Faltan nueve meses para las elecciones del Estado de México, el más grande e importante según los especialistas. Estos comicios son considerados el preámbulo de lo que se vendrá en la elección presidencial de 2024. Los partidos políticos han comenzado a mover sus piezas; algunos buscan favores y fraguan alianzas, mientras los que se consideran más fuertes impulsan vendettas. La moneda está en el aire.

El Edomex ha sido gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante 93 años, pero en las elecciones de 2017 se tambaleó su hegemonía ante el embate de Morena y las dificultades que la última administración estatal ha tenido que gobernar a la entidad más poblada de México; ya que cuenta con 16.9 millones de habitantes, de los cuales 12 millones 391 mil 250 son electores, según la lista nominal del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM). Este número representa el 13 por ciento de los electores en todo el país.

La contienda se anticipa reñida entre dos coaliciones, una conformada por Morena y sus aliados del  Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT); y la alianza Va por México, integrada por el debilitado PRI y los partidos Acción Nacional (PAN), y de la Revolución Democrática (PRD).

En la elección anterior, el hoy gobernador, Alfredo Del Mazo, quedó a solo 169 mil votos por arriba de su contrincante más cercana, Delfina Gómez, quien será nuevamente la candidata de unidad de Morena a la gubernatura. En 2017, Del Mazo obtuvo dos millones 40 mil votos (34.7 por ciento), mientras que la maestra de Texcoco sumó un millón 871 mil sufragios (31.8 por ciento).

Ahora, las encuestas favorecen a Delfina Gómez. En su más reciente publicación, la encuestadora Massive Caller reportó que el 38.7 por ciento de los mexiquenses se inclina hacia Morena, mientras que el 34.9 por ciento tiende hacia la coalición Va por México. Por otra parte, un sondeo de la empresa Mendoza Blanco y Asociados reveló que Morena tiene el 36.3 por ciento de las preferencias; mientras que Covarrubias y Asociados registró el 38 por ciento de la intención del voto.

El PRI reúne 17.6 por ciento de éstas, según Mendoza Blanco, y el 18.5 por ciento, según Covarrubias y Asociados. El PAN cuenta con 8.3 solamente y el 8.7 por ciento, de acuerdo con las mismas encuestas.

Sin embargo, los resultados obtenidos en 2017 por el PAN y el PRD ─1.7 millones de votos, es decir, el 30 por ciento de la preferencia electoral─ podrían otorgar a Va por México mayor competencia contra Morena. El problema, desde el enfoque de los especialistas, es que la alianza en el Edomex y a nivel nacional se tambalea, precisamente por las vacilaciones del PRI, cuya actual directiva nacional propuso una reforma constitucional para extender hasta 2028 las tareas de seguridad pública del Ejército, iniciativa considerada por ambos partidos como una traición a Va por México.

La traición del PRI

El 22 de diciembre de 2020, las direcciones del PRI, PAN y PRD anunciaron la conformación de la coalición Va por México para participar juntos en las elecciones federales de 2021 y renovar la Cámara de Diputados.

La alianza se enfrentaría a los candidatos del Presidente y su partido Morena. También buscaría convertirse en “un contrapeso” en el Congreso de la Unión ante sus iniciativas de reforma constitucional y leyes reglamentarias, además de los proyectos de los presupuestos de Ingresos y Egresos de la Federación; y velaría por la conservación de los organismos autónomos, entre ellos el Instituto Nacional Electoral (INE).

La alianza logró sus objetivos parcialmente, pues la LXV Legislatura quedó conformada por 199 diputados federales de Va por México, mientras que la coalición de Morena, PVEM y PT logró 276 curules. Sin embargo, para que Morena y sus aliados puedan modificar la Constitución necesitan mayoría calificada, es decir, ser aprobadas por las dos terceras partes de los diputados, 334 votos (66.8 por ciento) de un total de 500. Vistas así las cosas, Va por México tampoco puede reformar la Constitución, pero sí puede bloquear las reformas constitucionales del Presidente.

Dos años después, el nueve de junio de 2022, la triada opositora presentó una Moratoria Constitucional con la que advirtió que no aprobaría reformas constitucionales; pues en palabras de los firmantes, el Presidente y sus aliados han incurrido en violaciones sistemáticas a las leyes reglamentarias y a la Constitución.

 “El gobierno de Morena se ha dedicado a atacar y destruir programas, solo por capricho autoritario. Hoy, la coalición Va por México firmó el acuerdo de #MoratoriaConstitucional, con la que hacemos un llamado a la sociedad para juntos defender a nuestra Constitución”, publicó en su cuenta de Twitter el líder nacional del PAN, Marko Cortés.

En la misma red, Jesús Zambrano, cabeza nacional del PRD, confirmó: “En nuestro pronunciamiento de moratoria constitucional acordamos que no aprobaremos cualquier iniciativa de reforma y modificación a la Constitución e impediremos reformas dañinas, como la que busca desaparecer al #INE. ¡No pasarán! A la coalición no la van a dividir”.

Por su parte, Alejandro Moreno, el líder priista, escribió. “En respuesta a la petición ciudadana, los partidos que conformamos la coalición #VaPorMéxico hemos firmado la #MoratoriaConstitucional, para no aprobar ninguna iniciativa de reforma planteada por Morena y sus aliados”. Sin embargo, dos meses después, el PRI dio marcha atrás con respecto a este proyecto.

En un revés poco sutil, la diputada priista Yolanda Torre presentó, el dos de septiembre, la iniciativa de reforma constitucional para extender de cinco a nueve años la permanencia en las calles de las fuerzas armadas. La iniciativa levantó sospechas pues se presentó solo tres semanas después de que el Presidente insinuara en su conferencia mañanera que el Ejército debería permanecer en las calles más tiempo, y no hasta 2024 como lo establece la ley.

Para analistas políticos y periodistas, esta iniciativa significa que negoció con el tricolor para salvar a su líder nacional de “la persecución política” de Morena y de las investigaciones de la Fiscalía General de Campeche (FGE), impulsadas por su adversaria, la gobernadora morenista Layda Sansores.

“Meses ha ya que todo el país sabe que el líder nacional priista es un cadáver político. Se sabía igualmente que por estar insepulto, porque panistas y perredistas no se deshicieron debidamente de él, Alito sería un peso muerto, un costo en la imagen, en las encuestas y en las posibilidades de la alianza opositora. Así que a pocos debería sorprender que finalmente le debamos el desmoronamiento de la coalición que quiso enfrentar al Presidente. Alito hizo lo que mejor sabe. Vio por él y solo por él. No le importó México, ni la oposición, ni su partido. Acorralado y amenazado por un régimen que sí cumple sus amagos de encarcelamiento, Alejandro Moreno rompió el pacto opositor, pisoteó sus palabras y bebió con buena cara y verborrea intacta el cáliz que le ofreció el régimen”, escribió el periodista Salvador Camarena en su columna La sabatina del diario El País.

Por su parte, Salvador García Soto, autor de la columna Serpientes y escaleras, escribió: “A estas alturas se ve ya muy difícil que el líder priista pueda negar lo que ya es evidente: que llegó a un entendimiento con Morena y con la 4T, y que traicionó su palabra –si es que alguna vez la tuvo– y los acuerdos de moratoria constitucional que él mismo propuso y anunció con el PAN y el PRD, a cambio de algún tipo de trato político-judicial para frenar la persecución en su contra instrumentada desde el Gobierno Federal y ejecutada por la desparpajada gobernadora Layda Sansores y su fiscal expeñista, Renato Sales Heredia. Para decirlo claro, Alito pasó del a mí no me van a callar, solo que me maten y el Presidente no logrará dividir a la oposición, a cuadrarse ante AMLO y seguir su consejo de divorciarse políticamente de sus aliados de la oposición”.

Ante la oleada de críticas en este sentido, el líder priista ofreció una conferencia de prensa cinco días después de presentada la iniciativa. “Esta propuesta no es un cheque en blanco, ni le estamos haciendo el trabajo al Gobierno Federal, ésta es una decisión que tomamos por México, porque ya va siendo hora de que las decisiones en este país se tomen pensando en los mexicanos y no por intereses personales, ni de grupo, ni de partido político”, declaró Moreno.

Los coqueteos y vacilaciones

Por estas vacilaciones, la alianza opositora en el Edomex se ve frágil. Cuestionado por la prensa durante el quinto informe del gobernador Alfredo del Mazo, Jesús Zambrano declaró que hay posibilidades de que el PAN y el Sol Azteca vayan como alianza opositora sin el PRI para las elecciones federales. También reveló que en lo tocante a esta entidad “existe la posibilidad abierta de que con las fuerzas locales (priistas) se construya un acuerdo aliancista”.

Ocho días después, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, sostuvo una postura totalmente opuesta a la de Zambrano. En rueda de prensa informó que el diálogo con el PRI para ir en conjunto a las elecciones del Edomex y de Coahuila estaba suspendido, pues existe una ruptura “temporal” de la coalición.

“No hay confianza y no hay diálogo con la dirigencia nacional del PRI porque deshonraron su palabra y porque no acataron el mandato popular de las urnas en 2021 de cuidar y defender a México, que expresamente dice que se evitaría que continuara la militarización”, declaró.

Cortés anunció que el PAN esperaría hasta la resolución del Senado sobre el periodo en que las fuerzas armadas ejercerían labores de seguridad pública y, posterior a ello, decidiría sobre sus alianzas en Coahuila y en el Edomex. Lo mismo confirmó el diputado y aspirante a candidato por la gubernatura del Edomex, el diputado panista Enrique Vargas del Villar: “No hay pláticas a nivel local, está fracturada ahorita, está empantanada (…), no hay un diálogo con su dirigencia (PRI), con su presidente nacional”, reveló durante una entrevista con medios locales el pasado 22 de septiembre.

Mientras esto sucede, el PT, actual aliado de Morena, “le hace ojitos” a los militantes del Sol Azteca. El 30 de agosto, los líderes locales del PT y del PRD se reunieron en un restaurante para “dialogar sobre los gobiernos de coalición”. En su cuenta de Facebook, Norberto Morales Poblete, líder del PT en el Edomex, compartió una imagen, en la que se observa a los petistas Óscar González Yáñez, Joel Cruz Canseco y Ana Yurixi Leyva Piñón en la mesa de Omar Ortega, la propuesta del PRD para competir por la gubernatura del Edomex, y su dirigente estatal, Agustín Barrera Soriano. El pie de foto afirma: “Compartiendo opiniones. Las coincidencias nos unen. Gobiernos de coalición”.

El ocho de septiembre, los grupos parlamentarios del PRD, PVEM y PT en el Congreso mexiquense anunciaron que formarían un bloque legislativo para buscar la aprobación de los gobiernos de coalición en el Edomex. Ante el cuestionamiento de los medios, aclararon que serían las dirigencias estatales las que podrían determinar hacer una de tipo electoral para las elecciones hacia la gubernatura. Y es que en diversas ocasiones, Morales Poblete ha hecho pública su intención de convencer al PRD para hacer un frente entre izquierdas y sumarlos a la llamada “Cuarta Transformación” (4T).

Por lo pronto, el PAN y el PRD están a la espera de que el PRI defina quién es su mejor carta, si Alejandra del Moral o la diputada Ana Lilia Herrera. Una de ellas dos deberá enfrentarse al panista Enrique Vargas y al perredista Omar Ortega para definir entre las tres opciones la que representará a Va por México en la elección de la gubernatura del Edomex. No queda mucho tiempo, la fecha límite está marcada para principios de diciembre.

Morena saca ventaja 

En tanto que la triada opositora define su situación, el partido del Presidente busca sacar ventaja. En las elecciones locales de 2021, Va por México se impuso a Morena al ganarle 77 de los 124 municipios en disputa; mientras que éste y sus aliados ganaron en 30. Sin embargo, Morena ganó prácticamente todo el corredor del Oriente, el más poblado de la entidad, que tiene más votos rumbo a la elección estatal.

De los 10 municipios más poblados del Edomex (Ecatepec, Nezahualcóyotl, Toluca, Chimalhuacán, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, Ixtapaluca, Tecámac, Tultitlán y Nicolás Romero), siete son gobernados por Morena; y en ellos hay 2.8 millones de electores, el 23 por ciento del electorado estatal.

Por su parte, la alianza opositora solo tiene en su poder los municipios de Toluca, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli, una base electoral de 1.4 millones de electores, el 13 por ciento del electorado estatal. Para recuperar municipios como Ecatepec, Tultitlán, Tecámac, Chimalhuacán, Ixtapaluca y Nicolás Romero, de tradición priista hasta las elecciones de 2018 y 2021, la alianza Va por México tendrá que limar asperezas y ponerse a trabajar lo antes posible.