de equipo médico o reemplazo por el mal estado repercute en la salud de derechohabientes y en sus finanzas.

En 2019, cuando Germán Martínez Cázares renunció a la dirección general del IMSS, la carta de 11 páginas con que el funcionario presentó su dimisión abundó en que los severos recortes al presupuesto del Sector Salud imposibilitaban que el IMSS operara adecuadamente; y que la “austeridad” que tanto pregona el Presidente había acentuado el desabasto de medicamentos.

El exfuncionario federal escribió también en su carta que “… el IMSS Bienestar que otorga medicamentos y consultas gratuitas a personas sin seguridad social, tiene menos recursos que el último año del gobierno anterior”.

Además, en ese mismo periodo, la SHCP bloqueó más de 794 mdp del presupuesto asignado a 26 institutos, hospitales y centros de alta especialidad; redujo en 30 por ciento los gastos operativos respecto a los montos aprobados y en 50 por ciento los relativos a servicios personales; inclusive advirtió que el sistema de salud se encuentra en colapso debido al despido de numerosos trabajadores.

El desabasto de medicamento llegó al cuadro básico; de manera que, en nueve estados de la República, entre ellos SLP, escasearon inmediatamente antirretrovirales y oncológicos. Los hospitales no se dan abasto para atender a pacientes que ingresan diariamente ni cuentan con las camillas necesarias para todos.

Sin embargo, el Presidente puso sus intereses particulares por encima de la salud al destinar 350 mdp para promover el beisbol, cifra equivalente a 44 por ciento de lo que la SHCP bloqueó a los hospitales.

México es el país que menos gasta en salud entre los 36 Estados que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); pues solo destina 2.8 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), en contraste al promedio del 6.6 por ciento de los otros países.


Escrito por Érika Herrera

REPORTERA


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