Cargando, por favor espere...
Violentas manifestaciones callejeras han sacudido Tiflis, capital de Georgia, este año, particularmente en las últimas semanas. La exrepública soviética euroasiática del Cáucaso sur, en la costa Este del mar Negro (donde se encontraba la célebre Cólquide, lugar de conocidos mitos griegos), es un pequeño país con una población de apenas 3.7 millones de habitantes. Caída la URSS, y a instancias de Occidente, Georgia inició gestiones de incorporación a la Unión Europea (UE). Pero ha ocurrido un cambio en el sentir de los georgianos, un despertar que les lleva a advertir el peligro de semejante paso, o al menos de apresurarlo. Este viraje político se ha manifestado en el cambio de partido en el poder, pasando de uno proeuropeo a otro independiente, esto como resultado del voto popular.
Como antecedente y evidencia de la penetración imperialista en Georgia, sirvan algunas referencias. En 2018 fue elegida presidenta por seis años Salomé Zurabishvili, en cuya biografía en Internet destacan datos muy relevantes para entender la actual situación política. Zurabishvili es ciudadana de nacionalidad francesa y georgiana (descendiente de emigrados georgianos, nació en París en 1952). Hizo carrera diplomática en el gobierno francés: desde 1974 ocupó cargos de representación en las embajadas de Francia en Roma y Naciones Unidas; fue primera secretaria de la embajada en Washington, también en la representación en la OTAN y la UE; en fin, su biografía indica que fue coordinadora del “Consejo de Expertos” de sanciones contra Irán. Viajó por primera vez a Georgia en 1986, donde luego sería embajadora de Francia, y finalmente elegida presidenta en 2018. Todo ello explica su beligerante política de integración de Georgia a Europa, evidencia los intereses que actúan atrás de ella y por qué ha venido vetando reformas orientadas a la independencia de la nación caucásica.
Pero como decimos antes, el ánimo de los georgianos ha cambiado. Ya no ven con tanto entusiasmo, ni de manera mayoritaria, su ingreso a la UE. Este viraje se pone de relieve en los cambios políticos registrados, sobre todo desde inicios de este año. El sistema político georgiano incluye, aparte del presidente como jefe de Estado, un primer ministro como jefe de gobierno. Para este cargo fue elegido en febrero pasado Irakli Kobajidze, a quien Occidente y sus testaferros georgianos acusan de “prorruso y aliado de Putin”; y para consolidar su liderazgo, fue ratificado con el triunfo de su partido, “Sueño Georgiano”, en las elecciones del 26 de octubre (obtuvo 54 por ciento de los sufragios), donde quedaron en minoría los partidarios de la actual presidenta, quien abiertamente desconoce los resultados, al igual que hacen Estados Unidos y Europa.
Con un nuevo y soberano liderazgo, este 28 de noviembre el Parlamento suspendió el proceso de incorporación a la UE, y acordó posponer hasta 2028 el reinicio de la solicitud. Acusó a los políticos de la UE de chantajear a Georgia y querer arrastrar al país a la guerra de Ucrania (en febrero se habían encontrado en territorio de Georgia explosivos ucranianos con destino a Rusia). Irakli Kobajidze declaró, el seis de febrero pasado: “Esto confirma una vez más lo que, en principio, los altos funcionarios del gobierno ucraniano dijeron abiertamente que querían y probablemente todavía quieren: un segundo frente en nuestro país” (Reuters). Finalmente rechazó toda subvención económica de la Unión de aquí al año 2028. Todo esto desató la ira de los paniaguados de la UE, que organizaron motines y barricadas e intentaron tomar por asalto el edificio del Parlamento, a cuyo interior arrojaron bombas molotov. Se enfrentaron con la policía, resultando herido más de un centenar de agentes del orden. En una palabra, esas acciones van encaminadas a poner en marcha una Revolución Naranja tipo ucraniano, con miras a otro Euromaidán.
Ya antes, en mayo pasado, el Parlamento georgiano había aprobado la “Ley sobre agentes extranjeros”, que regula a las ONG en el país. “Un día antes de la aprobación parlamentaria, Kobakhidze advirtió que, si se daba marcha atrás al proyecto, Georgia perdería soberanía y ‘compartiría fácilmente el destino de Ucrania’ (…) Nikoloz Samkharadze, diputado de Sueño Georgiano que votó a favor de la ley, explicó la postura del partido gobernante a favor de la normativa en una entrevista con la BBC. Alegó que ‘hay 25,000 ONG registradas en Georgia y el 95% de su financiación viene del extranjero, y lamentablemente hay un vacío en la legislación que no obliga a estas organizaciones a hacer públicos sus ingresos y sus gastos” (BBC News, 15 de mayo de 2024).
Y hay razón en la medida. Gran número de ONG a nivel mundial son fachadas tras las cuales se ocultan dependencias del gobierno americano, su verdadera fuente de financiamiento y, por tanto, de orientación política; pero se presentan como organismos inocentes, filantrópicos, ambientalistas, piadosos, movidos sólo por amor a la naturaleza, a los animales, a los seres humanos en desgracia, a minorías reprimidas, etc. Pero en el fondo, muchas de ellas son organismos netamente políticos de penetración imperialista en países pobres, parte del engranaje de control ideológico y que sirven para canalizar cuantiosos recursos para actividades en favor del imperio.
Pues bien, en mayo el Parlamento les pidió transparentar su financiamiento. Acordó que todo partido, ONG o medio de comunicación que reciba más de 20 por ciento de financiamiento extranjero será considerado entidad al servicio del extranjero. La ley exige sencillamente que declaren públicamente la procedencia de sus recursos, medida de elemental soberanía a la que cualquier gobierno tiene derecho. Al respecto, el primer ministro ha señalado que: “80 por ciento de esos ingresos no son transparentes y pueden utilizarse para desestabilizar la situación de cara a las elecciones parlamentarias”. Se trata, pues, de una acción de elemental soberanía. En Estados Unidos existe incluso una legislación similar, y nadie la cuestiona.
El acuerdo desató violentas protestas de las mencionadas ONG y los georgianos proeuropeos y proestadounidenses. Entre sus argumentos aducían que ¡en 2012 Rusia promulgó una ley similar!, con la cual encuentran “similitudes”. Incluso a la de Georgia, para descalificarla, la llaman “Ley Rusa”. No fue casual que la víspera de la votación en el Parlamento arribara a Tiflis el subsecretario de Estado de EE. UU. para Asuntos de Europa y Eurasia, James O’Brien, para ofrecer amplias facilidades para que Georgia se incorpore sin dificultad a la UE (el corral de los países de la región) y a la OTAN. Declaró que la ley en cuestión “socava la democracia” y choca con “los valores de Occidente” y “las normas de la Unión Europea”. Y advirtió que si Georgia se empeñaba en sostenerla… “se haría acreedora a sanciones”. El secretario de Estado, Antony Blinken, refrendó las declaraciones de su subordinado y en agosto se aplicaban las primeras sanciones. El consabido esquema de castigos.
Concluido ya el periodo de seis años de la actual presidenta, por mandato constitucional habrá elecciones presidenciales este sábado 14 de diciembre. De acuerdo con la ley, como parte del Colegio Electoral, el Parlamento debe intervenir; pero como éste surgió de las elecciones de octubre, rechazadas por la presidenta, ésta niega validez al Colegio Electoral, rechaza de antemano su resolución y declara que permanecerá en el cargo hasta que haya nuevas elecciones parlamentarias que a ella le convenzan. A través de su persona, Estados Unidos y la UE imponen por la fuerza un gobernante a los georgianos. Un atropello más a un país pequeño y débil.
Ante su inminente derrota en Ucrania, Estados Unidos y la OTAN están buscando abrir otros frentes políticos y militares contra Rusia, y Georgia ha sido trabajada para convertirla en un nuevo ariete. Y si bien en un inicio esa política encontró terreno fértil, con el tiempo parece estar ocurriendo un despertar del pueblo georgiano, manifiesto en su posición en las urnas, en apoyo, aunque todavía limitadamente, a una política patriótica que reivindica la soberanía nacional frente al avasallamiento que Occidente pretende imponerle.
Nota: en próximas colaboraciones abordaré otros casos de países de Europa y Medio Oriente donde se libra la lucha entre los pueblos y el imperio.
La RAND-Corporation, en su documento "Sobreextender y desequilibrar a Rusia. Evaluando el impacto de opciones y sus costos", promueve en un apartado cómo manipular la mente de la ciudadanía rusa para que esté en contra de su gobierno.
La información que llega al público permite concluir que no. Esto a pesar de que EEUU cuenta con las fuerzas de guerra más poderosas y uno de los arsenales nucleares más grandes del mundo.
La Comunidad Rusa en México llamó a los mexicanos a mantener la neutralidad y revisar con cautela todas las noticias que se les presentan por los distintos medios de comunicación.
El 19 de marzo se llevará a cabo un canje de 350 prisioneros de guerra con Ucrania.
Vladimir Putin afirmó que Occidente no puede ofrecer su modelo de futuro mientras que hoy se está formando una alternativa al mundo unipolar existente, un orden mundial más justo y socialmente orientado.
“Estamos cerca de crear lo que se llama oncovacunas, vacunas contra el cáncer y medicamentos inmunomoduladores de nueva generación", afirmó el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Parte del pensamiento geopolítico occidental está atravesado por un interés básico: controlar Eurasia.
La crítica se produjo luego de que el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump confirmara el envío de misiles Patriot.
Con la pandemia, pues, cruje por todos lados el modelo económico, heredado de los anteriores y empeorado en el actual, que nos exhibe indefensos ante la avalancha que tenemos ya encima.
El líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, aparecerá en la calle del mismo nombre en el distrito Sokol, a finales de este mes
La tasa de crecimiento de la remuneración del trabajo en Rusia debe mantenerse y así lograr una economía de salarios elevados a fines de esta década, declaró Vladimir Putin
Mientras la realidad muestra a miles de migrantes padeciendo frío y siendo atacados con gas lacrimógeno por las fuerzas polacas, tras bambalinas, Washington atiza una campaña contra Moscú para distraer al mundo de su juego sucio en el este europeo.
El pacto estableció un arancel estadounidense del 55 por ciento sobre productos chinos y una tarifa del 10 por ciento impuesta por Pekín a bienes de EE.UU.
Biden espera provocar una respuesta bélica de gran intensidad de Moscú y así lograr su reelección en noviembre de este año.
La idea de los sóviets como principio político es “patrimonio de todo el proletariado internacional”. La caída de la URSS no significa su caducidad.
La 4T “rediseña” planes de “prepas”: SEP presenta nuevo proyecto
México, el país donde más se trabaja y menos se produce
En México, niñas indígenas son obligadas a ser madres
La 4T cerró planta de mosca estéril en Chiapas: resurge el gusano barrenador
México vive una “transición autoritaria”: Lorenzo Córdova
México incrementa 33.5% de impuestos para importaciones por paquetería
Escrito por Abel Pérez Zamorano
Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.